La casona donde se ubicaba hasta el pasado 16 de marzo la emblemática sala de conciertos y pub Cuasquías, en la cuesta de San Pedro, está en venta. Los actuales propietarios de un palacete construido en 1857 y que perteneció a la familia del marqués de Muni piden 6.300.000 euros por el edificio.

El cartel de Se vende lleva desde hace varios días colgado sobre el balcón de la casa sin que aún se haya quitado el letrero del pub Cuasquías, una referencia para los jóvenes y grupos musicales de la capital a partir de 1994 después de que a principios de los ochenta abriera sus puertas en Venegas.

El local, capitaneado por Toñín Barrera, echaba el cierre este pasado marzo con un concierto de despedida después de más de 30 años liderando casi la noche capitalina, ahogado por la crisis económica y por la evolución que ha experimentado el ocio entre las nuevas generaciones.

La casa, que se encuentra protegida en grado 3 por el Plan Especial de Protección y Reforma Interior (Pepri) de Triana y Vegueta, pertenece actualmente a los herederos de Rafael Rodríguez Valido y de Mariano Franchy, socios de la tienda y fábrica de muebles que se instaló en la casona anteriormente al Cuasquías. Todo el expediente sobre el edificio se encuentra en el Archivo Histórico Provincial.

El inmueble en venta cuenta con una superficie de 2.700 metros cuadrados distribuidos en dos plantas principales -la de calle y una superior-, planta baja y azotea, cuya entrada principal es la calle de San Pedro, aunque el edificio linda con la calle Lentini.

Las dimensiones del inmueble no son, sin embargo, las originarias ya que el palacete, que se construyó a mediados del siglo XIX, también tenía entrada por la calle Triana y se extendía por la propia cuesta de San Pedro hasta ocupar casi la actual manzana. En algún momento de su historia se dividió en tres partes, y dos de ellas fueron vendidas.

Los hermanos León y Castillo

El palacete perteneció a Luis León y Castillo de Olivares, segundo hijo del ingeniero teldense Juan León y Castillo (1834-1912), quien proyectó el puerto de La Luz para Las Palmas de Gran Canaria.

Luis León y Castillo fue el tercer marqués del Muni al heredar el título de su tío, el político Fernando León y Castillo y hermano de su padre al morir el hijo de éste sin descendencia así como el primogénito de Juan y a quien correspondía el título. Así lo explica el cronista oficial de Las Palmas de Gran Canaria, Juan José Laforet. "Lo que ya es una leyenda urbana es que la casa fuese construida por la compañía inglesa Swanston -adjudicataria de las obras en 1891- y cedida al técnico por su trabajo. Yo, al menos, no he encontrado ningún documento que lo demuestre".

En relación a si sobre el solar estuvo la antigua ermita de Los Remedios, otra de las historias que circulan sobre la citada casa, Laforet subrayó que sí que existió en el siglo XVI una ermita con ese nombre en las cercanías del Metropol, pero no en el emplazamiento del palacete.

La ermita contaba con una capilla dedicada a San Pedro y, curiosamente, la entrada principal al palacete está sita en la calle San Pedro. Perpendicular a la misma está, además, la calle de Los Remedios.

Laforet indica que la imagen del santo se trasladó al convento que existía entonces en el lugar que hoy ocupa el Gabinete Literario y que, tras la desamortización de Mendizábal, pasó definitivamente a la parroquia de San Francisco, donde se custodia. Hoy en día es una de las "imágenes más antiguas de la ciudad" y sale en procesión con el Jesús de la Humildad y la Paciencia. "Es probable que utilizaran algún muro de aquella ermita en la construcción del palacete ", apunta.

En sus más de 150 años de historia, la casa ha ido pasando de mano en mano a los herederos de Luis León y Castillo de Olivares hasta prácticamente la mitad del siglo XX, que fue comprada por los actuales propietarios. Según estos, en algún momento se llegó a interesar el conocido empresario Enrique Sarasola para levantar un establecimiento hotelero cuando estaba el Cuasquías en funcionamiento, pero el proyecto no llegó a fructificar.

El edificio necesitaría una importante reforma si fuera a convertirse en un hotel con encanto en el casco histórico de Triana, aunque no puede tocarse ni su fachada ni aumentar en altura ya que está bajo protección.

Respecto al interior, el viejo palacete mantiene gran parte de su estructura original, principalmente en el piso superior, a pesar de los cambios que se han efectuado en su larga historia. El propio espacio ocupado por los músicos en el pub Cuasquías se encontraba en el mismo patio canario del edificio, que aún mantiene las maderas en techos, ventanas y barandas.