No está permitido utilizar ningún dispositivo tecnológico, llámese calculadora, móvil u ordenador. Tan solo papel y lápiz, o en su defecto, bolígrafo. En esta ocasión, la mente es la clave del éxito. De esta manera, Juan Gabriel Alonso, alumno de primero de bachillerato del Atlantic School Garoé, se enfrentó a las pruebas de la XLIX Olimpiada Matemática Española, que tuvo lugar a principios de abril en la ciudad vasca de Bilbao. Este joven obtuvo una medalla de bronce entre un total de 77 estudiantes que intentaron subirse a este podio de cálculo nacional.

Con tan solo 17 años, Juan Gabriel ha vivido en menos de cuatro meses dos competiciones matemáticas: por un lado, la olimpiada autonómica, en la que resultó el primero. Este logro le reportó un pase directo a la convocatoria nacional, la cual tomó Bilbao como su sede oficial, donde se aglutinaron los pupilos que durante dos días se esmeraron en las dos sesiones programadas. El objetivo era dar con la solución a los problemas, pero la respuesta correcta no se hallaba con fórmulas, ni con el teorema de Pitágoras, sino con una idea feliz, es decir, "se te tiene que ocurrir, porque no sigue ningún procedimiento", señala Alonso. "Ahí estriba la dificultad de la prueba, donde no hay manera oficial de preparártelo y de ir seguro, ya que hay un componente de suerte", agrega.

De tres horas se componían las dos sesiones y seis eran los problemas que los estudiantes tenían que resolver. El alumno del Garoé admite la dificultad de la prueba, que a su vez le ha permitido vivir una experiencia cultural y social que recordará para siempre. "Visitamos el Museo Guggenheim y el Guernica, también vimos un partido de pelota vasca, que es impresionante", comenta. Pero de los primeros aspectos que destacó este estudiante fueron "la comida y los edificios con porte antiguo, donde está muy bien conseguida la integración de la zona verde en medio de la ciudad".

A Juan Gabriel le acompañaron otros dos estudiantes como representantes de Canarias -ambos procedentes de Tenerife- y dos profesores, uno de esta misma isla vecina y otro de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria.

Presentarse a la olimpiada no obligó a Alonso a realizar una preparación especial. "Yo procuraba dormir bien, aunque no se conseguía siempre porque estábamos todos juntos y dormíamos tarde", concreta. Estar relajado y no sentirse presionado eran factores esenciales. Y cómo no, también dedicaron tiempo al fútbol, ya que donde se hospedaban, en el Colegio Mayor Miguel de Unamuno, "nos dejaron ver el partido del Barça, porque tenían contratado el canal que lo retransmitía", sostiene.

Este brillante estudiante no portaba consigo ningún amuleto. Intentaba desconectar en los ratos libres, aunque algunos de sus enemigos dedicaron horas frente al ordenador en las noches previas a los exámenes para "mirar problemas de olimpiadas anteriores", asiente. "Se formaba un corrillo de gente para intentar dar con la solución y compartían ideas", verifica. Alguna vez se sumó a sus compañeros, pero considera que "es muy raro que te ayude un problema que hagas la noche anterior".

Entre las medallas que se otorgaron se repartieron seis de oro, 12 de plata y 18 de bronce. Juan Gabriel Alonso quedó en la vigésimo primera posición, o lo que es lo mismo, el tercero de los que conquistaron el bronce. En la entrega de premios se llevó la sorpresa cuando escuchó pronunciar su nombre por parte de la organización, la Real Sociedad Matemática Española (RSME), porque no esperaba llegar tan lejos.

Entre el resto de estudiantes que compitieron junto a él, hizo muy buenas migas con uno que procedía de Baleares. Además, Alonso se muestra confiado respecto a la idea de toparse con él y con otros compañeros en algún momento de su vida, ya sea como universitario o como trabajador. En cuanto al campeonato que se celebra en Canarias, que este año se desarrolló el pasado 11 de enero, este alumno del Garoé lamenta la escasa popularidad que tiene entre el alumnado y anima al resto de colegiales del Archipiélago a participar en futuras ediciones. "En la sala de examen éramos unas 20 personas", cree, mientras, "en Barcelona o en Madrid hacen fases previas donde se llenan las aulas". Él lo tiene claro y es que "los canarios también podemos triunfar en estos ámbitos".

El haber participado en el campeonato, ha provocado que Juan Gabriel se replantee sus estudios universitarios. Mientras antes se decantaba por cursar Física y Matemáticas, ahora sus preferencias se declinan hacia las ingenierías. Aún no tiene claro cuál de ellas realizará, pero será "algo más práctico, como Caminos o Aeronáutica", apostilla. Cuando se sometió a las pruebas nacionales, Alonso recibió un consejo de su profesor de Matemáticas: que disfrutase sin presión alguna. "A partir de aquí no hay pérdidas, hagas lo que hagas", asegura que le dijo para apoyarle. Su educador valoró que era un triunfo llegar hasta donde lo había hecho. El alumno de bachillerato sí sopesa ahora presión de cara a su posible participación en la próxima convocatoria debido al alto listón alcanzado. "Mi reto es intentar hacerlo mejor, y si no, estudiar una carrera potente para tener un trabajo que me permita implicarme en proyectos de mejora", concluye.