Confeccionaba el presupuesto a medida, guardaba el dinero en el cajón y borraba el rastro de la mercancía en el sistema informático para no ser descubierta por la empresa al emitir la factura final de la venta. El Juzgado de lo Penal número 2 de Las Palmas de Gran Canaria ha impuesto dos años de cárcel a una empleada de Construcciones Aguiar SL que engañó a una veintena de clientes durante dos años.

La juez Mónica Oliva ha condenado a Teresa de Jesús Henríquez Alonso como autora de un delito de apropiación indebida. La sentencia, que fue dictada el pasado 18 de abril, también castiga a la empleada con una multa de casi 2.000 euros y la obligación de pagar una indemnización de 19.000, cantidad que se corresponde con el dinero sustraído a la empresa durante enero de 2009 y mayo de 2010.

Y es que Teresa Henríquez, de 44 años, aceptó una sentencia de conformidad tras admitir la acusación formulada por la fiscal. Según los hechos probados, la trabajadora se apoderó en 2009 de 10.811 euros, mientras que en 2010 se quedó con unos 9.000 euros tras cerrar acuerdos de venta con seis clientes de la empresa, especializada en productos de baño.

Todo mediante un plan preconcebido con el que Henríquez se "aprovechó" de su puesto de vendedora para atentar contra el tráfico mercantil de la empresa, pues la acusada desarrolló un método para vender azulejos, mamparas y demás artículos de baño sin que la compañía se diera cuenta de que estaba apropiándose del dinero.

A modo de ejemplo, el 26 de abril de 2010 confeccionó un documento de reserva de unos azulejos por importe de 3.800 euros. La clienta le pagó ese mismo día 2.600 euros, pero la empleada, "con ánimo de enriquecerse", guardó el dinero "en el cajón de su mesa de trabajo". No se lo entregó a la encargada en los días posteriores, sino que, "para evitar ser descubierta", eliminó la reserva y elaboró un nuevo documento con fecha posterior sin hacer mención a la misma. Luego, el 18 de mayo, cuando la compradora abonó los 1.200 euros restantes, la trabajadora sustituyó la palabra reserva por factura, le entregó a la clienta el papel modificado y omitió sus datos personales. Para cerrar la operación, dos días después, emitió una factura que dejó a cero tras borrar los detalles de la mercancía.

Ese modus operandi lo repitió en todas las ventas fraudulentas, pues siempre cobraba un porcentaje para realizar la reserva y después manipulaba la factura final para tratar de pasar desapercibida. El dinero nunca lo entregaba a la cajera de la empresa, sino que iba a parar directamente a su patrimonio, incluso aplicaba como gancho determinados descuentos a los productos. En alguna ocasión llegó a entregar a los clientes un documento escrito de su puño y letra para dejar constancia del dinero recibido.

Tanto la Fiscalía como la acusación particular reclamaban una pena de tres años de cárcel al principio del juicio, pero rebajaron la petición de condena tras reconocer la acusada los hechos y aceptar una sentencia de conformidad. El caso se destapó en 2010, año en el que los responsables de Construcciones Aguiar se dieron cuenta del fraude y denunciaron los hechos en la Jefatura Superior de Policía de Canarias.