La peligrosa escalada de la pobreza

Los expertos no se ponen de acuerdo sobre la inminencia de un estallido social, pero critican la falta de respuesta de las administraciones frente al empobrecimiento de la gente

Teresa García

"Las sociedades aguantan situaciones extremas durante mucho tiempo, no hay más que fijarse en los países poco desarrollados que llevan decenios y siglos en condiciones muy desfavorables, y ahí siguen haciendo su vida", sostiene Aniano Hernández, profesor de Sociología de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC), quien se muestra escéptico en torno a la inminencia de un estallido social a causa del acelerado empobrecimiento que está sufriendo la sociedad canaria debido a la crisis y el paro.

Hernández no cree que "en el futuro inmediato, por peor que puedan ir las cosas, lleguemos a estallidos o revueltas", pero reconoce que "una vez alcanzado un determinado nivel de vida, la caída a estratos inferiores genera depresión, y en su caso, tensión y violencia". No obstante, considera que "la capacidad de aguante se convierte en una especie de adaptación, un proceso de supervivencia conservadora del orden social. Las instituciones sociales tienen un enorme poder de manipulación y de disuasión: los medios de comunicación, los partidos políticos, el fútbol, los centros educativos, los sindicatos, etcétera, confluyen hacia un consenso adaptativo que busca aplacar la tensión y la posible violencia, de los individuos y grupos peor parados de esta crisis crónica". Hernández advierte de que esta crisis no es "pasajera, ni fortuita ni local. Es una crisis del sistema global capitalista que tiene como actores principales a las grandes corporaciones empresariales y financieras, cuyo poder es mayor que el de los gobiernos". Son ellos", añade, "los que están justificando la reducción de los derechos sociales, los servicios públicos y los salarios". A su juicio, "esta situación no cambiará hasta que los ciudadanos empecemos a tomar las riendas, a participar en los problemas del día a día, a concienciarnos de que con inteligencia y movimiento podemos reequilibrar la balanza a favor nuestra".

Por su parte, el economista y presidente del Consejo Económico y Social, Fernando Redondo, ve muy preocupante la situación actual porque "no se trata sólo del problema de la alta tasa de paro, sino de que la reforma laboral está reduciendo de forma importante los salarios de los pocos que aún trabajan. Me preocupa enormemente que las administraciones, que son las que tienen que ayudar a resolver el hambre de la gente, miren para otro lado". Apunta, como otro dato preocupante, que "el ahorro de las familias en Canarias está prácticamente a cero. Nos estamos comiendo los ahorros y el aumento de la pobreza cada vez va a ser más exponencial, porque la existencia de menos dinero en las casas, significa que la red familiar cada vez tiene menos dinero para socorrer a los familiares en paro". En opinión de Redondo, "el estallido social no se va a dar porque la clase media tiene miedo y todavía tiene mucho que perder", aunque afirma que la situación de Canarias es explosiva porque "somos de las comunidades peor financiadas, la que tenemos más paro y, pese a ello, de las pocas que hemos cumplido con la reducción del déficit. Es necesario que el Estado tenga una mayor sensibilidad con Canarias, porque esto puede terminar mal. No puede ser que la gente siga sufriendo de esta manera".

En parecidos términos se pronuncia el escritor y periodista Carlos Álvarez, quien sí cree que "hay un riesgo real de estallido porque los niveles de paro y de personas sin ingresos es cada vez más alto y no se ve que haya alternativa. No creo que sea una crisis coyuntural, sino del sistema capitalista y del modelo democrático, porque las decisiones no las están tomando los gobiernos elegidos por los ciudadanos. Aquí mandan los mercados financieros. Creo que el riesgo de estallido social es real, porque no hay nadie que esté planteando una alternativa que nos permita superar la situación actual".

Según Álvarez, lo que ha evitado que esta olla a presión estalle es la existencia de "una red de apoyo familiar muy extensa". La economía sumergida constituye, en opinión del escritor, otro factor que está evitando que prenda la mecha, aunque quiere dejar claro que "la auténtica economía sumergida no es la de aquellas personas de escasos recursos", que utilizan los trabajillos y las chapuzas como una vía de escape a su situación, "sino la de las grandes compañías, como Apple, que no pagan un duro a Hacienda por sus beneficios o la opaca contabilidad de los partidos políticos".

Por su parte, el jugador de baloncesto y licenciado en Ciencias Políticas, Sitapha Savané, entiende que "hasta ahora no ha habido un estallido social, porque la sociedad española cuenta con el apoyo de las familias. No obstante, si continúan los escándalos de corrupción de los políticos, puede convertirse en el camino más rápido para que la gente se eche a la calle, llevada por la indignación".

Savané se muestra muy crítico con los responsables políticos, ya que aunque son "sólo en parte culpables de la crisis, sí son responsables de las medidas que están tomando para resolver sus consecuencias. La gente se da cuenta de que los gobiernos sólo se preocupan por salvar a los bancos y a los peces gordos y reclama que a los ciudadanos se les dé también soluciones para ayudarlos a superar las consecuencias de la crisis" que les está golpeando con el paro y que los está dejando en la calle.

Para la escritora y profesora Berbel, es preciso que "las administraciones cambien las tornas y se impliquen más en prestar la atención" que necesitan los ciudadanos más débiles, que "están tirando de los cables que les lanzan las familias. Muchos están viviendo de las míseras pensiones de los jubilados. Si no fuera por ellos, sería para salir a la calle".

Berbel plantea la necesidad de que los políticos se "bajen sus sueldos millonarios y aumenten las partidas de servicios sociales" y no ve descabellado un hipotético estallido social del que advertía el pasado viernes el obispo de Canarias, Francisco Cases.

"Tendrían que engordar la conciencia humana, mediante una mayor dotación de los servicios educativos, y adelgazar aquellas partidas que no son primarias ni necesarias. La educación y la salud no se pueden tocar", señala Berbel, quien se muestra muy crítica con el hecho de que tengan que ser ONG como Cáritas o Cruz Roja las que se encarguen de prestar servicios, que tendrían que dar las administraciones.

Por otra parte, el músico Ginés Cedrés advierte sobre la "fractura" que se está produciendo "entre la sociedad y los políticos. Para mí es lo más grave y preocupante", explica Cedrés, quien no cree probable que se produzcan una revuelta social en Canarias.

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