El programa de conmemoraciones a los caídos en la Batalla del Batán en 1599 continuó durante el día de ayer. La jornada comenzó con un responso por la memoria de los caídos en la Capilla de Santa Catalina, en la Catedral de Santa Ana, y una ofrenda floral en la tumba del canónigo Bartolomé Cairasco de Figueroa, quien negoció con Van der Does la recuperación de la ciudad. Hasta se hicieron sonar 14 veces las campanas, una por cada día que pasaron los holandeses ocupando la urbe. Luego, con el regimiento Canarias 50 a la cabeza, se recreó la incursión con la que los piratas del norte de Europa intentaron adentrarse en la Isla, tras arrasar la capital. Ocho kilómetros para la Historia.

Los asistentes, pertrechados para la marcha, posaron en la Plaza de Santa Ana para la tradicional fotografía, antes de partir en guaguas hacia el Jardín Canario, donde iniciarían el recorrido. Una vez allí, fueron recibidos por la Infantería Ligera. Los militares, encargados de acompañar a los presentes por el camino, ofrecieron antes de empezar un refrigerio en los alrededores del Jardín Botánico, que quizás no tuvieron los piratas holandeses en su día.

La caminata transita el camino elegido por los invasores para introducirse en Gran Canaria, recorriendo el cauce del Guiniguada durante unos 8 kilómetros hasta llegar a la Villa de Santa Brígida. Durante el trayecto, Juan José Laforet, cronista oficial de Gran Canaria y asistente a la travesía, comentó con los caminantes y militares los aspectos históricos y geográficos más importantes de la zona. Entre ellos, la multitud de caminos reales que transitan los alrededores y la importancia del ya desaparecido bosque de lentiscos, que se expandía por las inmediaciones de lo que hoy se conoce como Monte Lentiscal. Este enclave sirvió como escondite y zona clave para la estrategia seguida por los canarios durante la batalla.

Menos munición

La gran ausencia en esta edición de la caminata la protagonizaron algunos componentes del Regimiento de Infantería Ligera Canarias 50, que se encuentran actualmente en misión de paz en Afganistán. Estos efectivos solían protagonizar un despliegue de munición en una de las paradas que se realizan durante el recorrido, a la altura del Puente de la Angostura.

Una vez llegados a la Villa de Santa Brígida, los caminantes se unieron al resto de asistentes a los actos de conmemoración en la Plaza de la Iglesia. Los actos de honores a los caídos continuaron allí con una breve semblanza histórica a cargo de Alejandro García Medina, arquitecto del Servicio de Patrimonio Histórico del Cabildo, que destacó la importancia "no sólo de los militares y milicianos implicados directamente en la batalla, sino también de todos aquellos ciudadanos, tanto de Las Palmas de Gran Canaria como de Santa Brígida y municipios aledaños, que apoyaron tal gesta para que llegase a buen puerto".

A continuación, desfiló la bandera de Valverde de Mérida (Badajoz), localidad de nacimiento del capitán Alonso de Alvarado y su lugarteniente Antonio Pamochamoso, líderes encargados de guiar a los milicianos canarios durante el enfrentamiento. La bandera fue acompañada por una carta de Silvia Vargas Frutos, alcaldesa de la localidad extremeña, donde agradecía que, año tras año, los ayuntamientos canarios se encargasen de mantener vivo el recuerdo de tan victorioso hecho. También desfilaron las banderas de Las Palmas de Gran Canaria y de la Villa de Santa Brígida, acompañadas de las de Telde, Agüimes, Arucas, Gáldar, Teror y San Mateo, por ser los municipios que aportaron las milicias que defendieron a la Isla en esta contienda decisiva.

La lectura de los nombres de los 60 héroes militares, milicianos y naturales del lugar caídos en el combate dio paso a las palabras de José Manuel Orbán Rodríguez, Teniente Coronel de Infantería Ligera Canarias 50, que realizó la ofrenda de una corona de laurel en honor a los caídos acompañada por la Banda del mismo regimiento. Fue depositada frente a una placa conmemorativa que la Villa de Santa Brígida dedicó a estos valientes. Orbán Rodríguez recalcó la importancia del hecho de que "no sólo defendieron la ciudad de la ocupación extranjera, también posibilitaron la continuidad de la Isla como puerto clave para el pabellón español en el Atlántico" .

La Parranda de San Antonio fue la encargada de cerrar el acto interpretando el himno de la Villa de Santa Brígida. Los asistentes se trasladaron al patio del colegio Juan del Río Ayala, donde el Regimiento de Infantería Ligera Canarias 50 ofreció una paella amenizada con la música de la Parranda de San Antonio. La actos conmemorativos fueron clausurados a las 20.00 horas de la tarde de ayer, en el pórtico del Ayuntamiento satauteño, con una retreta militar floreada de la Banda de la Brigada de Infantería Ligera Canarias XVI.