Esconde Arenales, entre sus recovecos, vestigios de una ciudad que ahora se antoja más desmesurada. Un paseo por su entresijo urbano lleva a recorrer el propio pasado, pudiéndose palpar en algunos de sus muros, aún en pie a pesar del transcurso de los años, la memoria de la que fue la zona de ensanche de la capital grancanaria a finales del siglo XIX. La capital, como en un acto de agradecimiento por lo que hoy es, quiso rendir su pequeño homenaje al distrito a través de la publicación de Arenales, historia fuera de la portada. El liviano libreto propone "un recorrido por edificios y espacios singulares de enorme relevancia urbana e institucional que caracterizan la historia y el presente" del céntrico barrio. La calle Alfonso XIII no es el punto de partida, pero sí será la primera parada por encontrarse en ella dos edificios que "dan sentido al eje", según Enrique Solana Suárez, director de la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC).

Nacieron para acoger en su interior el Instituto Nacional de Sanidad, pero en la actualidad uno contiene Casa África y el otro las dependencias del Servicio Canario de la Salud. "Ambos representan un momento de la ciudad, constituyéndose como un hito dentro de la propia estructura del municipio". El primero, más elaborado, fue proyectado en 1944 y finalizado dos años más tarde. Recuerdo de ello es la rúbrica de Fermín Suárez Valido, a quien se le encargó el trabajo. Imperceptible a golpe de primera vista, basta con acercarse un poco para percibir el nombre del arquitecto grancanario tatuado en la jamba derecha de la fachada del edificio.

Fue el mismo Suárez Valido quien se puso manos a la obra en la búsqueda de financiación para terminar el proyecto de lo que ahora es Casa África. Gracias a sus gestiones, logró que el Mando Económico de Canarias aprobase aportar un millón de las desaparecidas pesetas. No obstante, la inversión final se duplicó una vez concluyó la construcción. "Hablamos de dos millones de pesetas del año 1946, un auténtico dineral en ese momento", apostilla Solana Suárez en la misma vía en la que se levantan las enfrentadas infraestructuras.

"Lo más significativo de él, además de la configuración de la ciudad, es la relevancia que le dio el régimen a su inauguración". Cuenta el director de la Escuela de Arquitectos que al acto de estreno de la edificación principal acudieron Luis Carrero Blanco, Subsecretario de Presidencia del momento y Francisco García Escámez, Capitán General de Canarias. La presencia de ambos cargos dio "evidencias de la importancia representativa a nivel de estado de dicha construcción". Coronada con un escudo del águila imperial, símbolo del Estado, recogía también en su seno una Cruz de Malta blanca, distintivo de los caballeros hospitalarios. Dicha cruz se reproduce en el segundo bloque, si bien entre ambos inmuebles puede apreciarse el diferente tratamiento.

"La idea, al principio, es que fuesen dos edificios iguales. Pero evidentemente, el nivel de calidad de baja". Se refiere Enrique Solana en su capítulo del libreto a las pruebas que se aprecian en el tratamiento de los materiales, la morfología de los elementos de fachada, las estructuras simbólicas, así como la pérdida e una planta e inexistencia de ventanas a semisótanos del que ahora es el Servicio Canario de la Salud. "Solo hay que fijarse en las ventanas. En las de Casa África tienen una columna en medio y en el otro bloque ya desaparecen y eso significa una disminución de costes", apunta. Y es que el diseño de la construcción más añeja se ajusta a las pautas de la conocida como arquitectura del poder.

Explicó el profesor que el siglo XX se caracterizó por tres tipos de arquitectura. Al periodo de posguerra pertenece la mayor presencia de simbología más vinculada al poder. Estas construcciones se apoyan en lo neoclásico, es decir, utilizan la piedra, los marcos en las ventanas, las columnatas puestas en los ventanales y a estos elementos se le incorporan los que realzan el poder del Estado".

En este caso, cuando finalizó el régimen franquista, el águila imperial y la Cruz de Malta fueron sustituidos por una ventana, a pesar de que bajo el punto de vista de Solana "se podría haber puesto un elemento más neutro para que el edificio mantuviera esa idea de simetría y potencialidad".

Contrapeso

Por su parte, el levantamiento del inmueble del Servicio Canario de Salud, proyectado en 1950 y finalizado en 1961, supuso un contrapeso "necesario para configurar el eje urbano que se va dibujando". Se concentra en él una mayor masa edificada, "probablemente buscando mayor rendimiento en las superficies y economía en la edificación". No cuenta con un patio central como su hermano mayor, acoge los usos comprimidos hacia la fachada principal, que linda con Alfonso XIII, lo que ubica el patio como elemento trasero. Especifica el también profesor de la ULPGC, que aunque este bloque no tiene una producción tan depurada como el anterior, "mantiene la sobriedad necesaria para la misión urbana y funcional que se le asigna".

Entender estos dos edificios y su papel urbano permiten dar identidad histórica a la zona de la ciudad que durante tanto tiempo fue conocida como fuera de la portada. "Arenales es una zona bastante discreta, con mucha mezcla de edificios de diferentes tiempos, pero que son edificios que no son pretenciosos, sino alojamientos para las personas. En concreto estos dos inmuebles son los que dan sentido a este eje, entre la Comandancia de Marina, el Gobierno Civil y el Obelisco, porque son los que marcan esta dirección". Y es que según narra el mismo Enrique Solana, cuando se construyeron en la zona no había otra cosa más que cultivos.

Mucho ha cambiado y crecido Las Palmas de Gran Canaria desde que comenzasen sus obras de ensanche. Recorrer Alfonso XIII, comenta el director de la Escuela de Arquitectos, "obliga necesariamente" a focalizar la observación en el conjunto de dos edificios enfrentados en la misma vía y se alinean en las calles Eusebio Navarro y Plazoleta de Perón. Sus partes traseras se diferencian en sus respectivas lindes con Dr. Waksman y Galo Ponte, respectivamente.

En su día, fueron destinados al Instituto Nacional de Salud. "Hoy sedes de Casa África y el Servicio Canario de Salud, evidencia la cualidad de los mismos para albergar nuevas funciones, quizás con requerimiento de alguna reorganización funcional, pero con una robusta permanencia material". Ambos establecieron el rumbo de la expansión del distrito, como guías para sus semejantes con los que comparten emplazamiento en el pasado y también en el presente.