La protesta y lucha de los vecinos en Schamann, tras la decisión del párroco Fermín Romero de cambiar el recorrido procesional de las Fiestas de los Dolores, forzó al Arciprestazgo General de la Diócesis, tras una reunión llevada a cabo entre el vicario general, Hipólito Cabrera, y el párroco, a retomar el itinerario original de la procesión para el domingo 22 de septiembre, tal y como demandaba el barrio. Así, se mantendrá la ruta tradicional que se ha seguido estos años.

Como ocurrió en la tarde del miércoles, ayer el parque de la iglesia empezó a recibir ciudadanos del barrio alrededor de las siete de la tarde. La única diferencia fue que la entrada al templo se respetó con motivo de la celebración de un funeral en su interior. Los vecinos querían acceder para escuchar de la boca de Fermín Romero que la decisión de cambiar el recorrido era cierta, pero se respetaron las circunstancias y esperaron fuera, creyendo que el sacerdote se pronunciaría al concluir la misa, pero no fue así.

El párroco comunicó la noticia al principio de la eucaristía, por lo que el barrio no pudo estar presente. Al finalizar el acto religioso los ciudadanos entraron en el lugar de culto, incluso antes de que los familiares del funeral salieran. Esperaban la aparición del cura, pero esta no se produjo, lo que exaltó los ánimos. Pronto empezaron a exigir "que el cura dé la cara y hable con nosotros", sin éxito. El sacerdote de la iglesia Espíritu Santo fue el encargado de reproducir las palabras de Fermín Romero. Esta situación fue rechazada por los vecinos, aunque el párroco suplente pidió que "se respete el lugar en el que estamos". Añadió, además, que "el párroco accederá a hablar con los vecinos a la finalización de las Fiestas".

Después de disputas y la muestra de la indignación de los ciudadanos, estos abandonaron la iglesia, puesto que a continuación se iba a celebrar un acto en su interior. Por este motivo, Fermín Romero salió a hablar al atril. Los que aún quedaban pensaban que había cedido a pronunciarse, pero lo cierto es que sólo se dirigió a los que allí estaban para pedir "respeto", y agregó que "nuestra dignidad la expresamos con lo que decimos y hacemos y hay que respetar el lugar donde estamos". Y prosiguió presentando el acto que se celebraba a continuación.

La "impotencia" por su actitud aumentó la ira de muchos: "Este señor, mientras tenga alba, casulla y esté detrás del ambón es extraordinario hablando, pero cuando se quita la ropa es incapaz de dar la cara al pueblo", expresó Sagrario Gracia, vecina. Añadió, además, que "ahora vamos a luchar para que lo quiten de la parroquia". Raquel Vendrel, otra vecina, aseguró que "lo que buscamos es su dimisión, nos quería quitar los fuegos y las alfombras, además pide dinero por todo. Hay que cambiarlo, no nos gusta lo que está haciendo".

A pesar de la decepción de los vecinos por no conseguir el diálogo con el sacerdote y por otros motivos relacionados con su labor en la iglesia, expresan estar contentos por haber logrado el cambio de recorrido y recuperar la tradición.

Así, Paqui Mateo, otra ciudadana del barrio, expresó: "Tenemos unos grandes vecinos. Gracias a nuestra unión hemos ganado la batalla, porque unidos son capaces de conseguir lo que quieren".