La capital grancanaria recibió ayer a 8.000 visitantes, que atracaron a bordo de hasta cuatro cruceros diferentes en el muelle Santa Catalina, en plena temporada de buques de recreo. Turistas y tripulantes (los que disponían de permiso para ello) bajaron apresuradamente de los barcos a lo largo de la mañana, para aprovechar el corto día de escala en La Luz. Toda una instantánea del momento que vive esta singular industria en la ciudad, y en el resto de los puertos estatales de la provincia. Lanzarote acogía también ayer a otros dos cruceros, que ampliaban a un total de 12.000 la relación de viajeros en Las Palmas en una sola jornada.

En el Santa Catalina coincidieron ayer el Maasdam, de Holland American Line (1250 pasajeros y 580 tripulantes); el Columbus 2, de Hapag Lloyd (700 y 300) y el Kristina Katarina, de Kristina Cruises (550 y 200). Además del imponente Carnival Sunshine, con otros 4.220 turistas y 1.040 trabajadores a bordo, que recibió de la Autoridad Portuaria una metopa conmemorativa por su primera y muy probablemente única escala en Las Palmas de Gran Canaria.

Los barcos de Carnival, en realidad, suelen hacer parada en La Luz en su primer viaje transatlántico. La compañía los construye o reforma en el norte de Europa, para emprender un largo viaje desde los puertos mediterráneos hasta el Caribe y la costa este de Estados Unidos. El crucero que vio ayer el Santa Catalina ha sido objeto de una inversión de 155 millones de dólares para reconvertirse en un auténtico parque temático flotante, con un mini complejo de toboganes, piscinas y jacuzzi, discoteca, tiendas y varias atracciones extra repartidas a lo largo y ancho de sus 13 cubiertas.

El Sunshine, además, trajo un público poco habitual en la ciudad: viajeros norteamericanos que, por unos 1.000 dólares por persona (unos 740 euros), contratan unas vacaciones en el mar que, en este caso, comenzaron en Barcelona, Palma y Málaga, hasta hacer una breve escala en Gran Canaria, y partir luego rumbo al Gran Truco, en las Islas Caico, al sur de Barbados, y acabar en Nueva Orleans, en donde tendrá su puerto base durante toda la recién iniciada temporada de invierno.

Carnival, que ya financia la construcción de un muelle propio en Barcelona, ya ha llegado a plantear a la Autoridad Portuaria de Las Palmas la posibilidad de llevar a cabo una iniciativa similar cerca del muelle Santa Catalina, que hoy tiene capacidad para acoger a media docena de estos buques al tiempo. El presidente del Puerto, Luis Ibarra, confirmaba ayer que "estaríamos encantados de trabajar con ellos en el futuro", lo que, por otra parte garantizaría que los grandes navíos de la firma estadounidense tuviesen siempre hueco a su paso por las Islas. Los 373 metros de eslora del Sunshine son medidas habituales en su flota, para la que no deja de ser un pequeño engorro el tener que estar al tanto de la ocupación en sus puertos de escala.

Ibarra recordó que las proyecciones para el tráfico de cruceros en los puertos de la provincia crecerá un 30% en la temporada 2013-14. En Las Palmas de Gran Canaria se sobrepasará la cifra de medio millón de viajeros al año, lo que la coloca, por primera vez , como líder del sector en todo el Archipiélago, por encima de Santa Cruz de Tenerife.

El presidente de la Autoridad Portuaria recordó, al hilo de las previsiones, "las mejoras que se van a ejecutar en el muelle de cruceros". Entre ellas, un nuevo acceso por la trasera del Centro Comercial El Muelle o el esperado Poema del Mar, el acuario que proyecta en Sanapú la familia Kiessling, dueña del Loro Parque en Tenerife. "Vamos a tener un muelle de cruceros de la misma importancia que Miami o Barcelona", subrayó.

El dirigente se volvió a manifestar sobre la oportunidad de abrir el Centro Comercial El Muelle en domingos y festivos. "No hay razón para que no lo haga", recalcó en alusión al establecimiento ubicado justo junto al atraque de los cruceros, que hoy es propiedad de la Sociedad de Gestión de Activos Procedentes de la Reestructuración Bancaria (Sareb). El banco malo sostiene la misma tesis, si bien desde el Ayuntamiento de la capital grancanaria se mantiene la necesidad de que sus actuales titulares inviertan en el recinto. Lo cierto es que uno de cada cuatro grandes barcos de recreo que llegan a la ciudad en la nueva temporada lo hacen en domingo.

En la jornada de ayer, en cambio, las tiendas y el entorno comercial de Santa Catalina vivieron abiertas una auténtica marea de turistas, que, sin dejar de mirar el reloj para no perder la hora de embarque, se dieron su oportuno paseo. Hasta la playa o hasta Vegueta, aunque hubo quien, sin deseos de pisar tierra, se quedaron en su cubierta.