"Ya tenemos la casita", le decía ayer a su hijo Soledad García Darias, poco antes de firmar en el Ayuntamiento la escritura que la acredita como propietaria de una casa de protección oficial en La Galera. Soledad tiene 82 años y lleva 47, casi la mitad de su vida en una de las casas baratas de Tamaraceite, situada en un cuarto piso sin ascensor, que se lo pone bastante difícil cada vez que tiene que salir a la calle porque está fastidiada de la rodilla.

Esta mujer, que viene oyendo hablar de la reposición de las casas baratas desde la década de los noventa del siglo pasado, lleva más de un año con los cachos de la casa empaquetados en cajas, a la espera de que le entregaran la nueva vivienda. Su hijo José Agustín Santana, al que casualmente le tocó en el sorteo otra casa en el mismo edificio de La Galera, explicaba muerto de risa que a Soledad "ahora le da pena cerrar la casa vieja porque allí tiene a todas sus amigas".

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