Los empresarios del Puerto-Canteras aplauden el proyecto del Ayuntamiento de abrir un parque marino en Santa Catalina, entre el muelle de cruceros y la Base Naval, porque mejorará la imagen turística de la ciudad y dará mayor calidad de vida a todos los vecinos de Las Palmas de Gran Canaria, además de servir de foco de captación de nueva clientela. El espacio, que tendrá forma geométrica regular en homenaje a la vela latina, contará con una piscina de agua marina, solarium, hamacas y quioscos que serán destinados a cafeterías, tiendas, puestos de comida, vestuarios y servicios.

El alcalde de Las Palmas de Gran Canaria, Juan José Cardona, ya advirtió ayer en el parque de Las Rehoyas, donde presentó una campaña de concienciación ciudadana, que habrá que pagar por acceder a la piscina y por usar las hamacas, ya que la gestión de estos y otros servicios estará en manos privadas. Para que sea viable, puntualizó, se establecerán "precios razonables" como los que se pagan, por ejemplo, por las tumbonas en la playa de Las Canteras y en cualquier zona del Sur de la Isla. Un precio que oscila ahora entre los dos y tres euros.

La propuesta urbana, que ocupará un espacio de 6.325 metros cuadrados y que costará alrededor de un millón de euros fue presentada el jueves por el alcalde, en el Club Náutico, dentro del ciclo Ciudad del mar. El desarrollo de una ciudad que mira a su litoral, y forma parte de las iniciativas que el grupo municipal lleva a cabo para impulsar la economía azul de la ciudad, además, de mejorar la entrada turística a ésta por mar, y que tiene que ver con toda la remodelación que se efectúa en los alrededores del parque de Santa Catalina y el mercado del Puerto en su trayecto hacia la playa de Las Canteras.

La idea de utilizar el espacio portuario o el litoral para el ocio, además de la restauración y el comercio, es algo que ya se viene desarrollando desde hace varias décadas en diversas ciudades costeras de todo el mundo. Es el caso del centro acuático de Islands Brygge, en la ciudad danesa de Copenhague, o, sin ir más lejos, las piscinas de César Manrique en Santa Cruz de Tenerife.

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