En estos meses el Muelle Deportivo se llena de vida, debido a la temporada de verano, en donde los pantalanes se llenan de barcos. Las principales actividades náuticas y acuáticas como vela, submarinismo, excursiones a diferentes puntos de la costa y visitas marítimas al Puerto y a la ciudad son uno de sus mayores atractivos. La gran mayoría de las embarcaciones que atracan en el muelle son buques deportivos y de ocio, pero todavía se pueden apreciar el olor a pescado recién capturado por los pequeños pesqueros que entran y salen a faenar.

Enrique Eduardo, natural de Madeira, lleva un año viviendo en su barco y afirma estar "muy bien, nadie molesta, es muy tranquilo y además es barato, solo pago 50 euros mensuales". Eduardo asegura que su profesión siempre ha sido la mar y que en su barco el vive, come y pesca. "Llegué a España hace 40 años y siempre he vivido en la mar, aprendes muchos idiomas y te encuentras con los mismos amigos de siempre navegando". A lo que añade que le gusta moverse en barco y confiesa que el pasado domingo salió a acompañar a la Virgen del Carmen.

Antonio Placeres y José Antonio cuentan que les encanta la pesca, aunque "es solo un hobby". En cuanto a la situación del Muelle Deportivo ambos aseguran que los barcos que llegan son, básicamente, para el deporte y no para la pesca. "Llevo desde 1992 pescando, mi suegro me inició y poco a poco me he introducido en este mundo", afirma José Antonio.

Al igual que Enrique Eduardo, José Antonio también acompañó a la Virgen y reconoce que es "una experiencia muy bonita".

"El Muelle Deportivo lo han transformado e intentan que los barcos profesionales no estemos aquí. Quizás sea por la imagen, pero esto es algo tradicional, la pesca siempre ha existido", asegura Oliver Santana, profesional del mar, que lleva 30 años dedicándose a este oficio. A su vez, Santana admite que "es cierto que en los últimos años ha mejorado mucho, en vistas a los extranjeros que vienen y a la comunidad".

Este pescador cuenta que para salir a faenar está obligado a ir siempre acompañado de un marinero, "si no salgo con él la Guardia Civil me para". Este hombre de 39 años asegura estar muy cómodo con su trabajo, y no se plantea dejar la pesca. "Empecé con mi padre desde pequeñito, él se dedicaba a esto y aquí me quede, a estas alturas ya no voy a cambiar", afirma Oliver Santana.