Lo que parece indiscutible, es que, la inmensa mayoría de cuantos hemos sido educados en el Colegio Viera y Clavijo, compartimos una forma de entender la vida, que con todo acierto ha sido calificada como el "Espíritu del Viera".

Esta afirmación, en mis recuerdos personales, se la oí pronunciar por primera vez públicamente a Gregorio Toledo, en la reunión colectiva del año 1998. Y fue todo un acierto.

Pero, ¿cómo se definiría lo que es "El Espíritu del Viera"?

Las tres versiones que se me han ocurrido consultar, coinciden, como no podría ser de otra forma, en lo fundamental. La de Gregorio me parece, en mis recuerdos, más apasionada. La de Paco Morales Padrón, en El Viera Clavijo en la memoria, más académica. Pero yo me quedo con la definición concreta de Antonio de Bèthencourt Massieu en esa misma publicación, y como tal la tomo, aunque Antonio no lo haya dicho expresamente: "?allí adquirimos un sentido de la vida liberal, alegre, abierta, compacta, esperanzadora, solidaria, con espíritu de camaradería." (primeras líneas del último párrafo, página 51). Creo que un buen número de antiguos alumnos del Viera hemos seguido esa ruta durante toda nuestra vida.

Solo me resta reiterar mi profundo agradecimiento a mi padre, que estará seguro en el cielo, que tuviera el acierto, para mí, de matricularme en el Viera, para complementar la educación que estaba recibiendo de mis seres más queridos, llevándoles la contraria a estos, que hubieran preferido que estudiara en el Corazón de María o en el Instituto, que estaban al lado de casa y no en un colegio que estaba en la lejana y aburrida Vegueta.