Los taxistas de la capital grancanaria ya no podrán hacer colas de madrugada para atender a los cruceristas que arriban a Santa Catalina. Ayuntamiento de la capital grancanaria y Autoridad Portuaria de Las Palmas han regulado en la nueva temporada alta, recién iniciada, la actividad de los servicios, para evitar las tensiones entre los profesionales e incluso con los pasajeros que pedían una carrera corta en lugar de la típica excursión por la ciudad o la Isla: la barrera que permite el paso a los dominios portuarios se cierra por las noches, y sólo se abre a partir de las cinco de la mañana. Además, la parada que se retrasa unos metros, deja de ser tal y se convierte en zona de espera para los taxis. Sólo cuatro de ellos pueden acceder a pie de barco para recoger al pasaje.

De este modo, las concejalías de Movilidad y Turismo del Consistorio, así como la Policía Portuaria, pretenden acabar con una de las imágenes que ha dejado el boom de los cruceros en la ciudad en los últimos años. Esto es, las largas colas en Santa Catalina, justo detrás de la parada de la guagua turística, en la que los conductores pasaban madrugadas en vela para garantizarse un servicio con los cruceristas. Con suerte, una buena carrera. Desde el Puerto se apuntó cómo los pasajeros a menudo demandan viajes a Agaete, Bandama o Tejeda nada más bajar del barco, para aprovechar al máximo su breve escala en la Isla. Maspalomas, en el sur, es otro destino muy frecuentado por los cruceristas, que también muestran sus preferencias por Las Canteras o el casco histórico de la capital grancanaria (en especial, enclaves como la Casa de Colón, en Vegueta).

Cuatro coches en el muelle

Con el arranque de la temporada alta de cruceros los taxistas sólo podrán cargar en la zona de atraques, a la que dan paso los agentes de la Policía Portuaria. Únicamente pueden acceder a este área un máximo de cuatro vehículos. El resto aguarda en lo que ahora se señaliza como Zona de espera, con un cartel levantado en la antigua piquera, como la llaman los profesionales del sector. Ésta se ha desplazado unos metros hacia el exterior del recinto, separándola de la guagua turística. Los taxistas tienen prohibido recoger clientes en este punto, que es en realidad un filtro previo a la entrada al muelle Santa Catalina.

"La verdad es que no era la mejor imagen", convino el presidente de la Asociación de Trabajadores Autónomos del Taxi (ATAT), José Luzardo, cuestionado por las largas colas en Santa Catalina. El portavoz del colectivo reconoció las conversaciones mantenidas en las últimas fechas con la Concejalía de Turismo de la capital grancanaria, a la que también se han sumado las cooperativas. En principio, los profesionales están de acuerdo en la necesidad de la regulación de la parada en este punto, aunque también quieren trasladar sus propias propuestas al Consistorio.

Lo cierto es que la realidad del taxi en Santa Catalina ha cambiado sustancialmente. Ahora los turistas tienen su vehículo a pie de crucero, sin tener que buscarlo en el exterior. Otras novedades completarán el escenario para el sector, entre las que se incluyen la exposición pública de las tarifas.