¿Cuáles son los orígenes de Tabaiba?

Tabaiba nace a finales de los 70 con un grupo de amigos, casi todos alumnos de los jesuitas, que nos reuníamos para hacer música y tocar, sobre todo, en las misas del Gallo en Navidad. A partir de ahí surge la idea de formar un grupo y fue así como empezamos a ensayar y en el año 1978 dimos nuestro primer concierto, aunque hacíamos otras cosas. Hicimos una murga en los Carnavales del 77 y nos reuníamos para ir al estadio y formamos la peña de la Grada Naciente, durando así solo cuatro años porque por motivos de estudios algunos se marchan y el grupo se disuelve. Pero se quedaron en el aire esas ganas de volver a hacer algo que al final nunca cuajaba, hasta que hace siete años nos volvimos a llamar los antiguos amigos y conseguimos reunirnos unos diez de los primeros componentes. Así fue creciendo de nuevo el grupo.

Al final cuajó...

Sí [risas], y comenzaron las actuaciones otra vez y la gente se acordaba de nosotros. Llegamos a tener un nombre en la época y ahora nos reconocen como ese grupo de chiquillos que empezamos hace años. Incluso en aquellos años Néstor Álamo venía a nuestros ensayos a oírnos y darnos ideas sobre el folklore y compuso la canción Señá Francisca y el lego que Tabaiba llegó a estrenar.

Pero ustedes también tienen canciones propias, ¿no?

Nosotros, en aquel entonces, también compusimos varias canciones siendo fieles al sello del grupo, que no es otra cosa que la creatividad. Eso lo hemos mantenido. No cantamos solo canciones del folklore tradicional canario y latinoamericano, sino que intentamos tener creaciones propias. En la primera etapa de Tabaiba, en los años 70, creamos La Perejila, Canto a Ansite, Seguidilla de La Pintadera... Y ahora estamos creando otra vez. Tenemos la gran suerte de tener entre nosotros a Mingo Quintana, que es quien compone junto a su hermano Wichi la mayoría de las canciones que estamos haciendo. Además, también somos afortunados porque su madre, Carmen Rivero, escribe poesías y de uno de sus libros, Otoño, nosotros hemos sacado muchas canciones para el repertorio. Entre ellas está Arinaga, que es el himno oficial de la Vará del pescado y que nos encargó el Ayuntamiento de Agüimes. También hay otros temas alusivos a las vivencias de la niñez de Carmen, como puede ser Tirajana, o el son cubano que hicimos por el recuerdo de su abuelo, que emigró a Cuba. Y la última canción que hemos creado y que da nombre al último disco que hemos sacado, Eco de cinco cuerdas, se la dedicamos al timplista José Antonio Ramos, que falleció hace unos años.

¿Cuántos discos han sacado?

Desde que retomamos el grupo hemos sacado dos discos.

¿Han recibido algún tipo de ayuda a la hora de financiar estos proyectos?

Para el primer proyecto sí recibimos una ayuda del Gobierno de Canarias a través de Canarias Cultura en Red, es decir, por medio de una subvención pudimos sacar el disco. Para este último, lo que hicimos fue grabar el disco en directo en el Teatro Guiniguada el año pasado y de ahí se cogió la base para grabar el disco que pudimos financiar con la recaudación de la actuación. Nos hemos reinventado y buscado los medios para sacar el disco porque ahora, con la situación que hay, las ayudan escasean.

Mantener un grupo folklórico no parece tan fácil. De hecho, habla de una reinvención...

Bueno, de lo que se trata es de ser fieles, pero a la vez innovar. Es verdad que muchos grupos están introduciendo nuevos instrumentos y nosotros no somos ajenos a ello. Introdujimos flautas traveseras, violonchelo... Porque lo que queremos es, sin perder la esencia, intentar llevar la música a más gente con nuevos sonidos y hacer ver que se puede embellecer más con nuevos instrumentos. Siempre buscando el equilibrio, porque tampoco se pueden meter muchos instrumentos electrónicos que desvirtúen la naturaleza de las canciones. Pero hay que ir investigando porque parece que la música canaria se acabó con el timple y la guitarra y hay mucha gente que se atrevió a hacer cosas. El mismo José Antonio Ramos, en su época, introdujo el timple como instrumento de concierto cuando nadie lo había hecho. A raíz de ahí, con iniciativas que toma la gente te das cuenta que se puede ir más allá sin llegar a desvirtuar lo tradicional.

¿Cree que existe una cantera que aporte cosas nuevas?

Hay muchísima cantera. Da mucha alegría ver a gente joven que se acerca con su inocencia al folklore. Cuando hacen sus aportaciones uno se da cuenta de que están interesados en lo antiguo, en lo tradicional y eso te da ganas para seguir. Porque normalmente cuando ves parrandas por ahí ves a gente mayor. Así que cuando ves a jóvenes que se interesan por la música tradicional y que además intentan aportan cosas, a uno le anima a continuar hacia delante.

¿En Tabaiba hay esa cantera?

Estamos en ello, porque realmente, los que empezamos en aquella época teníamos 18 años y la verdad es que también nos gustaban otras cosas que no era la música canaria, como el rock. Ahora ya tenemos nuestra edad, estamos tulliditos [risas], pero sí nos interesa que entre gente joven que aporte frescura y voces nuevas. Así que sí, estamos buscando jóvenes y de hecho, nos hemos reunido para hablar del tema.

¿Cómo piensan atraer a los más jóvenes al grupo?

Hay cosas en el aire, pero no hemos concretado nada. El otro día mismamente, surgió la idea de hacer una especie de escuela de folklore dentro de Tabaiba y que Tabaiba se hiciera con su propia cantera y que atrajera, dentro del círculo inicial, a amigos y familia. Una cosa que a mí me alucina cuando salgo de viaje por la Península o Europa es ver que un montón de gente joven de esos lugares se pone sus trajes regionales y después se ponen a tocar. Muchas personas se paran a verles y escucharles, y eso se tiene por una cosa normal. Y aquí llegas y ves a gente mayor haciendo eso. De ahí que me alegre cuando los más jóvenes intentan ser fieles con los trajes, instrumentos y canciones en las romerías, respetando la tradición como se hace en otros lugares.

Para usted, ¿la música popular tiene su sitio más allá de las romerías o actuaciones típicas?

La verdad es que para buscar fuera de las romerías y de las actuaciones típicas en las que pueda salir un grupo canario tienes que ingeniártelas un poco y ver de qué manera se puede llegar más a la gente. Porque la única forma de que el folklore tenga más fuerza es dándole a las actuaciones un poco de sentido. Por ejemplo, el pregón de las fiestas del Rosario de Vegueta fue un buen momento para mostrar a la gente que además de la historia leída del barrio se puede hacer también cantada, es decir, buscar la originalidad y tratar un poco de sorprender. Cuando acabamos el pregón varios asistentes nos dijeron que les había encantado porque buscamos la manera de hilar las historias narradas y sobre la marcha cantar aquello de lo que estaban hablando. Nos dijeron que fue emotivo porque los mantuvimos todo el rato en tensión para ver qué iba a pasar a continuación. A propósito de esto, hace un par de años, se me ocurrió la idea de hacer algo con el libro de Carmen Rivero, Otoño, y le propuse a Mingo hacer un acto en la plaza de Santo Domingo para que el libro llegara con las canciones. Se nos ocurrió hacer una lectura de los poemas y cuando terminaban los cantábamos. A la vez Mingo había hecho unas proyecciones visuales con fotografías de su álbum familiar que se veían mientras leían las poesías. Esta es una forma de mostrar que las canciones también tienen una historia que nosotros contamos y cantamos a la vez.

Una ilusión para usted, como director musical de Tabaiba.

La ilusión es que siga el grupo durante muchos años y que lo que hemos empezado no se quede a medias como nos ocurrió al principio. Que nunca perdamos la originalidad y creatividad en canciones y letras, así como seguir indagando y preguntando a los mayores. Mi padre, que tiene 80 años, está en el grupo y junto con Carmen Rivero y otras personas intentamos preguntarles cosas y darle un poco de valor a las canciones que tocamos.

Imagino que también tendrá muchas anécdotas para contar...

Tenemos un montón de cuando éramos unos chiquillos. Después de una actuación nos pusimos a tocar sentados en la arena de Las Canteras. Era una época en la que la transición estaba aún por medio y coincidió que Adolfo Suárez estaba de visita en la ciudad y los grises, la Policía Nacional de aquellos años, no permitía reuniones de grupos. Entonces vieron que había gente apoyada en la barandilla escuchándonos y disolvieron el corro, cosa que hizo que muchos protestaran porque no estaban haciendo nada malo. Así que tuvimos que salir a la carrera porque la Policía metió a gente del grupo y se los llevó en los furgones y, medio de broma, siempre contamos que el del contrabajo fue el primero que cayó porque no podía correr. En otra ocasión grabamos para Televisión Española dos videoclips. Uno era con la canción que Néstor Álamo nos compuso, Señá Francisca y el lego y la otra Canto a Ansite, que era un poco reivindicativa y que nunca salió a la luz.

¿Cuál diría que ha sido su mayor logro estos años?

El haber puesto en pie otra vez el grupo ya es un logro y nos motiva para seguir. Todavía estamos ilusionados con el hecho de que hayamos podido rescatarlo y eso es el motor de Tabaiba.