¿Qué le llevo a usted dar esta conferencia?

De Galdós se ha escrito sobre muchos aspectos, pero no sobre el impacto que tuvo en su tierra su muerte. Sí que se escribió que en Madrid acudieron unas 20.000 o 30.000 personas a su entierro, por lo tanto no cabe duda de que esto fue un impacto madrileño y nacional. Pero aquí en su tierra, en aquellos tiempos, la vida era muy plácida y yo quise escarbar y ver cómo se había sentido la sociedad aquí. Otro motivo es que puesto que fui invitado por el Círculo Mercantil del que fui socio a dar la conferencia, me puse a buscar qué nexo existía entre esta institución y Galdós y encontré había habido una estrecha conexión. En el año 30, cuando se puso el monumento en el Muelle de Las Palmas, fue algo muy frío. Un año después, se hizo otro organizado por el Círculo Mercantil y ahí vino la hija reconocida por Benito Pérez Galdós, acompañada de su marido y un nieto y se celebró la Semana Galdosiana. Hubo un gran realce, incluso se renombraron las calles y se pusieron dos placas.

¿Cree que pudo sentirse rechazado, en general, aquí? Porque hay quienes dicen que él renegó de su tierra...

Él nunca se sintió rechazado aquí, al contrario, porque se le quería mucho. Vino para acá cinco veces desde que se marchó con 19 años, en 1862. La última vez que estuvo aquí fue en 1894. Lo que sucedía es que él se mareaba al viajar, pero a parte de eso, él se encontró siempre muy unido a su tierra y así lo describen Alonso Quesada o Tomás Morales. Es más, su sobrino Ambrosio Hurtado de Mendoza cuenta que en su casa se comía el puchero canario y le gustaban los plátanos escachaos con gofio. Además, cuando los canarios llegaban a Madrid iban a verle porque casi que era una visita obligada. Utilizaba muchos canarismos e incluso estando él enfermo cantaba endechas canarias que su madre le cantaba. También existe el mito de que no era religioso, pero sí lo era, solo que distinguía entre curas buenos y curas malos porque como tú decías antes, él era liberal, pero políticamente se aprovecharon de él.

¿De qué forma se aprovecharon de él?

Él perteneció a la conjunción socialista republicana, mi propio padre me lo decía, que se aprovecharon de su figura, de su prestigio porque él era muy buena persona.

¿Es verdad que no le dieron el Premio Nobel por ser liberal?

Eso es cierto. Pero reitero que aquí en la Isla se le trató muy bien. De niño él recordaba cuando iba a la iglesia de San Francisco, donde se bautizó, así como también iba con su madre a la iglesia de San Telmo, donde estaba la Cofradía de Mareantes. El techo estaba lleno de exvotos de barqueros apurados que hacían promesas y él se quedó enamorado de uno de los barcos y, cuando vino en el año 1894, le regalaron el barco y lo tenía en San Quintín, su chalé de Santander. Es decir, siempre estuvo muy unido a Canarias. Tenía amigos aquí como Tomás Morales, Luis Doreste Silva, Llorente o Rafael de Mesa... que le llevaban noticias de aquí. Rafael Romero, cuyo seudónimo era Alonso Quesada, contaba que siempre se detenía, cuando iba hacia el colegio de San Agustín, en la zapatería de su abuelo y se sentaba para que le contara cuentos canarios. Eso se escribió cuando él murió. El día de su muerte, Rafael Romero también escribió en LA PROVINCIA que el día de Reyes fue un día triste hasta para los niños, porque había fallecido Galdós. De hecho, en la ciudad se pusieron crespones negros en las calles principales y los organismos oficiales cerraron y la Escuela Luján Pérez también cesó su actividad con los alumnos.

Usted me decía antes que hay personas que se han apropiado de la figura de Galdós.

Sí, que se creen que son ellos los que solamente pueden hablar de él y lo hacen con autoridad y eso no es así. Don Benito tiene una personalidad polifacética: fue escritor, periodista, pero también fue historiador, músico, dibujante, incluso podría considerarse arquitecto porque su chalé de Santander lo planificó él. Es decir, se puede estudiar desde muchas perspectivas y tú, como periodista, puedes hablar de él con la misma autoridad que cualquier otro.

De ese impacto que produjo la muerte de Galdós, ¿qué nos llega a la actualidad?

En aquella época había, a parte del Cabildo y el Círculo Mercantil, una asociación que se llamaba Sociedad Fomento y Turismo cuyo director era Carlos Navarro Ruiz, que acordó erigir un monumento en memoria de Galdós cuando este murió. Este monumento se colocó en el Muelle de Las Palmas y después se quitó porque se hizo con una piedra de Fuerteventura muy blanda para estar al lado del mar y se fue deteriorando y llenándose de orificios. Y ya llegado el año 68, el alcalde José Ramírez Bethencourt dijo que había que hacer otra escultura. Además la idea fue que dentro se colocasen sus cenizas. Aquel monumento que se quitó, antes de colocarlo en el Muelle, no sabían dónde ubicarlo y lo terminaron poniendo en los jardines del Hotel Santa Catalina. Se comentaba que la mujer del conserje ponía las allí las líneas para tender la ropa. Al retirarlo del Muelle pasó a las dependencias municipales, donde estaba el potrero. Ya después se llevó a la Casa Museo Pérez Galdós y allí se conserva. Esta es una de las cosas que nos han llegado. Luego hay otra reproducción de Pablo Serrano que está en la plaza de La Feria. Se ha hecho otro monumento que hizo Manuel Bethencourt que se colocó encima de la estación de guaguas y está colocado ahora delante del teatro. Impacto hubo en ese sentido, pero también en el año 1918 cuando se quemó el Teatro Pérez Galdós y las obras se estuvieron representando en el Teatro Circo Cuyás, los hermanos Millares dijeron que había que reconstruirlo.

Y ahora, ¿cree que se hacen cosas para recordar su obra?

Existe una inquietud y se habla de don Benito, pero creo que haría falta tener una planificación mejor.

En el barrio de Schamann está muy presente. ¿Qué le parece el proyecto Vive Ciudad Galdós

A mí me parece un reconocimiento grande, pero creo que a esto debe estar unida una explicación para que la gente sepa porqué es así. En Madrid o en otras muchas ciudades aparece una placa explicativa en una calle o una casa que haya sido de un personaje célebre. Es que sino los más jóvenes, pasan por ahí y no saben qué es eso. Hace falta explicarlo y dialogarlo para que le llegue a la gente y los chicos que van creciendo se lo puedan transmitir también a sus hijos. Veo que hoy día se hacen muchas cosas, pero hace falta una coordinación para que el objetivo final sea poner a don Benito en el lugar que se merece.