La esquina de la casona de San Bernardo que fue diseñada por el arquitecto Cirilo Moreno apareció esta semana disfrazada con un combinado chillón de fucsia con verde limón, una mezcla que no ha dejado indiferente a nadie, desde los que lo consideran un atentado al patrimonio hasta los que han reconocido, tímidamente eso sí, que el invento les gusta.
Justo eso, llamar la atención, es lo que pretende la multinacional francesa Leroy Merlin, que promocionará de esta manera la apertura de su nueva macrotienda en Tamaraceite en varios edificios históricos del barrio de Triana y también en Santa Catalina, tras alcanzar un acuerdo con el Ayuntamiento y el visto bueno de la comisión de Patrimonio. Diego López, gerente del Museo Canario, al que pertenece el edificio de San Bernardo, esquina con Cano, confirmó que la institución ha dado el visto bueno a la utilización de la casona para la campaña publicitaria, porque la empresa se ha comprometido a dejar la fachada en las mismas condiciones en las que estaba antes de sacarle esos estridentes colores.
La casa está en venta desde hace más de dos años, pero el Museo Canario no ha podido venderla hasta la fecha pese a que ha rebajado el precio inicial de 3,8 millones a 3,5 millones de euros.
El viejo caserón del siglo XIX, que albergó el desaparecido hotel Quiney , es el primero que ha sido pintado, pero no será el único. En la calle Triana se han elegido al menos otros dos más, con el permiso de los dueños, y en Santa Catalina otros dos.
El consistorio se limitó a confirmar que se trata de una "actuación conjunta" entre el Ayuntamiento y Leroy de "recuperación de fachadas a coste cero para el Ayuntamiento". La campaña de colores durará varias semanas.