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La protesta antipetrolera aprovecha la salida de la regata ARC

Los 1.020 participantes partieron rumbo a la isla caribeña de Santa Lucía después de retrasar la salida 24 horas a causa del temporal que azota las Islas

Bella estampa pese al nubarrón. SANTI BLANCO

Los grupos antipetróleo despidieron ayer a los participantes de la 29 edición de la ARC (Atlantic Rally for Cruisers), que salieron por la mañana rumbo a la isla de Santa Lucía después de que la regata fuera suspendida durante 24 horas a causa del temporal que desde el pasado jueves azota el Archipiélago. La imagen fue recogida por las tripulaciones - 24 nacionalidades - de los 176 barcos, que bajo un ambiente festivo dijeron adiós a Las Palmas de Gran Canaria después de semanas de estancia en la capital.

Un grupo de unas 50 personas de diversos colectivos que están en contra de las prospecciones que la empresa Repsol lleva a cabo en el océano Atlántico, frente a las costas de Fuerteventura y Lanzarote, desplegaron varias pancartas en los espigones del muelle deportivo con el lema No Reppsol y No petroleras, sí renovables pocos minutos después de que los barcos comenzaran a salir a alta mar para colocarse a la altura del contradique para el pistoletazo de salida oficial, sobre la una del mediodía.

La protesta, que había partido de Ben Magec y fue secundada por el resto de los grupos antipetróleo, fue secundada por algunas de las tripulaciones que incluso colga-ron en su mástil la pancarta de las manos negras de piché con el lema No petroleras, sí renovables que habían repartido los antipetróleo el domingo.

La salida, que por tercera vez en la historia de la regata se ha retrasado a causa de la meteorología, no contó con la expectación de los cientos de personas que acompañan en otras ocasiones esta travesía marítima al tratarse de un día festivo. Pero a las 1.020 personas, entre ellas 27 menores de 16 años, no les faltaron seguidores en los pantalanes y en la Avenida Marítima.

Tampoco los ánimos de Bon Voyage, que estuvieron a cargo de Pedro Pérez Abrante, más conocido como Pedro Texaco, quien amenizó la salida de los navegantes junto a un pinchadiscos desde la azotea de las oficinas de la Autoridad Portuaria.

"¡Vamos Arrayan, en pie; Ese motor en marcha¡ Au revoir", gritaba Texaco a la tripulación francesa del Arrayan II, que con el número 25 partía del muelle deportivo.

"¡Un fuerte abrazo desde Las Palmas de Gran Canaria, hasta el próximo año¡ ¡Feliz Navidad¡", continuaba Pedro, que durante años estuvo repartiendo gasolina en la estación del muelle deportivo y que el pasado año recibió el título de Hijo Predilecto de la Ciudad. "Estoy muy contento de animar a las tripulaciones; a muchas de las cuales he saludado estos días. El pasado año era una pena, la salida parecía un entierro de tercera", comentaba.

Para cada uno de los barcos tenía un chascarrillo, una broma y una canción, que era contestada por los navegantes desde el casco de los barcos. Bien diciéndole adiós con la mano o haciendo la ola.

El agradecimiento de las tripulaciones hacia la labor que durante años ha hecho Pedro Texaco en el muelle deportivo llegó de la mano de Amigos del Atlántico, una asociación, surgida en el Salón Náutico de Barcelona de este año para que los navegantes que hayan cruzado el Atlántico mantengan el contacto, que le entregó unos presentes. El empresario catalán, Agustín Gutiérrez, que en dos ocasiones ha participado en la ARC, dijo que Pedro era el "alma" del muelle deportivo ya que las tripulaciones podían acudir a él para cualquier cosa.

Bajo una nube, que no llegó a descargar en ningún momento una gota de agua, salieron primero los 116 yates de la regata, los barcos de mayor tamaño, para, posteriormente, emprender la misma dirección los multicascos y el resto de las naves participantes. Hay que recordar que el pasado día 9, se dio también la salida a 52 veleros que participaban de la ARC Plus.

El objetivo de todos ellos no era otro que cruzar el océano Atlántico - 2.700 millas náuticas- y batir el récord de 10 días, 21 horas, 25 minutos y 10 segundos que estableció la tripulación del Caro, un Knierim 65, el pasado año.

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