"El cuadro ya no existe". Desde ayer, lo certifican en el Real Club Náutico de Gran Canaria: el colosal lienzo de 13 por 16 metros que ha presidido la fachada principal de su sede desde 2008 se ha desmontado por peligro de derrumbe. Así lo ha explicado su directiva, que no ha hecho sino ejecutar lo acordado por la asamblea general de socios el pasado mes de diciembre.

La obra del artista Alberto Trujillo, acabada por un maestro fallero de Valencia, y que se inspiraba en una vieja acuarela de los años cincuenta para retratar el propio Náutico en tiempos pretéritos, le ha costado a la entidad más de 160.000 euros, según sus actuales dirigentes.

El gigantesco lienzo fue colocado en el año 2008, como parte de los actos para conmemorar el centenario del Club. Entonces presidía la institución por Juan Marrero Portugués. Los datos del actual equipo, que dirige Óscar Bergasa, apuntan que el cuadro en sí, que se acabó en cartón piedra, como si fuera una falla, costó 70.000 euros. Atendiendo a las mismas fuentes, el traslado, la estructura de hierro y el montaje posterior elevarían su coste hasta los 140.000 euros. Pablo Jesús Ovejero Galindo, octavo maestro mayor del Gremio Artesano de Artistas Falleros de Valencia, fue el profesional que recibió el encargo de entregar una pieza definida entonces como "obra artístico-cultural".

El cuadro ocupó inicialmente el centro de la fachada principal, desde donde se movió a uno de los laterales en 2009, acabados los festejos por el centenario de la institución. Este desplazamiento se cuantificó en la entidad en otros 20.000 euros adicionales.

El equipo de Bergasa encargó a finales del año pasado un informe sobre el estado de la obra, que vino a alertar del peligro de que el cuadro se derrumbara por su deterioro. El lienzo, además, hacía efecto vela, "por lo que se hubo de colocar una barrera detrás para evitar el peligro de que se cayera", apuntó el actual presidente del Club. Aludía a una rampa ahora visible justo detrás de donde estaba la colosal pieza.

"En el fondo, el destino del cuadro era éste, siendo sensato y realista", explicó Bergasa. También dio cuenta de que el autor del trabajo "nos había advertido de que la obra tenía una duración garantizada de un año". Ante los riesgos aludidos y el hecho de que una restauración del trabajo se cifraba en torno a los 16.500 euros, "más un gasto de entre 7.000 y 10.000 euros cada dos años", la directiva sometió el asunto al parecer de los socios, en una asamblea general celebrada el pasado 15 de diciembre.

La decisión de la masa social fue desmontar la pieza. Los dirigentes del Náutico, explicó Bergasa, tantearon la posibilidad de que la Autoridad Portuaria de Las Palmas se hiciera cargo de la obra, sin éxito. Lo mismo ocurrió con los gestores del Centro Comercial El Muelle.

Trujillo

Sin embargo, Trujillo señaló que el anterior presidente, Juan Marrero Portugués había encontrado a una persona que correría con los gastos, "pero ya es tarde, allá la conciencia de cada uno".

Las dependencias del Club sí que conservan la acuarela original en la que se inspiró Trujillo, que data de los años cincuenta, y que se preserva en un pequeño marco de madera. También se mantiene junto a la puerta principal, en el exterior, una réplica del histórico Tirma, el balandro que construyeron y con el que navegaron socios del Náutico. La directiva ha recibido un informe en el que se alerta sobre su estado: carcomido, este bote, catalogado como bien de interés cultural, deberá ser restaurado. El Club ya ha solicitado otro estudio para fijar la cuantía de una actuación que se ha convertido en necesaria, por lo que, en principio, se considera la ausencia de un debido mantenimiento.