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El juego de la silla

"Ahora tenemos otro alcalde", bromeaba el cabeza de lista de Las Palmas de Gran Canaria Puede, Javier Doreste, mientras Augusto Hidalgo y Pedro Quevedo se iban cambiando de sitio para ocupar el lugar central y hablar ante los micrófonos de los medios de comunicación. "Es el juego de la silla", insistía Doreste en mentar la soga en la casa del ahorcado. Doreste, Hidalgo y Quevedo bromearon también ante la posibilidad de un hipotético tamayazo, al estilo del que protagonizó hace años Esperanza Aguirre en Madrid, cuando convenció a dos diputados socialistas para que tumbasen el gobierno de izquierda, ausentándose de la votación. "No tenemos noticia de ningún tamayazo. Esperemos que no. Además son carísimos", exclamó Quevedo. "Y que yo sepa, el alcalde conservador no es marqués", apostilló Doreste.

Las conversaciones formales arrancan hoy, pero ellos se dieron ayer un garbeo por los jardines de las oficinas municipales del Metropol para escenificar el buen rollo que hay y resaltar la coincidencia de sus programas. Después del paseo y la rueda de prensa, los tres aterrizaron en la cafetería del Ayuntamiento y hablaron durante cerca de una hora. Para Quevedo, el paseo forma parte de su ruta cotidiana, cuando no está en Madrid, pues ha permanecido cuatro años en la oposición. Hidalgo vuelve al Ayuntamiento después de cuatro años -que ha pasado en la oposición en el Cabildo- tras haber sido concejal de Empleo en el mandato anterior con Jerónimo Saavedra. Y lo hace, ironías de la vida, junto a Javier Doreste, después de que ambos compartieran andanzas en el seno de Izquierda Unida hace ya muchos años, antes de que Hidalgo se marchara para enrolarse en las filas del Partido Socialista. Doreste abandonaría más tarde la nave de IU para integrarse en Podemos y esta es su primera incursión en el Metropol.

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