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Dos policías apuntan al homicidio en la muerte del pintor de Franchy Roca

Los agentes locales revelan que el mendigo tenía toda la nariz tapada con cinta adhesiva

El juez y la policía inspeccionan el número 10 de la calle Franchy Roca, donde fue hallado muerto Carlos Felipe. LP / DLP

Falta el informe final de la autopsia, pero el caso del pintor callejero que murió el pasado 11 de junio en Franchy Roca se encamina hacia un posible homicidio, al menos en la modalidad de imprudente. Dos policías locales de la capital grancanaria sostienen que Carlos Felipe Latorre tenía toda la cara envuelta en cinta de embalar, desde el bigote hasta la frente, con la única excepción de la boca, que la tenía al descubierto cuando se acercaron sobre las 07.00 horas al cadáver de Carlos, el pintor. Con ese mote se conocía al fallecido en los alrededores del parque Santa Catalina, zona en la que vivía a la intemperie y en la que se ganaba la vida con la venta de sus cuadros y la caridad de los vecinos.

El avance de la autopsia establece el infarto agudo de miocardio como causa fundamental de la muerte, pero hay tres vecinos del Risco de San Nicolás imputados por embalar esa madrugada la cabeza del vagabundo. De ahí la importancia del testimonio de los agentes, que el pasado 30 de julio prestaron declaración ante el Juzgado de Instrucción número 4 por esos hechos. Ambos fueron los primeros en acercarse al cuerpo de Carlos Felipe, de 55 años, natural de Zaragoza, que dormía desde 2012 en el número 10 de la calle Franchy Roca, a la altura de la intersección con Secretario Artiles, donde fue hallado esa mañana sin vida por dos funcionarios del Gobierno de Canarias que trabajan en dicha calle.

Los policías aportaron fotos sacadas al fallecido para acreditar que tenía la cabeza rodeada de cinta aislante transparente, la cual le cubría "desde la frente hasta el bigote", con "la nariz totalmente tapada" y la boca "despejada", según consta en el sumario judicial. Esa revelación contradice las afirmaciones de los técnicos sanitarios que asistieron a Carlos Felipe. Éstos aseguran que sus orificios nasales no estaban cubiertos, sino que la cinta se extendía desde la punta de la nariz hasta la frente. Los agentes, en cambio, replican que los sanitarios quitaron una parte de la cinta para explorar la cara del pintor. También tenía una colchoneta pegada a la espalda con la misma cinta y encima una botella de ron.

La declaración de los guardias municipales refuerza la tesis de la acusación particular, que la ejerce José Álvarez Bermúdez en representación de la hija del fallecido. El abogado considera que la actuación de los imputados desencadenó o influyó en el infarto, pues el principal encausado embaló la cabeza del vagabundo sobre las 04.30 horas y los forenses han situado la muerte de Carlos Felipe entre las 04.00 y las 07.00 horas.

Para aclarar ese extremo, el magistrado instructor, Florencio Barrera, ha encargado un informe complementario a los médicos forenses que también espera la Fiscalía, con la finalidad de perfilar una posible acusación por homicidio. Por el momento, el caso lo ha asumido el servicio especializado de Delitos de Odio y Discriminación en Las Palmas, que al menos ve indicios de trato degradante al vincular la actuación de los imputados con el desprecio a los pobres (aporofobia).

Confesión

Uno de ellos, Aarón D. A., de 32 años, ha admitido los hechos que se investigan. "Lo único que hice fue rodearle la cabeza con la cinta adhesiva. No sé hasta donde le tapé, pero estoy seguro de que lo dejé vivo porque seguía roncando como un cochino, igual que cuando lo vimos", declaró el pasado 23 de junio ante el juez instructor. Tanto Aarón como su primo Pedro Airán B. M. y el amigo Óscar M. S. fueron identificados gracias a las cámaras de seguridad del Gobierno Canarias, Bankia y la discoteca de la que salieron esa madrugada antes de cometer la fechoría.

El propio Aarón ha exculpado a los otros dos imputados, que se limitaron a contemplar su acción. Afirma que fue una "gracia" asociada al consumo de alcohol, una broma que se le fue de las manos y en la que no hubo intención de dañar al mendigo. Asimismo niega que le pegara la botella de ron y que le tapara la cara con la colchoneta. Así fue como fue hallado el cadáver. Los tres están imputados por homicidio, aunque en libertad provisional, con la obligación de comparecer en el juzgado dos días al mes.

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