La zona de Vegueta y el Risco de San Nicolás sufrieron el aguacero del pasado martes que llenó las calles de "una capa de agua", explica Águeda Alonso, del restaurante Marsala, en la calle Mendizábal del casco antiguo de la capital grancanaria. Alonso escapó "por los pelos" del "chaparrón" que inundó la mayoría de zonas de la ciudad, y que en Vegueta pilló a todos "desprevenidos".

Los trabajadores de los locales no se esperaban el diluvio que les aguardaba por la tarde. "Hasta la hora de comer todo fue rutinario", comenta Alonso, que se marchó sobre las 16.00 horas, justo cuando la lluvia azotaba la parte sur de la ciudad. La mayoría de los edificios de Vegueta tienen un bordillo de unos diez centímetros, con respecto al suelo, por lo que, "por suerte", el agua no llegó a superar la entrada de los locales. "Los clientes que entraban se mojaban un poco", comenta Esther Santana, que durante la mañana de ayer estuvo limpiando las marcas de las pisadas que había en la puerta del restaurante.

"Pese a la que ha caído no hay locales afectados", explica Santana, que recuerda cómo llegaban los clientes empapados y muchos acudían a refugiarse de la tormenta. Según Alonso, justo después de irse del local, "el agua cubría de lado a lado la calle". Santana, que se quedó por la tarde en el restaurante, veía cómo los clientes se "marchaban hasta descalzos" por la capa de agua que había en la calle Mendizábal, por la que bajaba el agua a raudales de las calles adyacentes que tenían pendiente. Por suerte el nivel del agua no subió lo suficiente para adentrarse en los locales o las viviendas de Vegueta.

El mercado tampoco sufrió inundaciones, ya que también está varios centímetros por encima del nivel de la acera, por la que había "agua hasta los tobillos", explica Jorge Medero, vecino de Vegueta, que no vio su vivienda afectada por las lluvias. "Salí a pasear al perro después de comer y tuve que volver a casa", explica Medero, que ayer sí pudo pasear a su can durante la tregua que dio la lluvia por la mañana.

Luis Santana, de la pescadería Artiles, en el mercado de Vegueta, se "libró" de las lluvias "porque cerramos a las dos y media", explica. El mercado de Vegueta cerró antes de que "el diluvio" llegase, comenta Santana. La actividad durante el día de ayer no se vio afectada por el agua que cayó el martes, el mercado abrió a las 6.00 horas y cerró a las 14.00 horas, sin que el agua fuese el protagonista. Laura Cabrera pudo realizar su compra de "verduras y pescado" con normalidad. Narra que el martes tuvo que utilizar una bolsa para guardar los recibos de las compras, "porque el agua te empapaba todas las capas de ropa", comenta. "La tormenta fue rara", dice Cabrera, "ya que llovía pero no hacía ni frío ni viento".

Cabrera asegura que su local no "sufrió" por el agua, pero que sus clientes "se vieron en una buena". Del restaurante de Cabrera también se fueron descalzos por el nivel de agua que había en la calle. "Vegueta se transformó en Venecia durante unas horas", describe Cabrera. Comparación que se queda corta en algunas zonas del Risco de San Nicolás, donde el agua se llevó un muro de la calle Álamo.

Francisco Quesada, vecino de San Nicolás, recuerda que la lluvia llegó sobre la hora de la siesta. "Ahí fue cuando caía con más fuerza", dice. Su casa tiene la azotea plana, y reconoce que se preocupó por la cantidad de agua que tuvo que drenar. "Muchas de las calles del barrio eran bajadas de agua", explica Quesada. La mayor preocupación del vecino era el muro que se cayó en la calle Álamo, cerca de su casa, ya que podía continuar cediendo y "hundir las casas".

La zona del Risco de San Nicolás está en pendiente, y con las lluvias de los pasados días están todos los desagües "desbordados", comenta Fernando Cruz, vecino que estuvo toda la mañana de ayer limpiando el acceso a su casa de barro. "Los equipos de limpieza no pasan por aquí", denuncia Cruz. Esta zona de la ciudad es un laberinto de calles con pendientes y escaleras en todas las esquinas. "Ayer esto parecía un parque acuático", describe Cruz, que tuvo que colocar cartones en la entrada de su vivienda para que el agua no entrase por debajo de la puerta. "Suerte que no tengo una entrada de garaje en pendiente", dice, aludiendo a los numerosos parkings que se inundaron por las lluvias en otras zonas de la ciudad. "Por el Risco no hay tantos de esos", comenta entre risas Cruz.

Las alcantarillas son otra historia. En Primero de Mayo se desbordaron ayer también. "El martes fue un caos, pero con la lluvia a medio día", de ayer, "también saltaron alcantarillas", comenta Cruz, que asegura que "el pestazo" llegaba hasta la calle Minerva y Domingo Guerra del Río. Esta última, acumulaba mucha agua "maloliente" que llegaba de todas las calles que hay por encima.