"¡Chacho!", suelta Simon antes de darle otro muerdo al trozo de queque de chocolate que tiene en la mano. Los de alrededor no pueden contener la risa, no porque la palabra en sí sea graciosa, sino porque es una de las que el joven alemán de 16 años ha aprendido durante la semana que ha compartido con los alumnos del IES La Minilla que, al igual que él, participan en el proyecto europeo Erasmus+. Una iniciativa comunitaria que el centro capitalino desarrollará hasta el próximo curso junto la instituto alemán Augustin-Wibbelt Gymnasium de Warendorf.

A Simon "le gusta comer", cuentan las chiquillas antes de que el estudiante bávaro vuelva a demostrar que ha aprendido más cosas durante su paso por la Isla. "Ir en guagua" y "¡qué risa!", espeta el chiquillo que ha convivido estos siete días en casa de Gara Bethencourt Reyes. "Al principio fue un poco frío", recuerda. Nada que ver con lo bien que se lo pasaron después en la Gran Cabalgata del Carnaval, a donde los alumnos canarios llevaron a los visitantes.

"Yo estaba con el corazón en un puño", apunta al respecto Miriam Jiménez Cobos, a quien se le despertó el instinto maternal protector con la chica alemana que se quedó en su casa. "Compartíamos habitación y le dejé mi cama", cuenta con orgullo. Si bien una de las cosas que más satisfacción le ha causado esta experiencia es descubrir que posee más paciencia de la que pensaba. A su madre, Gloria Cobos, sin embargo, lo que más le ha llenado es verla a ella hablar con tanta soltura inglés. "Me quedaba embobada viendo cómo se comunicaba con la chica, que tengo que decir que era un encanto y que ha comido genial", señala en una de las aulas del IES La Minilla donde hay un enorme despliegue de comida y grandes cantidades de Clipper, la bebida que ha triunfado en los paladares teutones.

Y es que ayer el centro ubicado en la calle Concejal García Feo fue donde todos se dieron encuentro. Tanto los alumnos canarios y sus padres, como la quincena de los germanos que llegaron el pasado 19 de febrero a la ciudad acompañado por cinco profesores. Han sido siete días de no parar, pero el motivo de la reunión no es otro que la despedida de los visitantes que hoy vuelven a Alemania para preparar el próximo encuentro que será allí en abril.

Los estudiantes españoles esperan el momento del viaje como agua de mayo o, más bien, del mes anterior. "Yo creo que nosotros nos vamos a adaptar mejor, porque ya nos conocemos", comenta Marta Morera. No obstante, la mayoría son conscientes de que se van a adentrar en una cultura que ya aquí ha dejado latente las diferencias. "Los amigos no se abrazan y no están acostumbrados a darse dos besos para saludar", apuntan, "¡y no comen pescado!". Una de las cosas que también observaron que les sorprendía es el trato "cercano" que en La Minilla tienen con los profesores. "Nosotros aquí les tenemos mucho afecto y nos llevamos muy bien con ellos".

En cualquiera de los casos, todos están contentos con la experiencia que han vivido y que vivirán en apenas unos meses. Aquí han sido unas jornadas intensas en la que a los visitantes les ha quedado poco por hacer. Entre las actividades que han realizado se encuentran la visita a la Casa Museo Benito Pérez Galdós, la Casa de Colón, el barrio de Vegueta, la Cueva Pintada de Gáldar, Agaete, así como a Puerto Rico, donde realizaron actividades deportivas en la Escuela de Vela.

Asimismo, durante esta semana los estudiantes han trabajado en el primer bloque temático del programa: Cuentos, historias y valores. Para la ocasión, fueron más de una veintena de alumnos del IES La Minilla los que prepararon una representación teatralizada del cuento de Benito Pérez Galdós, La conjuración de las palabras. En la obra también participaron dos de las visitantes alemanas. En la próxima visita a tierra germana se centrarán en los valores en la expresión artística a través de la música y el arte, quedando pendientes los temas de actualidad en Europa y valores en el deporte y el juego.

El IES La Minilla participará en el Erasmus+, Europa como comunidad de valores, hasta julio del próximo año. Se trata de un proyecto de asociaciones escolares, el KA2, para la innovación y las buenas prácticas financiado con el apoyo de la Comisión Europea. Los chicos trabajarán durante este tiempo en valores del día a día, tanto en el centro, como en la sociedad actual y en Europa.