Trece de los quince acusados de pertenecer a una banda de narcotraficantes que en 2004 intentó introducir en Gran Canaria 452 kilos de cocaína a bordo de un velero reconocieron ayer los hechos ante la Audiencia de Las Palmas y han aceptado condenas de entre uno y algo más de tres años de cárcel.

Estos acusados también han aceptado las multas de 15 millones de euros impuestas a la mayoría de ellos, según la sentencia dictada oralmente por el tribunal, tras alcanzar un acuerdo sus defensas con el Ministerio Público, que ha modificado parte de sus conclusiones y admitido dilaciones indebidas en la causa, por lo que ha rebajado las penas pedidas inicialmente.

El juicio continúa para los acusados Mahy M. S. y su suegra, María del Carmen D. P., quienes han negado los hechos que se le imputan y por los que se enfrentan a 16 y 6 años de prisión por un delito contra la salud pública y otro de blanqueo de capitales, respectivamente, según la acusación ejercida por la Fiscalía, que reclama la pena máxima para ambos.

Además, estos dos acusados se exponen a multas de 30 millones de euros, en el caso de Mahy M.S., y de 500.000 euros, en el de su suegra, según reclama el fiscal, que distingue dos tramas en la causa: la que trató de trasladar la cocaína en el velero Chrysalis y en la que implica a estos dos procesados, y otra que traficaba con hachís.

El acusado Mahy M. S. negó conocer la operación ideada para introducir por vía marítima en Gran Canaria cocaína procedente de Venezuela. Explicó que desde hace 25 años se dedica al negocio de la náutica, que le reportaba unos beneficios anuales de 120.000 euros, aunque solo declaraba fiscalmente una parte, 30.000 euros. Asimismo, negó estar al tanto de la operación a través de su primo, Mario Higinio B. S., condenado a 3 años y 10 meses de cárcel y a pagar una multa de 15 millones de euros por estos hechos.

Mahy M. S. manifestó que sí supo que su primo había comprado un velero, pero no que fuera para trasladar droga. Señaló que viajaba a Sudamérica porque tenía negocios hosteleros en Costa Rica y que desconocía los problemas para navegar del velero de su primo y otros dos acusados. Sin embargo, dos de los condenados que viajaban en el Chrysalis cuando fue interceptado en aguas internacionales, el 11 de julio de 2004, manifestaron que Mahy M. S. fue al Caribe a llevar un piloto automático par el velero.

El acusado explicó también que su relación con las empresas de su suegra era solo familiar, si bien el fiscal sostiene que con ellas blanqueaba el dinero obtenido de manera ilícita. María del Carmen D. P. admitió ser la propietaria de las dos empresas que la fiscalía considera que se emplearon para blanquear dinero, aunque negó que las utilizara para ocultar patrimonio y blanquear dinero de su yerno.