Rita Pulido Castro (1945) tenía 11 años cuando su hermano Octavio la llevó a la playa cercana a casa, la playa de los Pulidos la llamaban, situada donde hoy se levanta el Parque Romano. Allí chapoteaban ella y sus hermanos hasta que un día Octavio decidió que la chiquilla debía nadar mejor porque ya le ganaba a todos los niños de la playa; nadie sabe por qué razón -aunque Rita concluye que tal vez Octavio pensó que su hermana apuntaba maneras,- "me llevó a la piscina Julio Navarro y le dijo a Quique Martínez, el entrenador de toda la vida, que me viera nadar. Yo me tiré al agua y zás, zás, zás. Cuando terminé Quique le dijo "me la quedó para mí". Para los que no estén familiarizados con la natación habrá que explicarles que Quique Martínez siempre fue un grande de este deporte. De hecho, fue seleccionador y entrenador del equipo español de natación en varias ocasiones.

Lo lógico era que una niña que daba sus primeras brazadas pasara antes por las manos del segundo entrenador, el recordado Argimiro García, que formaba a los nadadores en la disciplina del entrenamiento y luego la entrenara Martínez en el primer equipo. Rita rompió moldes. Su calidad era indudable. Total que la niña/Rita comenzó a entrenar con nadadores que más tarde fueron leyendas de la natación española como ella misma: "Ah, pero yo estaba encantada de nadar con ellos aunque no tenía mucha conciencia de la importancia de todo aquello. Era una niña y para mí todo era un juego. Empecé a entrenar con 13 años. Era morenilla, ojillos achinados, pelo negro y menudita pero bueno, parece que mis brazadas eran rápidas y largas y que mis piernas se movían al mismo ritmo. Encima tenía buenos pulmones. Lo cierto es que estuve toda la vida a las órdenes de Quique".

Lo sorprendente es que solo dos años después, con 15 años, Rita Pulido fue seleccionada para formar parte del equipo español de natación que iría a la XVII edición de los Juegos Olímpicos en Roma, año 1960. En 100 y 200 metros libres pulverizaba los récords con el nadar elegante que la distinguió siempre lo que la convirtió en figura del equipo nacional y le granjeó mucha admiración.

En la Olimpiada de Roma, Rita nadó los 100 metros libres en 1.10.0 y aunque fue eliminada batió el récord de España de la distancia. Los recuerdos que tiene de su primera olimpiada son los propios de la niña que era: "¡Quince años, imagina! Yo venía de una isla chiquita, isla lejana y estaba allí, en el Estadio Olímpico de Roma, desafilando, escuchando el himno nacional junto con mis compañeros que me cuidaban tanto, en fin, en una nube. Así viví las Olimpiadas, en una nube".

En esos juegos ocurrieron cosas que hicieron historias como personajes únicos. Por ejemplo, Muhammad Alí comenzó a forjar su leyenda en esa olimpiada al igual que Abebe Bikila que ganaba el maratón corriendo descalzo o Wilma Rudolf que se llevó tres medallas oro; pero Rita dice que aunque le asombraron mil cosas hubo una que lo hizo especialmente y fue ver el equipo soviético. "Yo lo miraba todo con asombro, claro, pero en 1960 tener delante a aquellos deportistas con sus chandales azules y las iniciales de la Unión Soviética (CCCP) en el pecho impresionaba muchísimo. Además tenían un poderío físico imponente, tanto hombres como mujeres", cuenta.

Pero lo mejor estaba por llegar. Cuatro años después "me llaman para ir a la Olimpiada de Tokio y aquello fue una experiencia más maravillosa que Roma si cabe por su exotismo, porque yo ya tenía un poco de experiencia y porque vivir una olimpiada es lo máximo para un deportista". Acompañada de Jesús Cabrera y Nazario Padrón, espaldista y bracista olímpicos, respectivamente, los tres salen de la isla el 12 de octubre de 1964 rumbo a una experiencia deportiva única. Rita hizo los 100 metros libres en 1.06.7 un magnífico registro para la época.

A pesar de su buen resultado no logró pasar la eliminatoria y se despidió de los Juegos. Su serie la ganó la mítica nadadora australiana Dawn Fraser, posterior campeona olímpica en el país asiático. De Tokio tiene anécdotas como para escribir un libro.

Una cosa es indudable; sus diez nietos tienen en la abuela Rita a la mejor contadora de historia: "Diez nietos, si, y son mi vida, junto a mis cinco hijos, claro. Pero yo no cuento mucho aunque cuando sale una conversación se comenta lo que conseguí y ya está. La natación me ha permitido conocer gente y países maravillosos. Sin embargo, de las dos olimpiadas en las que participé la de Japón me deslumbró. Es otro mundo. Para empezar, un día en la villa olímpica paseaba con la típica sombrilla japonesa cuando un fotógrafo me hizo una foto, como tantos otros que hacían fotos a todo. Yo no le dí importancia pero al día siguiente cuándo veo mi imagen en la primera página de un periódico que vendía miles y miles de ejemplares, me sorprendió. Aquello me hizo tan popular en la villa que la prensa me seguía; entonces alguien dijo que me habían elegido Miss o algo así. ¡Nada, niña! Fue como te digo. Ah, y también esa foto grandísima la colocaron en la fachada de un edificio de ocho pisos o más. Tremendo".

Y de pronto un día cuando Rita tenía 19 años terminó una competición nacional y se retiró. Lo dejó todo por amor y se casó con Juan Manuel Pulido. De eso hace 50 años que han sido "de felicidad, con una vida plena, con un buen hombre y unos hijos estupendos. No eché nunca de menos los halagos, ni las corcheras. Sigo haciendo otros deportes y natación dos veces en semana. En casa somos muy deportistas, de hecho mi hija Natalia nadó con España en Barcelona 1992 y ese día, en las gradas, estaba yo más emocionada que nunca. Me dio una cosa? ver a Natalia desfilando con el equipo nacional fue inolvidable. Lo más emocionante que he vivido en el deporte, la verdad".

¿Y los niños de la casa han sabido lo que ha sido la Rita abuela o madre? "Siiii?un día le preguntaron a uno de mis hijos, aún pequeño, que cómo se llamaba su madre y dijo "Rita Pulido Campeona de España".

Lo que escuchó siempre.