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El Ayuntamiento abre un piso para que los sin techo rehagan sus vidas

Los primeros inquilinos de la vivienda de Las Torres son siete varones - La casa de protección pública será un tránsito entre el centro de acogida y la sociedad

Juan José atiende a los medios junto al edil de Cohesión Social, Jacinto Ortega, y la jefa de la Unidad Técnica de Inclusión Social, Yolanda Aguir, ayer. SABRINA CEBALLOS

Siete varones son los primeros inquilinos de la vivienda que ha puesto en marcha el Ayuntamiento para que las personas en exclusión social retomen de nuevo las riendas de su vida y se reinserten en la sociedad. Es el primer piso de estas características que se abre en el municipio, que ayer fue presentado a los medios de comunicación por el concejal de Cohesión Social, Jacinto Ortega, y la Jefa de la Unidad Técnica de Inclusión Social del Ayuntamiento, Yolanda Aguiar.

Uno de sus residentes es Juan José, profesional de la pesca, sin familia, que tras un accidente de trabajo hace dos años, en el que le amputaron un pierna, se vio en una silla de ruedas y en el centro de acogida de El Lasso por no tener recursos suficientes para afrontar esta nueva etapa de su vida. Tras un tiempo viviendo allí, ha sido una de las personas elegidas por los técnicos sociales del Ayuntamiento para participar en esta experiencia piloto. Ayer mostraba su satisfacción por ser uno de los primeros residentes y poder reanudar su vida. La convivencia, de momento, está siendo buena y el único problema que ha surgido es la lista de la compra.

La vivienda es propiedad del Gobierno de Canarias, que facilita el alquiler. El Ayuntamiento se encarga de los gastos de comunidad, agua y luz, mientras que los inquilinos participan con sus economías de la cesta de la compra. Así lo señaló ayer el concejal de Cohesión Social, quien se mostró "muy orgulloso" de presentar esta nueva vivienda, incluida dentro del Plan de Rescate Social del gobierno tripartito, y que cuenta con una financiación de 55.000 euros.

Los siete residentes, que ya llevan conviviendo una semana, son personas que bien por no tener recursos económicos, un trabajo estable, familia u otros problemas se han visto abocados en algún momento de sus vidas a vivir en la calle o en un centro de acogida. Hoy, a pesar de que tienen trabajo o una pensión, no poseen los recursos económicos ni las habilidades sociales suficientes para vivir solos. El objeto de este piso es que a través de la convivencia y de la autogestión puedan independizarse tras un tiempo de estancia en él.

Las primeras personas que ocupen esta casa, de unos aproximadamente 130 metros cuadrados repartidos entre un salón comedor, cocina, dos baños y cinco habitaciones; dos de ellas dobles, han sido seleccionadas por los técnicos sociales del Ayuntamiento, después de haber hecho un trabajo previo con ellos en los centros de acogida de El Lasso y de La Isleta, donde vivían hasta ahora, y de cumplir con una baremación para que el proyecto saliera adelante.

Los siete inquilinos, que tienen entre 30 y 65 años y dos de ellos son de nacionalidad marroquí, se organizan por sí solos en la vivienda, aunque cuenta con la supervisión de un asistente social, que un par de días a la semana acude para ver cómo se desenvuelven y ayudarles a resolver los pequeños conflictos que surjan, si es que los hay.

Es decir, ellos mismos realizan las tareas de la casa, la cesta de la compra, así como las normas de convivencia. Entre las impuestas, figura el no llegar más tarde de las doce de la noche y respetar las normas de la comunidad de vecinos.

En la casa estarán un mínimo de cuatro meses y un máximo de seis, hasta que puedan independizarse¡, ya que cuatro de ellos tienen trabajo, dos cobran una pensión y otro está a la espera de poder incorporarse al mundo laboral.

La responsable de la Unidad Técnica de Inclusión Social indicó ayer que, en ningún caso, se abandonará a su suerte a las personas que, habiendo superado el tiempo de estancia, no tengan recursos propios suficientes para afrontar una vida en solitario. En este sentido, dijo que el Ayuntamiento les buscará otras ayudas sociales para que continúen con sus vidas porque, de lo contrario, sería como volver al punto de partida.

El edil Jacinto Ortega señaló que el piso era el paso que se necesitaba para "cerrar el círculo de inclusión social" de estas personas que por falta de recursos económicos y sin apoyo familiar habían tenido que vivir en un centro de acogida.

"Hasta ahora los casos se resolvían o manteniéndoles en los centros o saliendo a la calle porque no había una alternativa, con lo que los casos se cronificaban o las personas volvían a recaer", contó. Al mismo tiempo, subrayó que la convivencia con otras personas sirve también para que vuelvan a tener relaciones afectivas ya que son individuos sin familias.

Ortega confía en poner en marcha más pisos de estas características para apoyar la reinserción social de personas sin hogar.

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