Los vecinos del barrio de Las Majadillas que sufren la contaminación acústica de la depuradora de Tamaraceite no aguantan más. "¡Que la paren ya!. Me estoy volviendo loca", pedía ayer de manera insistente y con la voz entrecortada por el llanto Belén Palma, una de las residentes del lugar, que asegura estar desquiciada por el ruido constante que soporta desde que la planta se puso en marcha el pasado 27 de julio. Palma, la primera vecina que ha denunciado la contaminación acústica en la Fiscalía de Medio Ambiente, solicitó ayer al ministerio público que paralice la planta, como medida cautelar, hasta que se acabe con elruido. Desde el Ayuntamiento, señalaron que "no es tan fácil" parar la planta y añadieron que se ha pedido a Emalsa desde hace una semana que disminuyan el caudal para reducir la escandalera. La empresa Marsan Ingenieros inició la noche del pasado lunes, por encargo de Emalsa, las pruebas para medir la intensidad de la contaminación acústica. Las pruebas empezaron a las once de la noche y según el relato de Palma, el estruendo fue insoportable. "Pusieron todos los soplantes a tope y se formó una escandalera tremenda. Peor que nunca. Lo oyeron hasta en Lomo los Frailes. Tomaron las mediciones y luego el ruido ha bajado un poco, pero ahora es más agudo. Es como un pitido y molesta más. Es verdad que el ruido ha bajado un poco, pero sigue molestando y tiene picos muy fuertes", informó Belén Palma, que aseguró que si la depuradora estuviera en Mesa y López o en Triana "ya la habrían paralizado". Los soplantes son los aparatos que aportan el oxígeno necesario para la descomposición bioquímica de la materia orgánica de las agua negras y mantener en suspensión los microorganismos.
Según han informado a los vecinos, cuando estos artefactos funcionan a tope, hacen que aumente el ruido. "El Ayuntamiento reconoce que los ruidos son excesivos, pero afirma que tienen la autorización del Consejo Insular de Aguas y la Consejería de Industria", se quejó Palma, quien recordó que el 13 de marzo del año pasado, cuando la depuradora arrancó unos días en pruebas, puso una reclamación por el ruido tan grande que emitía la planta. "El Ayuntamiento ya tenía quejas nuestras desde el año pasado y no entendemos como recepcionaron una instalación que se sabía que tenía defectos. Desde Industria me han dicho que la planta siempre ha tenido déficits técnicos", añadió la portavoz vecinal, que criticó que la Policía Local aún no le haya facilitado los resultados del informe que realizó sobre los ruidos de la depuradora a petición de los vecinos el pasado 10 de agosto. "Pagamos 7,50 euros de tasas para que lo hicieran y estamos esperando que se dignen a facilitarnos el informe", se quejó Belén Palma quien aseguró no entender por qué no ha sido la guardia urbana la que se ha encargado de realizar el informe sobre la contaminación acústica. "No me parece muy fiable un estudio que paga Emalsa", sostuvo.
Por su parte, un portavoz del concejal de Aguas, Roberto Santana, informó de que la empresa contratada entregará los resultados del informe en un plazo de diez días. Santana descartó también la posibilidad de paralizar la planta porque, una vez parada "es muy complicado volver a arrancarla". Las fuentes indicaron que la paralización de la planta es un proceso muchísimo más complicado que apretar un botón y "puede ser perjudicial". Desde la Concejalía de Aguas aseguraron que "desde hace una semana" se ha pedido a Emalsa que reduzca el caudal de aguas fecales que entra en la depuradora para reducir el ruido.
Los vecinos de Las Majadillas se reunirán el próximo viernes por la tarde para analizar la situación y decidir las medidas a adoptar, en el caso de que no se solucione el problema en los próximos días.
