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Elena Parrilla, ayer, en el interior de la dulcería.QUIQUE CURBELO

Entrevista

"Tenemos algunos clientes que ya venían a Parrilla con sus abuelos"

Elena es la propietaria de la histórica dulcería y panificadora Parrilla, situada en la calle General Bravo

¿Cuántas generaciones lleva la dulcería?

Conmigo la tercera. Fue mi abuelo el que lo empezó todo.

¿Cómo nace Parrilla?

Mi abuelo era de Lanzarote y vino a Gran Canaria a principios del siglo pasado. Fue entonces cuando montó la panadería, pero simplemente panadería. Ya luego, con el tiempo, la panadería seguía funcionando y creó la dulcería. Y la creó, básicamente, para sus hijas. Tenía también hijos varones y uno de ellos era mi padre. De esa generación ya no queda nadie con vida.

Usted nació con un pan bajo el brazo, nunca mejor dicho. ¿Orgullosa de haber podido continuar el negocio?

[Risas] Sí, estoy orgullosa; la verdad es que ha sido duro, pero bueno. Estoy contenta, no me puedo quejar.

¿Se planteó hacer otra cosa o siempre desde pequeña estuvo metida con los dulces?

La verdad es que nunca me planteé otra cosa. Siempre salía del colegio y me metía allí. No en la panadería, porque en la panadería trabajan por la noche, pero en lo que es en la dulcería sí. Siempre estaba entre los dulceros, entre las natas y los merengues.

110 años no se cumplen todos los días. ¿Qué supone para usted el reconocimiento que se las hace con la placa?

Estamos muy orgullosos. Y con la placa estamos muy contentos.

Su abuelo y su padre estarían orgullosos, seguro.

Seguro. Aunque mi padre nunca trabajó en la panadería. De los nueve hijos que tuvo mi abuelo, las tres hembras se dedicaron a la dulcería y los cuatro varones mayores, a la panadería. Los otros dos pequeños estaban al margen.

¿Qué tienen de especial los dulces de Parrilla para que haya continuado todos estos años?

Aparte de que son los mejores dulces de la ciudad... [Risas]. ¿Que qué tienen de especial? No sabría decirte. La gente sigue viniendo por tradición, y tenemos clientes que siguen viniendo de generación en generación; hay algunos que nos dicen que venían con sus abuelos.

Están bien situados también.

Sí. Estamos en General Bravo y tenemos otra por el Mercado Central, que la abrimos hace cinco o seis años.

¿Qué le parece que se hagan rutas como esta?

Me parece muy interesante. Es una pena que ya prácticamente no exista ninguna dulcería. Porque históricamente hemos tenido en la capital unas dulcerías bastante buenas. Podríamos haber seguido todas trabajando paralelamente como hacíamos antes, y es una pena que ya no estén. Pero bueno, están en el recuerdo de todos, es parte de la historia de la ciudad.

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