¿Qué significa para usted esta distinción?
Me congratula porque he dedicado casi toda mi vida a enseñar nuestra historia y patrimonio. Primero, a mis alumnos, y después a los docentes de Secundaria y Enseñanzas Medias. Desde hace veinte años enseño los municipios de la Isla a los profesores gracias a un acuerdo entre la Consejería de Educación y el Colegio de Licenciados de Geografía e Historia. Son cursos de formación en los que visitamos los municipios uno a uno. Les hablo de sus orígenes, de su historia, de su patrimonio, para que luego puedan trasmitírselo a sus alumnos como hice yo con los míos.
¿Y conocen los docentes la historia de Canarias?
Generalmente saben poco aunque tienen interés por la cultura; desconocen los pormenores del origen de los municipios, de que ya existía ese lugar antes de que se constituyera como tal. Porque hasta 1812 los municipios no existían. Gran Canaria y todas las islas eran uno solo. No existían los ayuntamientos como tales sino el Cabildo insular; los consistorios no se formalizaron hasta esa fecha en todos los lugares que existía parroquia y, siempre y cuando, los vecinos quisieran. De este modo, los docentes tienen conciencia de cómo ha evolucionado la administración local. Redescubriendo la cultura de la Isla es como conocemos nuestra tierra.
Comparte la distinción con José Hernández González (Lanzarote) y Nicolás Pérez García (Tenerife) ¿qué le parece?
Muy contento, los conozco. Los que nos dedicamos a dar a conocer nuestra historia somos cronistas, entre comillas. Todos somos cronistas de la historia, en definitiva. Los mismos Reyes Católicos ya tenían entonces sus cronistas. Yo lo he hecho escribiendo pero también he estado haciendo programas de radio hace tiempo, en la Ser y Radio Libertad durante años, contando cosas de los municipios. Aprendí con el catedrático de Historia del Arte, Jesús Hernández Perera, que en el año 1964, 1965, venía a la capital; era profesor en la Universidad de La Laguna, a dar conferencias en la entonces Universidad Internacional Pérez Galdós en la Casa de Colón. Entonces yo era un estudiante e iba a escucharlo. Nos llevaba a dar paseos por la ciudad, por sus monumentos. Para mi la educación lo es todo. Una sociedad culta y educada es fundamental para prosperar. Y hay que empezar por conocer nuestro pasado.
¿Comenzó su interés por la historia gracias a este profesor?
Quien me transmitió el gusanillo fue mi profesor Luis Curtí, que pertenecía a la Institución Libre de Enseñanza y que tras la Guerra Civil le expulsaron del cuerpo. En Guía hacia faltan dos profesores y le enviaron para acá como destierro. Yo entonces contaba con diez años.
¿Cree que el papel de los docentes es muy importante para despertar vocaciones?
Por supuesto. Pero también para conocer lo nuestro. Yo fui profesor de la primera promoción de la Escuela de Arquitectura y obligaba a mis alumnos a que se interesaran también por la arquitectura canaria, por sus características, porque es única. Aquí hay una cultura y una tradición que no podemos despreciar.
¿Qué importancia tiene para una investigación las fuentes de los cronistas?
La historia se hace porque las cosas se quedan escritas, aunque también existe la tradición oral. Todo lo importante está escrito; ahora se queda también grabado. Los cronistas se ocupan de la intrahistoria, del día a día, no de los grandes acontecimientos. Son los que cuentan cómo se va dignificando una ciudad, su administración, las instituciones que van surgiendo. Por supuesto, hay que contrastar las narraciones de los cronistas. Hoy en día son ustedes los periodistas, los medios de comunicación, los cronistas.
¿Es muy difícil enseñar historia hoy en día a una juventud que busca la inmediatez que le proporcionan las redes sociales?
Es muy difícil. Hoy en día hay un exceso de información. Las Humanidades están en declive frente a la tecnocracia. Pero la lengua, el arte, la música; todo lo que son las humanidades, tiene su presencia a pesar de que el mundo material nos invade. E instituciones como la Económica del País, el Museo Canario; y otras, en las que he trabajado llevan esa vela encendida que han heredado a lo largo de los siglos. Hay que conocer cómo nos hemos ido conformando para ver cómo somos. Hoy se imparte más educación que nunca en Europa, América; no hay analfabetos en el mundo salvo en los países del Tercer Mundo. Cuando yo empecé a dar clase, me pase los primeros años dando clase a gente mayor.
Pero no siempre los jóvenes aprovechan la oportunidad
Efectivamente. Pero no todo el mundo tiene los dotes para poner codos y estudiar. La mayoría no llega a la Universidad.
Usted ha sido miembro de diversas instituciones culturales y científicas de Gran Canaria como el Museo Canario, la Escuela Luján Pérez, entre otras ¿cuál de ellas es su ojito derecho?
Todo el conocimiento parte de la Ilustración y este espíritu lo tenía la Económica, que nació en 1776. A partir de ella se crearon otras instituciones culturales en la Isla así que me quedo con ella.
¿En qué está trabajando actualmente?
En los orígenes de la Edad Media de Canarias. Quiero hacer ver a los universitarios que en el Archipiélago existió un periodo bajo medieval, que culmina con la Conquista en 1494.
Usted fue concejal del Ayuntamiento de la capital en los tiempos de Emilio Mayoral ¿cómo ve el tratamiento que se le da a la Cultura y a la conservación y divulgación del patrimonio?
Es una de cal y otra de arena. A veces priman otros intereses más que los culturales. Se podían hacen más cosas pero el Ayuntamiento tienen muchos problemas y la cultura, además, recae principalmente en el Cabildo insular. En la ciudad hay una red de centros culturales y vecinales con los que se podría contar para divulgar la historia y el patrimonio. Pero para ello hace falta celo patriótico.