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"Haití te cambia la vida"

El grancanario Pedro Ramos ha viajado dos veces como voluntario a Ranquitte donde la ONG Christian Flights International realiza su labor

"Haití te cambia la vida"

"En mi vocabulario ha desaparecido la palabra depresión". Para Pedro Ramos Acosta su visión del mundo dio un giro radical en 2014, cuando viajó como voluntario a Ranquitte, una población de 8.000 habitantes del interior de Haití, donde conoció de cerca lo que es vivir "sin tener nada". Este grancanario, que hasta aquella experiencia era perito tasador de accidentes de tráfico y ahora trabaja en una empresa familiar de seguros -para dedicar más tiempo a los suyos-, conoció la labor de la ONG estadounidense Christian Flights International en el país caribeño a través de su "padre americano", cuando fue a estudiar el entonces COU a Richmond, Kentucky. Este verano realizó su segundo viaje a Ranquitte y ha vuelto convencido de la necesidad de seguir ayudando sin descanso a los haitianos, no sólo durante los huracanes, sino los 365 días del año.

"Cuando tenía 19 años me fui a estudiar a Estados Unidos y me alojé en casa de un matrimonio de allí, Ray Jackson y su esposa Bobby, con los que he guardado una relación exquisita. Desde ese momento nos vemos al menos una vez al año, ya sea porque voy yo o porque vienen ellos. Él es médico y lleva 32 años en la ONG con la que colaboro", explica Pedro. Siempre pensó que en algún momento se animaría a acompañarle y así fue, en 2014. Aquello le marcó. "No he podido olvidarme. Es muy duro, te das cuenta de que aquí nos quejamos de vicio. La primera vez que serví en el comedor lloré, no lo pude evitar". En Ranquitte no había ni luz ni agua en su primer contacto, ahora ya se empiezan a ver la electricidad y las bombas de agua. "La ONG ya ha construido 69 casas, que llaman Happy Home. Levantar una cuesta 1.500 dólares", detalla Ramos, que anima a todos a que vivan esa experiencia y que puedan, por ejemplo, ayudar a repartir comida. "Caminamos más de cuatro horas para llevar los alimentos casa por casa. Muchos niños comen solo una vez al día".

La zona en la que opera esta Organización cristiana está en las montañas, no en las poblaciones costeras, donde más azotan los huracanes, pero la pobreza es extrema y todas las manos son pocas. "Todos los niños están escolarizados, porque la ONG paga a los profesores haitianos, que cobran 25 dólares al mes", relata Pedro, que es el único español que ha estado en Ranquitte y es muy querido entre los habitantes del pueblo.

De España conocen, sobre todo, el fútbol. "Los pequeños saben quiénes son Messi y Ronaldo". El grancanario les llevó en su segunda visita, el pasado julio, unos equipajes y balones cedidos por la Unión Deportiva Las Palmas y los chiquillos se quedaron privados. "Les encanta y están informados de que es un equipo de Primera", revela Pedro, que estuvo hace unas semanas en la Fan Zone del Estadio de Gran Canaria recaudando fondos para la ONG y solo consiguió 105 euros. "Ahora mi prioridad es recaudar fondos y ayuda para mandar allí".

Pedro garantiza que las donaciones tienen un fin claro, nada se pierde por el camino. Él mismo donó en su día 3.000 euros tras vender 200 camisetas que pagó de su bolsillo. "Además de las casas, los comedores y las escuelas, hay también una clínica con cuatro enfermeras para el control nutricional de los bebés, donde se les dan la leche y vitaminas a las mamás".

Pedro quiere dejar claro que el proyecto no tiene la pretensión de eternizarse. La idea es que, en el momento en el que lo consideren, los haitianos se autogestionen... Aunque para eso "aún falta".

Ramos quiere ir a más, enviar toda la ayuda posible y acudir a su cita con sus amigos de Ranquitte cada dos años. La próxima expedición será en 2018. "Yo animo a todos a venir, cuesta el billete de avión, más 600 dólares que se le dan a la ONG por estar una semana, durmiendo en literas, y para pagarle a unas señoras por trabajar con nosotros".

La vida allí es sencilla. "Nos levantamos a las seis de la mañana, desayunamos y a trabajar hasta las 17.00 horas. Luego hacemos vida con los niños, juegos, dándoles cariño, y más tarde, toca hacer meditación. Es una ONG cristiana, somos misioneros, yo soy católico, aunque no se obliga a nadie a nada. Se trata de reflexionar, de hablar", argumenta Pedro, que admira profundamente a Ray Jackson, al que ha visto salvar muchas vidas.

En estos momentos, Ramos colabora con el Colegio Americano. "Estoy con un proyecto para el día 19 de noviembre, el Water Walk. Cada niño pone cinco euros y todo lo que se recaude va a Christian Flights", indica.

Pedro reconoce que se siente solo en toda esta batalla, puesto que aquí es el único representante de la ONG, y por eso pide ayuda, ya sea a través de la web (www.christianflights.org ) o poniéndose en contacto con él en su Facebook: Pedro Ramos Acosta.

Su hija Laura aún es pequeña, pero tiene claro que quiere ir a Ranquitte... Ojalá ese entusiasmo sea contagioso.

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