Se dice que la ciencia y la religión no se llevan bien, pero, en su caso, parece que no es así.

El debate sobre Ciencia y Religión no es ni más ni menos que el de la Fe y la Razón. Un debate bastante antiguo y que se va superando. Las metodologías de ambos son distintas, sus caminos son paralelos, pero no tienen por qué converger. Humildemente, en mi caso, se dan ambas cosas y hay grandes científicos a lo largo de la historia que tienen superado este debate. Físicos del siglo XX como Werner Heisenberg decían que cuando uno bebe de la copa de la ciencia permanece ateo pero que, al final de la misma, lo que espera es Dios. Ambas cosas son compatibles.

¿Cómo se acercó a la religión católica, por enseñanza familiar o tras una reflexión personal?

En mi caso hubo una herencia familiar y educativa, estudié en el colegio de los hermanos maristas, en Málaga. En el Bachillerato, esa primera estancia religiosa pude enriquecerla. Me enseñaron el mundo de los otros, de los más necesitados. Y ese aprendizaje en casa y en el colegio es la herencia que tengo. Como decía Sartre, un hombre no es por lo que ha hecho, sino por lo que han hecho de él. Luego, por supuesto, también hubo una reflexión, sobre todo en los años de universidad, cuando uno está en plena producción y se interesa por todos estos temas.

Comentaba el miércoles, durante la presentación del programa de la Semana Santa, que fue un halago ser nombrado pregonero porque hoy en día no hay mucha oportunidad para manifestarse públicamente como cristiano, pero, ¿la religión no debe ser una cosa de puertas para adentro?

Quizás no me expresé bien. No me refería a eso. Yo me siento libre para expresar mis creencias, para comunicarlas. Respeto las de lo demás y no me encuentro coartado en nuestra sociedad, y menos en la de Las Palmas de Gran Canaria, para expresarlas. A lo que me refería era que ser pregonero era una oportunidad para desbaratar ese debate entre Fe y Razón y no en el sentido populista, de propaganda, como a veces se nos ha acusado a los cristianos, de lo que es la Semana Santa. Soy un hombre de reflexión y si me invitan a pregonarla no voy a decir que no. Decirlo hubiera parecido que me tengo que esconder y no tengo por qué. Pero, como le digo, no había ninguna intención dogmática en la afirmación, ni de proyectar ideas públicamente.

Explicado el error, le vuelvo a hacer la misma pregunta.

Sí, creo que debe ser así. Pero para mí el mensaje del Evangelio es universal. Es la igualdad para todos, el perdón, el amor, el ayudar a los demás, ¿quién no acepta eso?; es difícil no hacerlo. La oportunidad está ahí y es un mensaje que no es dañino. Las cosas no hay que sacarlas de contexto en una sociedad laica y secularizada como ésta, el mensaje hay que seguirlo sin dogmatismo.

Dijo que había sido nazareno, cofrade y portador de trono, cuénteme, ¿dónde y cómo tuvo esa experiencia?

Es algo anecdótico. El mundo cofrade lo he vivido en Málaga, en su semana grande de Semana Santa. Una cosa es salir de nazareno, con la cara oculta, otra ir de cofrade y, otra muy distinta, portar un trono, donde no se ve nada y en el que todo el mundo se iguala en mangas de camisa. El parado, el magistrado, el director de un servicio de hospital; ahí todos se hacen iguales. Este es un mensaje muy bonito y para alguno de ellos es una oportunidad para estar en otra realidad portando a ese Cristo o a esa Virgen. Incluso a algún agnóstico me he encontrado arrimando el hombro, nunca mejor dicho. Es una experiencia enriquecedora, como le digo, porque todos somos iguales en esos momentos. Por motivos académicos no pude continuar con esa actividad y me fui desvinculando, alejándome. Pero no fue por un motivo religioso, sino por la propia dinámica laboral, la universidad, los viajes. Soy un aficionado a un hecho cultural de primera magnitud que es el arte en la calle como expresión de algo. Respeto mucho todo lo que supone la Semana Santa y el trabajo que realizan todas las cofradías, desde la primera a la última. No tanto por esa sensación de estar vinculado de algún modo a ellas, que se quedó allí [en referencia al pasado] sino porque lo considero necesario.

Afirma que el mensaje de la Semana Santa no es reduccionista, sino universal. Explíquese.

Me refiero como última consecuencia. El mensaje final es renovarse y estar con los más necesitados. Para mí, ese es el mensaje de la Semana Santa: no abandonar a los que son como nosotros. Y esa expresión de la Semana Santa tiene que compartirse, y no solo como una expresión artística.

¿Qué otros aspectos va a destacar en su pregón?

Casi se lo he dicho entero contestando a sus preguntas. Parto de un mensaje: lo que significa la Cuaresma, para llegar a una conclusión. Y en esa crónica que tendría que escribir de los hechos mi conclusión es que la Semana Santa tiene que ver con el tercer mensaje del padre: que es estar con los más necesitados. Es evidente que no partimos de cero, porque no podemos obviar la herencia, pero me pongo como espectador de lo que ocurrió.

¿Cree que en la Universidad de hoy debe haber espacio para la religión?

La Universidad debe ser abierta y, en ese sentido, no debe decantarse por ningún tipo de orientación. Tiene que estar abierta a cada persona sin interferir en las creencias ya que se trata de un espacio público, una escuela de pensamiento consustancial al libre pensamiento. Y, en ese sentido, no puede traicionarse. Otra cosa es que sea un lugar para el estudio de todas las religiones, para la historia del pensamiento. Y ese debate sí que enriquece. Lo malo es que eso se interprete como una doctrina.