A finales del siglo XVIII, mientras navegaba muy lejos de aquí, una enorme tempestad sorprendió a un barco un tanto singular. Su tripulación, formada por piratas y tres payasos, luchó contra viento y marea sin poder evitar el naufragio del navío que finalmente acabó en el fondo del mar. No obstante, no todo estaba perdido para ellos. El destino quiso que a nado los marineros llegasen a una isla habitada por criaturas marinas circenses capaces caminar sobre alambres, doblar sus cuerpos en posturas imposibles para el resto de los mortales y hasta volar sobre el agua. Un auténtico espectáculo que desde mañana también podrán disfrutar los vecinos de la capital bajo la carpa del Circo Alegría que, hasta el 30 de mayo, estará instalada en la Avenida de Escaleritas.
Aunque todavía no ha abierto sus puertas, bajo la lona ya está todo listo para comenzar con Aqua Circus, la última creación con la que la compañía de la famila de Angelo Di Lello y Dicky Faggioni ha viajado durante el último año por todo el Archipiélago, siendo Las Palmas de Gran Canaria donde pondrán este mes el broche de final a la gira. Se trata de una apuesta muy especial y cuidada en la que los artistas suman a la complejidad de sus actuaciones el factor acuático. Y es que la historia, que arranca con el citado naufragio que marca el hilo conductor de todo el show, se desarrolla "en una pista que se coniverte en piscina, o en una piscina que se convierte en pista, según como se mire", explica divertida la hija de los propietarios del circo, Denise Di Lello, quien a sus 21 años actúa y canta varias veces a lo largo de la actuación que dura dos horas.
La joven, que está a punto de marcharse a estudiar a la Escuela de Interpretación de Cristina Rota en Madrid, se ha criado junto a su hermano pequeño Devid (que interpreta a uno de los payasos) en el mundo circense donde ellos son la sexta generación. "Mis antepasados comenzaron en los Países Bajos, no con un circo como tal, sino como payasos que actuaban por todo el mundo hasta que pasados unos años decidieron montar su propia empresa". Desde entonces, su familia se ha dedicado a viajar por el mundo llevando la magia, la cultura y la alegría a niños y mayores. Fue hace siete años cuando sus padres decidieron montar Alegría con la intención de fusionar "lo tradicional del espectáculo más antiguo del mundo" con elementos que creasen impresionantes efectos ópticos para los espectadores.
Fue así como el año pasado nació Circo Alegría On Ice, una función sobre hielo con el que visitaron todas las Islas y fue así como también hace unos meses surgió la idea de trabajar con y sobre el agua. "No ha sido fácil, hemos tenido que ensayar durante más de seis meses, ya que no es lo mismo trabajar un número que te ha costado toda una vida conseguir con el riesgo de resbalarse", cuenta Di Lello.
Pero no hay nada imposible para el elenco compuesto por más de 30 personas de nacionalidad española, italiana, polaca, rumana, francesa, china o inglesa, entre otras muchas. Ellos son los que hacen posible que acrobacias, equilibrio sobre el alambre, roller skater, antipodismo, contorsionismo, trapecio volante, saltos, coreografías, magia y, por supuesto, diversión, luzcan entre las fuentes que rodean tanto la pista como la plataforma que se eleva en el centro de ella. Este escenario se transforma en una piscina con suelo antideslizante por la que circulan 24.000 litros de agua, que es capaz de llenarse y vaciarse en un minuto y cuyos chorros bailan al compás de la música que se ha compuesto en Miami como base de las canciones que se interpretan en directo. "Para nosotros es muy importante trabajar la educación medioambiental con los niños por eso, el agua que utilizamos va por un circuito cerrado interno y se cuida con tratamientos para que no tenga que ser sustituida", aclara la joven actriz.
Los personajes en los que se transforman para el show los artistas también contribuyen a esta concienciación ya que entre ellos se encuentran seres marinos de todo tipo como cangrejos, caballitos de mar, algas o tiburones. Asimismo, los espectadores también podrán reconocer a sirenas y piratas y hasta estará el famoso pececillo, Nemo. Para ello, se ha mimado al detalle el vestuario en el que se han empleado 6.000 metros de coloridas telas.
Y aunque no los puedan ver en muchos casos, también estarán presentes "los artistas en la sombra" que hacen posible que se cree el ambiente de fantasía de Aqua Circus. Ellos son los técnicos de iluminación y sonido, así como los que velan de que todo está en orden dentro de la pista. "Aquí todos somos una gran familia", cuenta Denise Di Lello. Y en ella trabajan otras 40 personas que, aunque no se vean bajo el agua, reman en la misma dirección para que la gran actuación con la que finalizarán su gira anual en la capital luzca en todo su esplendor.
