La catedral de Las Palmas de Gran Canaria, erigida a partir de 1497, podría esconder un secreto digno de una novela de Dan Brown: Estar construida con una orientación atípica en los templos cristianos, que le permite conducir la luz del sol en el amanecer del solsticio de verano.

El arquitecto del servicio de Patrimonio Histórico del Cabildo de Gran Canaria Alejandro García sostiene que el origen de esa singularidad podría estar en el culto a Santa Ana, derivado de los evangelios apócrifos que no reconoció la fe de Roma, o, incluso, otro más ajeno a su doctrina, la adoración al sol, que se proyecta de manera única a través del monumento en un momento preciso del año.

Este estudioso del patrimonio explicó que comenzó a desarrollar sus investigaciones sobre la catedral de Santa Ana al comprobar que esa basílica religiosa se construyó orientada al nordeste y no al este, como era norma en los edificios de esa clase en su época.

Su hallazgo fue casual, ya que fue sin buscarlo como se dio cuenta de que la también denominada catedral de la Diócesis de Canarias "se orienta al amanecer del solsticio de verano, o del día de San Juan" y proyecta la luz del astro rey sobre la plaza y el escudo del Ayuntamiento en esa fecha, en la cual se conmemora la fundación de la capital isleña.

El descubrimiento lo hizo, según recuerda, cuando trabajaba en el diseño de una placa a instalar en el pavimento de la plaza del Pilar Nuevo, situada a espaldas del templo. Esto le llevó a preguntarse hasta qué punto era posible que la desviación cometida al planear su disposición fuera fruto del azar o del descuido.

Más aún cuando otros lugares de oración cercanos del barrio histórico de Vegueta, como la ermita de San Antonio Abad o las iglesias de Santo Domingo de Guzmán y de San Agustín, sí que se orientan al este. La pequeña desviación que presentan es en una proporción tan insignificante, de tres grados como mucho, que podría achacarse a imprecisiones involuntarias.

Con esos elementos como base, decidió emprender indagaciones que le permitieron confirmar una sospecha, la de que el edificio fue deliberadamente diseñado con la idea de que mirara hacia un lugar preciso para que propiciara que el sol "bailara" a través de él en un instante concreto.

Estudios de documentación antigua, análisis y mediciones hechos sobre el terreno y simulaciones efectuadas en el ordenador reafirmaron su creencia de que no estaba ante meras especulaciones, lo que le animó a ir más allá e indagar sobre los motivos que habrían motivado este juego arquitectónico y astral.

Esta búsqueda le llevó a conectar las intenciones de los creadores de la catedral no solo con la veneración a Santa Ana, impulsada en la época de Las Cruzadas por algunos de los guerreros que lucharon por recuperar la Tierra Santa y descubrieron nuevos textos cristianos que el catolicismo oficial nunca avaló, sino con la devoción al sol de los habitantes prehistóricos de las islas (la cumbre de Gran Canaria cuenta con varios yacimientos prehispánicos que marcan los equinoccios, o los solsticios, como Risco Caído).

Esas conexiones "envuelven en el misterio" el corazón de la ciudad antigua de Las Palmas de Gran Canaria. Este arquitecto ha redactado y publicado ya dos artículos detallados en relación a sus tesis e insiste en defenderlas, aún a sabiendas de que podrían "levantar dudas" entre algunos creyentes o suscitar el escepticismo de otros estudiosos.

Porque su deseo -explica- es poner en conocimiento de sus vecinos y del mundo que su ciudad natal también puede ofrecer escenas únicas, "como las del sol colándose por Stonehenge" que dan la vuelta al planeta en imágenes que periódicamente son captadas en ese monumento neolítico británico, invitando a debatir sobre los motivos de su origen y, sobre todo, observar su belleza y disfrutar de ella.

"Creo que puede ser incluso un atractivo turístico más de la ciudad, que lleve a sus visitantes a acudir a la catedral para intentar sacarse una foto especial jugando con los efectos de la luz del sol", afirma.