Más de 1.000 especies pueblan los fondos marinos de Las Palmas de Gran Canaria. Desde las temidas carabelas portuguesas hasta los simpáticos y coloridos pejeverdes. La playa de Las Canteras es el lugar idóneo para observar a cientos de crustáceos y pecesillos. Una de las mejores formas de disfrutar de esta riqueza es mediante la práctica del snorkel.

Entre La Puntilla y Peña la Vieja, la playa cuenta con una rica variedad de ecosistemas. Arenales, sebadales, cuevas y áreas rocosas se reparten por todo el perímetro. Una barra de rocas areniscas protege la orilla, por lo que se forma una balsa conocida como la Dársena. En sus tranquilas aguas la vida se multiplica y sus fondos cristalinos permiten disfrutar de esta fantástica actividad deportiva.

La escasa profundidad y la presencia de cavidades y campos de algas crean un lugar propicio, entre otras cosas, para la cría. El mejor momento para sumergirse es con la marea baja; ya que es cuando se dan las condiciones de aguas tranquilas y seguras. Incluso, los niños pueden hacer snorkel en Las Canteras, concretamente en una zona conocida como el Charcón.

Bajo el agua, el alga Cymopolia barbata otorga un color verde intenso al lecho. "Hacen que cuando te sumerges veas una vista maravillosa, además de servir como refugio a miles de peces", señala Cristina Camacho, deportista de cazafotosub en apnea y monitora de snorkel. En esta zona se pueden encontrar sargos, abades, fulas o rascacios. Sin olvidar a la carmelita, Myrichthys pardalis, la "mascota" de la playa, "que a pesar de tener forma de serpiente, es un pez totalmente inofensivo y tímido", recalca.

Entre los invertebrados, sobresalen moluscos como la Tylodina perversa, cuyos cuernitos amarillos sobresalen entre las rocas, por encima de su pequeño cuerpo. También hay pepinos de mar, erizos o pulpos, la mayoría con una actividad nocturna, "eso no quiere decir que durante el día no se puedan avistar", indica la monitora.

Aunque hay una gran cantidad de especies a lo largo de todo el año, es en septiembre cuando llega un simpático visitante. Las mantelinas, un tipo singular de raya, acude a finales de verano para desovar en sus arenales. Estos animales están la mayor parte del tiempo enterrados, preparados para cazar, por lo que se deben extremar las precauciones para no pisarlos, pues su color marrón les ayuda a camuflarse.

Pese a que estas especies están habituadas al ser humano, se debe evitar seguirlas, observarlas con precaución y, sobretodo, no darles de comer para no alterar sus hábitos. "Nosotros observamos, y ellos hacen lo mismo, no hay que olvidar que el mayor depredador por naturaleza es el ser humano, somos la especie peligrosa", apunta Camacho. No obstante, si se avistan bajo el agua medusas lo mejor es alejarse y evitar así sus picaduras. Por lo demás, la práctica de este deporte es apta para toda la familia, pues se realiza en zonas de escasa profundidad y con tiempo benigno.