Por separado ya resultan imponentes, pero al observarlos en conjunto, uno tras otro, parecen conformar una inmensa cubierta cuya eslora sumada rozaría el kilómetro, al alcanzar los 911 metros. Al habitual trasiego del Puerto de Las Palmas se sumó ayer la visita de tres colosos de los océanos que por unas horas fondearon en la zona exterior del muelle Nelson Mandela -La Esfinge- dando al horizonte marino de la capital una peculiar silueta que sorprendía a los palmenses en el primer viernes de agosto.

El de mayores dimensiones y capacidad de este trío de reyes del transporte marino, el metanero de bandera marshalesa Shagra, procedía antes de llegar a Gran Canaria del puerto de Milford Haven, en Gales (Reino Unido), y pertenece a la clase Q-Max, una familia compuesta por 14 buques que se precian de ser los mayores metaneros de membrana del mundo para el transporte de gas natural licuado (GNL).

Construido en 2009 por las firmas coreanas Samsung, Hyundai y Daewoo, todas sus estadísticas resultan incontestables: su eslora, de 345 metros, es idéntica a la del legendario transatlántico Queen Mary 2, y en su cubierta podrían caber tres campos de fútbol consecutivos sin problemas de aglomeraciones. Su arqueo bruto es de 163.922 toneladas, dispone de una capacidad de almacenaje de GNL que asciende hasta los 266.000 metros cúbicos y cuenta con un peso muerto de 130.102 toneladas. Consignada por la firma Marítima del Mediterráneo (Marmedsa), la nave se mantuvo durante escasas horas frente al muelle de la Esfinge con el objetivo de repostar combustible hasta que, en torno a las 18.00 horas de ayer, zarpó para continuar su ruta con destino al golfo de Guinea.

Justo al norte del Shagra permanecía fondeado desde la mañana el petrolero de bandera portuguesa Montesperanza, propiedad del grupo vasco Ibaizábal. La consignataria Berge se encargó de prestar servicios al buque, visitante habitual del puerto capitalino desde su construcción en el año 2012.

En esta ocasión se mantuvo tan sólo unas horas en el Puerto, las necesarias para repostar combustible. Aunque sus dimensiones globales resultan menores que las del Shagra, no pasa por ser un petrolero de pequeño tamaño. Pertenece, de hecho, a la clase Suezmax -su calado es de nueve metros, lo que le permite atravesar el canal que separa África de Oriente Próximo- y cuenta con una eslora de 274 metros, además de una manga de 48 metros.

Icono nigeriano

El último de los mastodontes marinos que recalaron ayer en Las Palmas de Gran Canaria es el LNG Abuja II, un novísimo buque metanero -su construcción concluyó en 2016- con bandera de Bermudas. El nombre de la nave hace referencia a la capital nigeriana, cuya primera dama, Aisha Buhari, participó en su ceremonia de bautismo realizada en Seúl -las firmas coreanas Samsung y Hyundai fueron las encargadas de su construcción- el mes de abril del pasado año. "El barco lleva el nombre de Nigeria por todo el mundo", declaró entonces la esposa de Muhammadu Buhari.

Con sus 292 metros de eslora y su manga de 47,8 metros, es el quinto de una serie de seis nuevos cargueros de gas natural licuado de última generación y se ha convertido en uno de los símbolos de la empresa nacional de gas natural licuado del país africano. En su interior puede transportar hasta 174.904 metros cúbicos de este combustible. Su visita a Las Palmas de Gran Canaria fue fugaz: permaneció junto al muelle Nelson Mandela el tiempo justo para cargar aceite y desembarcar a parte de la tripulación de la nave. En todas estas labores fue atendido, al igual que el Shagra, por la consignataria Marmedsa.