El termómetro del paseo de las canteras marca 28 grados. Las nubes grises inundan toda la playa, pero el aire que sopla es caliente y provoca el sudor y las ganas de darse un baño a los visitantes de la famosa playa de Las Canteras. A la orilla del mar, una veintena de chicos y chicas se estiran y calientan sus músculos en círculo, preparándose para entrar en el agua fría y convertirse en los próximos vigilantes de la playa.

Su monitor les observa de pie, cerca del puesto de vigilancia. Gonzalo Santana, técnico de formación de la Cruz Roja, imparte los cursos de Primeros auxilios, salvamento y socorrismo acuático en piscinas y playas y Desfibrilación externa semiautomática, ofertados gratuitamente por el consistorio del Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria, en colaboración con la Cruz Roja.

Jacinto Ortega, concejal de Juventud, asiste al simulacro de ayer. "Por los recientes ahogamientos producidos en diferentes playas de nuestras Islas parece óptimo, importante y necesario la implantación de este tipo de cursos que enseñan a los ciudadanos a socorrer a aquellas víctimas del mar". El concejal asegura que el área de Juventud del Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria ha formado en los dos últimos años a 60 jóvenes en salvamento acuático, gracias a los cursos impartidos dentro del programa juvenil Espacio de Oportunidades. "De esta manera se enriquece la formación de los jóvenes y se incrementa la posibilidad de que encuentren un trabajo de este ámbito al terminar su aprendizaje". Ortega afirma que varios de los alumnos que han participado en los cursos anteriores han conseguido con éxito un empleo relacionado con el salvamento marítimo.

En un entorno donde la playa es un lugar concurrido durante los doce meses del año, parece lógico invertir tiempo y esfuerzo en la implantación de proyectos o programas que no sólo ayudan a los jóvenes a incorporarse al mundo laboral, sino que además incrementa la seguridad y la confianza ciudadana en los espacios abiertos o playas del municipio y de la propia isla.

Este curso de 100 horas está destinado a jóvenes del municipio capitalino de entre 18 y 30 años, y les enseña a manejar las herramientas para auxiliar a los bañistas que puedan tener problemas.

"Tuvimos que hacer unas pruebas físicas para poder acceder al curso", dice Irene Naranjo, mientras observa a sus compañeros que simulan un salvamento marítimo. Primero se imparte una parte teórica, "después nos metemos de lleno en la parte práctica, haciendo simulacros de emergencia en el mar", comenta Irene. "Pasé por una situación de ahogamiento con un familiar, y quería aprender cómo ayudar a otras personas a salir de una circunstancia así".

Algunos alumnos salen del agua con un compañero en brazos, Irene se apresura a ayudarles.

Los alumnos aprenden todo lo necesario sobre el salvamento marítimo, cómo sacar a una víctima del agua y realizarle una resucitación cardiovascular, entre otras cosas. Santana afirma que los chicos reciben una formación muy completa para todos los ámbitos en los que sea necesario el salvamento marítimo; piscinas, parques acuáticos y espacios abiertos o playas. "Me gustaría dedicarme a esto en un futuro. Es una profesión muy activa que te obliga a estar atento y en guardia, y si puedes ayudar a las personas, mucho mejor", concluye Irene una vez terminado su ejercicio.

Son muchas las motivaciones personales de cada alumno, pero, en general, coinciden en que ven necesario que todos los ciudadanos cursen este tipo de actividades donde se enseña a saber manejar situaciones difíciles y de mucha tensión. "Creo que todo ciudadano debería apuntarse a un curso de primeros auxilios básicos, para saber tratar paradas respiratorias, ictus y demás tipos de circunstancias que se pueden dar en la vida cotidiana", declara Rubén Santana, de 19 años.

El mar se ve en calma, pero la calima y la panza de burro oscurecen el paisaje y ensombrecen el sutil oleaje. La playa de Las Canteras está llena de gente. Algunas personas nadan, practican snorkel o se aventuran hasta La Barra, que protege la orilla del fuerte oleaje del norte. Da la sensación de que en cualquier momento las nubes podrían caer sobre su propio peso, convirtiéndose en agua y enturbiando la marea. "En el ámbito acuático, lo primero que se necesita es que la persona tenga un buen conocimiento y un buen manejo del medio", declara Santana. "Es imprescindible para poder hacer un rescate con seguridad". Los alumnos aprenden, en diferentes fases, a lidiar con los percances que puede traer la mar, como las fuertes corrientes oceánicas