No sería hasta mediados del siglo XX cuando la Vega de Santa Catalina sintiera los aires y las caricias del nuevo Hotel... aquella esencia del XIX, emanada de la "marca inglesa", se extendió por todos los rincones de este nuevo Hotel que fuera, según el sentimiento más difundido, "reconstruido", aun cuando solo se respetara la planta del viejo establecimiento inglés y se construyera dos torretas o cúpulas emuladoras, en su estructura central, de aquellas que distinguían al que fuera uno de los hoteles más importantes de Europa.

Muchos años, más de un cuarto de siglo, transcurriría para que se tomara una decisión definitiva sobre la vieja estructura hotelera y que, por unas u otras causas, nadie quería hacerse cargo de ella, a pesar de los esfuerzos de las distintas corporaciones capitalinas que publicaban de continuo, durante años, convocatorias de arrendamiento.

Tres soportes, elementos fundamentales, se tuvieron que dar cita a fin de que se hiciera realidad construir una nueva edificación que fuera heredera del viejo Hotel inglés del XIX: la Junta Provincial de Turismo, el general don Francisco García-Escámez e Iniesta y nuestro ayuntamiento. La Junta de Turismo encargó al arquitecto don Miguel Martín-Fernández de la Torre la "reconstrucción" del Gran Hotel Santa Catalina, el impulso económico lo daría el Mando Económico de Canarias y el ayuntamiento se encargaría de todo el proceso amén de colaborar grandemente en la recaudación de fondos.

La construcción

Así se iniciarían las obras de una edificación nueva, trabajo que se encargó de llevar a cabo la empresa constructora Entrecanales y Tavora. El 14 de diciembre de 1949, el arquitecto y diseñador del nuevo Hotel certifica que, bajo su dirección y según la memoria, proyectos y presupuestos... ha sido reconstruido el edificio del "Gran Hotel Santa Catalina", en solar y terrenos de lo que fue Hotel de dicha denominación.

El aroma y las fragancias de esta nueva arquitectura y su decoración interna tuvieron una clara paternidad en los hermanos Martín-Fernández, Miguel y Néstor; si bien, asimismo, participaron excelentes artistas: Arencibia, Márquez y, desde luego, un excelente grupo de operarios, todos ellos canarios.

En escrito número 2.698 de fecha 20 de junio de 1952, dirigido al señor gobernador civil de la Provincia (que presidía la Junta Provincial de Turismo), la alcaldía recordaba:

Como seguramente conoce ese Gobierno, el "Gran Hotel Santa Catalina" ha sido construido con fondos del suprimido Mando Económico del Archipiélago, obtenidos con un gravamen sobre las importaciones en esta Isla de la gasolina y otros carburantes. La Corporación Municipal ha contribuido a su vez con unos 3.000.000 de pesetas, obtenidos a préstamo del Banco de Crédito Industrial, Crédito Hotelero, para el decorado y adquisición del mobiliario.

La compañía Hostelería Unida, S. A (HUSA) o la "Husa", como se la conocía familiarmente en aquellos ambientes en los que ejercía la dirección, fue la empresa pionera que gestionó, durante más de un cuarto de siglo este importante Hotel. En mayo de 1952 se abrió al público y la inauguración oficial se llevó a cabo el 6 de diciembre.

La ciudad de Las Palmas de Gran Canaria disponía, otra vez, de un establecimiento hotelero que marcaría época, de un Hotel urbano de excelencia, que ofrecía los mejores servicios, no solo al turismo, en ese arranque definitivo que se observaba en esa década, también a los sectores económicos y financieros y a los grancanarios que hicieron de este espacio su lugar preferencial para sus encuentros y reuniones. Desde entonces, el nuevo Gran Hotel Santa Catalina, forma parte de ese conjunto de hitos especialmente referenciales de la vida ciudadana, a los que por lo que son o por lo que han llegado a significar en la vida colectiva se les toma un cariño especial (M. Trapero).

La empresa hotelera HUSA consideró que este nuevo Hotel, renacido, se merecía un inicio inaugural de altos vuelos, de excelencia acorde a su edificación emblemática y servicios que prestaría... No solo asistirían autoridades y prensa isleña, las invitaciones se extenderían por todo el resto de España. La empresa fletó un cuatrimotor (de Aviación y Comercio, la conocida compañía de aviación AVIACO: Bloch 161 Languedoc, con una velocidad de crucero de 350km/h y que podía transportar a 33 pasajeros) que llegó a Gando el 5 de diciembre, después de hacer escala en Casablanca para recoger al alcalde de esta ciudad. Algunos de los personajes que estuvieron presentes en esta apertura oficial y en la gran cena inaugural fueron: director general de Aviación Civil, secretario general de Turismo, director general de Aviación y Comercio, jefe de la sección de hostelería de la Dirección General de Turismo, director de Air France, delegado del servicio comercial de la Compañía de Coches-Camas, representante de K. L. M. en España, etc, etc, además de las distintas agencias y medios de comunicación.

El mundo del turismo no solo se hizo eco de que Las Palmas de Gran Canaria disponía de un nuevo Hotel de lujo, también, a través de este importante grupo de personas que nos visitó, de las excelencias de una Isla con unas singularidades y belleza sin igual. Fue una gran idea que este grupo de personalidades, antes de regresar a sus lugares de destino, visitara los rincones de nuestra Isla.

La dirección del Hotel, en estos primeros años, la ejerció don Ángel Lucía, joven profesional con ideas modernas, activo y con idiomas, que procedía del Hotel Parque, inaugurado años antes. De la cocina se hizo cargo don Enrique Javel, de la escuela francesa (a finales de 1953 se incorporó al Gran Hotel de París-Montecarlo). Le sustituyó don Roberto Mutti, de la misma escuela y que llegaba de Londres. En 1958, es nombrado jefe de cocina el ínclito don José Vila Barrio y durante 40 años dirigió las cocinas del Catalina, como así llamaba este afamado y entrañable cocinero a su Hotel. Después de jubilado y junto al también admirado don Valentín Añor García, primero camarero y después maître que fue del Hotel, pasé muy agradables veladas en las que estos personajes de nuestra historia hotelera, desgraciadamente ya fallecidos, me contaban historias y respondían a mis muchas preguntas sobre nuestro Hotel favorito. En un hotel es de suma importancia la dirección del establecimiento y de las cocinas, de ahí que haya dejado estas pinceladas históricas refiriéndome a estos primeros directores. No cabe duda que la excelencia en los servicios es clave para clasificar un hotel y el servicio está conformado por el personal del establecimiento:

El personal

Aspecto importante, y que hay que resaltar, fue siempre el personal del hotel, unos profesionales que asimilaron desde el principio la significación de este establecimiento y que cumplieron con rigurosidad, amabilidad y cortesía sus funciones. No era extraño, ni aún hoy, encontrarse con profesionales que llevan trabajando más de treinta años en el Santa Catalina. Por esta época el personal que conseguía trabajo en el hotel podía decir que tenía asegurado su futuro, ya que este establecimiento era considerado como una verdadera escuela hotelera (de mi libro Hotel Santa Catalina. La Esencia 2002-p. 55).

Quisiera añadir y, sobre todo, significar, a un personaje que trabajó en el Hotel durante muchos años y que fue su director, me parece, más representativo, me refiero a don Pablo Barbero Sierra. Gestión Hotelera Internacional, S. A., se hizo cargo del Hotel, recién rehabilitado, en abril de 1983 y por estas fechas aparece Pablo Barbero trabajando en el Hotel. En un escrito, fechado en mayo de 1987, observo a Barbero ya como director y así continuaría hasta ya entrado el siglo XXI (dejó el Hotel en octubre de 2005). Indudablemente, pocas personas conocen el Santa Catalina, en su aspecto operativo moderno, como él. Cuando Hotelera Nueva Canaria, S. A., se hizo cargo definitivamente del establecimiento, en 1994, don Juan Padrón, presidente de la corporación, confirmó y confió plenamente en el señor Barbero para que impulsara a esta joya hotelera y así lo hizo, gestionando directamente cada rincón de este entrañable Hotel. Durante su dirección, concretamente en septiembre de 2000, el Hotel consiguió la primera certificación española de la calidad hotelera en Gran Canaria. En alguna ocasión, me comentó Barbero que lo más importante para un director era contar con un buen equipo y se felicitaba por ello. Cuando se inauguraron, en 1998, las nuevas instalaciones lo vi feliz disfrutando del gran paso que dio el Hotel. Actualmente, Pablo Barbero, lucha a diario, a través de su mente y de su corazón, para que su vida vuelva a la cotidianeidad de su trabajo, a la cercanía de su familia y al afecto de sus amigos. De seguro que lo conseguirá y podrá ver su Hotel, nuevamente remozado, sobre los cimientos, que en gran parte, él colocó con su dedicación, esfuerzo y trabajo.

Reampliado

Una vez inaugurado el Santa Catalina, fue tal su aceptación que, en 1955, tres años después de su inauguración, tuvo que ser ampliado y también en 1959 y en 1961. En los últimos años de gestión de la Husa, la dirección hotelera venía advirtiendo de la necesidad de un remozamiento total del Hotel. En 1981 se cierra el establecimiento y se emprende una obra de rehabilitación cuyo costo alcanza los 400 millones de pesetas. El Hotel se abre en 1983 adjudicándose su gestión a la empresa ya citada: Gestión Hotelera Internacional, S. A. (HUSA finalizó su contrato en 1980 y no se presenta al correspondiente concurso de explotación).

Todas estas obras de ampliación, rehabilitación y remozamiento fueron a cargo del ayuntamiento, propietario del emblemático edificio y fueron obras ciertamente importantes, pero las que realmente significaron un empuje de excelencia y un paso hacia adelante en cuanto a la modernidad hotelera, fueron las obras emprendidas por Hotelera Nueva Canaria. S. A., todas a su cargo y que supuso para el Hotel disponer de nuevos espacios imprescindibles en la actualidad para un hotel de categoría: un nuevo salón de actividades, garaje, gimnasio y spa center aqua vital (estos dos últimos espacios de los más completos de la Isla en esa época), amén de la rehabilitación de las habitaciones y espacios comunes y de modernizar los servicios de seguridad y suministro de aguas. Todo ello se celebró en 1998, cuando se cumplía el 75º Aniversario de la adquisición del Hotel por parte del ayuntamiento.

Concurso público

Como consecuencia de la finalización del contrato de arrendamiento de Hotelera Nueva Canaria, S. A. U. y en base al Pliego de Cláusulas particulares del Contrato de Arrendamiento de Industria del Hotel Santa Catalina, publicado por el ayuntamiento, se ha presentado un grupo de empresas, consolidadas y ciertamente eficientes, para dirimir la convocatoria presentada por nuestra corporación municipal. Son estas las empresas hoteleras presentadas: Grupo Juan Padrón (Hotelera Nueva Canaria, S. A. U., actual arrendataria) en unión de Riu Hoteles; Grupo Hotusa (Hoteles Turísticos, S. A)/Eurostars Company; Daminvest/VIK Hoteles; Grupo Barceló; y Grupo Martinón, S. A en unión de NH Hotel Group.

Muy pronto sabremos cuál de estas empresas se hará cargo de la gestión del Santa Catalina, de seguro que conocerá la historia de este Hotel, considerado, en 1952, entre los mejores del mundo ( La Prensa, 31-01-1953); que sentirá la significación de esta edificación, patrimonio ciudadano; visto por el arquitecto Sidney Clark (cuando se inauguró) como el más artístico y lujoso, de cualquier tamaño, fuera de las Américas y que impulsará, además de su desarrollo social, el aspecto cultural en todas sus facetas. En el número 9 de Isla, recordada y entrañable revista, puede leerse que el Hotel constituye: un exponente del arte canario y en él nuestros artistas, han logrado sus más acabadas y felices expresiones.

El Hotel Santa Catalina cumple a la perfección las condiciones por las que un hotel se considera bien situado: entre la ciudad y el Puerto, rodeado de jardines, a la vera del mar y alejado de calles y edificaciones. Nuestro Hotel hereda las condiciones que hicieron posible la llegada de aquellos viajeros del XIX y, desde mediados de los cincuenta del XX, es partícipe principal del comienzo de un turismo sostenido que fortalece a Gran Canaria. Pero también, y sobre todo, el Santa Catalina, es receptor de una gran parte de la historia de esta Ciudad, de tal modo, que si no se contara la historia de este Hotel, la de Las Palmas de Gran Canaria estaría incompleta. Indudablemente, nunca sabremos lo que acontece o ha sucedido entre sus paredes, aquellos aconteceres más íntimos, de toda índole, que no son objetos de ser conocidos. El Hotel Santa Catalina, en su larga existencia, posiblemente sea el Hotel que más pueda contarnos de la historia de la Ciudad: episodios o sucesos pequeños o grandes, sencillos o complejos, de importancia comercial o financiera, de características sociales, culturales o deportivas, de amores y desencuentros, de situaciones muy tristes. Y también de alegrías inmensas.

Cierta magia

En mi corretear por el mundo, permítaseme esta expresión, he llegado a la conclusión de que los hoteles poseen cierta magia, unos más que otros, según las esencias con las que se envuelven y según los ojos y sentires de los que recorren sus estancias. Un Hotel no es solo un lugar para alojarse, es también y diría, sobre todo, la proyección de la vida, de las actividades de sus huéspedes y visitantes y, para algunos, según circunstancias, un lugar para vivir, incluso un hogar. En alguna ocasión he recibido la satisfacción de escuchar frases elogiosas del Santa Catalina: "Tenéis un hotel que es una joya", metal precioso que conformó su arquitecto plasmando sus ideas en suelos, columnas, techos, arcadas, terrazas, puertas, apliques, mobiliario... fue el hacer de una esplendorosa obra de arte que envolvió en la mágica belleza de su estructura externa.

Este Hotel, como empresa que es en definitiva, tendrá sus fines económicos, objetivos lógicos y saludables y que, además, coincidirán con los de las demás empresas hoteleras repartidas por toda la Isla, y es lo que se desea para la empresa que gane el concurso de arrendamiento. Pero que también se tengan en cuenta las visiones y los sueños de este Hotel que ha caminado por la senda de tres siglos; que es punto de referencia y de encuentro y patrimonio de la Ciudad, no debemos olvidarlo, como tampoco debemos olvidar que siempre fue la imagen representativa de la mejor hotelería; en definitiva, la esencia. Suerte a todos los grupos que se han presentado y al ganador, la enhorabuena y acierto en sus decisiones desde el comienzo de su gestión.