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Toda una vida por su barrio

La dirigente vecinal María Aurora Pérez Pérez, quien falleció en enero, recibió un homenaje al ponerle su nombre a una plaza de Schamann

Toda una vida por su barrio

Hay personas que sienten un especial apego por su barrio y por las gentes que les rodea. Ese lugar que se convierte en su mundo. Personas que saben expresar ese cariño dándolo todo para mejorar su propia vida y la de los suyos. María Aurora Pérez Pérez fue una de estas luchadoras. Sus amigos y familiares la recuerdan con gran cariño por todo lo "generosa" y "buena persona" que llegó a ser pese a dejar este mundo hace unos meses.

Durante años luchó por mejorar la vida de su la gente de su barrio de toda la vida como presidenta de la asociación de vecinos de Schamann. Intentaba ayudar a todo aquel que le planteara un problema, todo aquel que se acercara. Tras fallecer en enero de este año, el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria decidió darle un sentido homenaje a su labor. Primero nombrándola Hija Predilecta a título póstumo durante las Fiestas Fundacionales el pasado junio. Después dándole su nombre a una plazoleta arbolada entre las calles Alceste y Doctor Jiménez Neyra.

El pequeño parque, a la sombra de una espesa arboleda, está en mitad del grupo de casitas del patronato Francisco Franco que se entregó en Schamann en 1948. Se trata de una de las primeras urbanizaciones que se realizaron en Ciudad Alta, cuando esta aún era un mar de parcelas agrícolas. Una época en la que solo habían unas casas de autoconstrucción y sus habitantes tenían carencias de todos los servicios básicos. Desde el asfaltado de las calles hasta el alumbrado público.

María Aurora nació en 1947 en la calle Suárez Naranjo, en la zona baja de la capital, barrio de Arenales. Hija mayor de cinco hermanos, pocos meses después ella y sus padres se mudaron a la vivienda que les entregaron en la zona recién colonizada de Schamann. Al igual que otras tantos grancanarios, llegaron allí para quedarse hasta el final de sus días.

Las calles eran de tierra y las casas eran contadas. Había que montar un barrio de cero. Ya de mayor, María Aurora trabajó durante años para sacar adelante las múltiples necesidades que siguieron surgiendo en su vecindario. No obstante, no todo es tener en las manos los servicios básicos, pues en cualquier barrio siempre surgen necesidades de toda índole.

En los ochenta trabajó en Galerías Preciados. Posteriormente, estuvo afiliada al PSOE y a UGT. Tal y como aseguran sus allegados, nunca quiso sobresalir ni en el partido ni en el sindicato, solo quería ayudar a la gente. "Le gustaba quedarse detrás, en la trastienda, no quería tener protagonismos", señala su hermano, Valentín Pérez Pérez.

En su desarrollo como líder vecinal logró fundar la Asociación Real de Las Palmas. Fue, durante muchos años, presidenta de la Asociación de Vecinos Schambenito. "Se dedicó en cuerpo y alma a la lucha vecinal" reconoce María Ángeles Sánchez, amiga y presidenta de la asociación de vecinos Avecalta. "Así fue hasta que calló enferma y no pudo más", continúa.

Entre sus logros, la dirigente vecinal de Schamann consiguió que 74 familias consiguieran las escrituras de sus viviendas en aquella urbanización del Patronato franquista que la vio crecer. "Luchó coco a codo con muchas otras causas, sobre todo contra las torres del Canódromo, un lugar donde solo se buscaba la especulación del suelo en perjuicio de los vecinos de Ciudad Alta", indica Sánchez.

Aunque falleció en enero de este año, son muchas las personas que siguen guardándole un gran aprecio. En varias ocasiones el Consistorio se planteó nombrarla Hija Predilecta, un honor que ella siempre rehuyó. "Decía que no le gustaban esas distinciones", reconoce su hermano.

El espacio arbolado que ahora lleva su nombre se encuentra en la barriada que vio crecer y correr a Aurora. Su hermano Valentín y su hermana Esther asistieron a finales del pasado septiembre al emotivo acto de homenaje que preparó el Consistorio capitalino. El alcalde de Las Palmas de Gran Canaria, Augusto Hidalgo, y el concejal de Ciudad Alta, Mario Regidor, descubrieron la placa que ahora lleva el nombre de su querida hermana.

"Tener una hermana que hizo tanto por la gente es un auténtico orgullo, te toca la venita y siempre será muy querida entre muchos vecinos", apuntó Valentín, mientras se emocionaba al recordar las hazañas de Aurora. Del acto, describe que fue "emocionante" ver como quedaba su nombre inmortalizado en la pequeña plaza de un barrio que fue "su vida".

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