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Patrimonio El futuro de un edificio histórico

Ultimátum al Cabildo de los dueños por la compra del Palacio Quintana

Los propietarios advierten de que han recibido ofertas de varias franquicias y no van a esperar más

Ultimátum al Cabildo de los dueños por la compra del Palacio Quintana

La familia Domínguez González, dueña del Palacio Quintana, situado en la esquina de la plaza Hurtado de Mendoza con la calle Muro, ha advertido a los responsables del Cabildo de Gran Canaria que no está dispuesta a esperar más tiempo en relación con la compra del edificio, que permitiría ampliar la Biblioteca Insular y ocupar toda la manzana. El Cabildo aún no se ha decidido y sigue estudiando la oferta de compra que le hizo la familia, según aseguraron fuentes de la institución.

Miriam y Matías Domínguez, portavoces de la familia, aseguran que llevan más de dos año esperando a que el Cabildo se decida a comprar el edificio y que no pueden esperar más tiempo, porque han recibido ofertas de varias multinacionales para adquirir el histórico inmueble. El precio de venta del palacete, que se anunciaba el año pasado en internet por 3,5 millones, es menor a los 2,5 millones de euros, aseguraron. Esta familia también fue propietaria del edificio de al lado, el denominado Palacio de Doña Úrsula Quintana Llarena, que vendieron al Cabildo hace varios años y que en la actualidad forma parte de la Biblioteca Insular, tras su rehabilitación.

"Cuando llegó el actual gobierno al Cabildo", explica Miriam Domínguez, "fuimos a hablar con el consejero de Hacienda, Presidencia y Patrimonio", Pedro Justo, "y nos dijo que les interesaba. Incluso llegaron a hacer una tasación exterior del inmueble, que se parecía mucho a la del banco. El precio entra dentro de lo razonable. Y se llegó a hablar de que se intentaría hacer todo lo posible para que la compra se cerrara este año. El pasado 15 de septiembre los servicios jurídicos tenían todos los informes necesarios para que el gobierno insular adoptara el acuerdo, pero el pasado lunes nos dijeron que no era posible cerrar la compra este año".

Los hermanos Domínguez, que también son dueños del asadero de pollos La Plazuela, aseguran que tienen "otras opciones encima de la mesa. No vamos a esperar más", advierten, "aunque nos encantaría que este edificio fuera destinado a uso cultural, pero no podemos estar esperando toda la vida. La indecisión del Cabildo puede provocar que la casa termine en manos de otras personas. Queremos que se la quede el Cabildo, pero no podemos posponerlo más". Aseguran que siempre ha habido interés por parte de los sucesivos gobiernos del Cabildo de Gran Canaria por adquirir la totalidad de la manzana. Señalan que varias franquicias americanas se han interesado por el inmueble y están dispuestos a firmar el contrato de compra-venta. Al respecto explican que las multinacionales quieren utilizar la magnífica fachada del edificio para promocionar sus marcas.

El Palacio Quintana, al igual que el edificio de al lado, el de Úrsula Quintana, fue diseñado por el arquitecto Manuel Ponce de León, aunque también participaron Fernando Navarro, que también diseñó el edificio principal de la Biblioteca Insular, Laureano Arroyo y Francisco de la Torre.

Un mismo proyecto

Aunque los dos edificios pertenecieron inicialmente a propietarios diferentes, Ponce de León los diseñó como si formaran parte de un mismo proyecto, lo que hizo pensar a muchas personas que ambos fueron un mismo inmueble, aseguran Miriam y Matías Domínguez. De hecho, primero se construyó el palacete romántico de Úrsula Quintana, cuyas fachadas dan a las calles Muro y Remedios, en 1869. Diez años más tarde, se inició la casona que hace esquina con la plaza de las Ranas. Las casas nunca estuvieron unidas, señalan los hermanos Domínguez, cuya familia llegó a poseer ambos inmuebles.

Indican que el palacete de La Plazuela adquirió el nombre de Quintana, por su cercanía al edificio de doña Úrsula. La casona sufrió varias reformas a lo largo del siglo XX. En 1907 se añadió el torreón mirador y la última gran reforma, aclaran, tuvo lugar en los años 30, después de que la adquiriera Francisco Domínguez González, un exportador de tomates, natural de Agüimes, y abuelo de los hermanos Domínguez González, Cuentan que Francisco Domínguez compró la casa por 300.000 pesetas (1.803 euros). "En los años 30, esa casa costó lo mismo que tres viviendas en la calle Mayor de Triana", sostienen. Mucho más cara costó la reforma y la nueva decoración del palacete, que fue dirigida por el arquitecto Miguel Martín-Fernández de la Torre. La reforma costó unas 600.000 pesetas (3. 606 euros). Los azulejos que decoran el interior del edificio, por ejemplo, fueron traídos expresamente de Bélgica. Los materiales utilizados para la decoración interior encarecieron bastante la remodelación. La venta del palacete romántico, traerá consigo la desaparición del famoso asadero de pollos La casa tiene protección ambiental, lo que obliga a respetar la fachada y tiene una superficie de más de 600 metros cuadrados.

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