Las Palmas de Gran Canaria pierde habitantes por cuarto año consecutivo, según los datos del Instituto Nacional de Estadística. En este tiempo, 4.633 personas se han dado de baja del padrón municipal después del incremento de población casi ininterrumpido desde que arrancó el siglo. En aquella mítica fecha del 2000, el municipio tenía solo 358.518 residentes, mientras que el pasado año se cerró con 377.650 habitantes.
El récord en este periodo de 17 años lo batió 2011, que llegó a los 383.343 ciudadanos. Una cifra que se mantuvo en 2010 y 2013 con 383.308 y 383.050 habitantes, respectivamente, después de que en 2008 se rompiera la barrera de los 380.000 vecinos al contabilizarse en el censo 381.847 personas.
Entre 2014 y 2015 se dieron de baja 2.517 vecinos, que se sumarían a los 768 que se registraron entre 2015 y 2016 y a los 1.348 entre 2016 y 2017. En total, 4.633 habitantes menos hasta llegar a la cifra de 377.650 de 2017 -194.769 mujeres y 182.881 varones-, una cantidad muy similar a la que tuvo el municipio en 2003 y 2007.
El profesor titular de Geografía Humana de la Universidad pública de La Laguna, José León García Rodríguez, apunta a que la pérdida de población de la capital de los últimos cuatro años se debe a la crisis económica que ha provocado que los inmigrantes que llegaron al municipio con la bonanza económica se marcharan tras la destrucción de empresas y puestos de trabajo. "En términos generales, la caída de habitantes se debe a la crisis económica porque la población de las Islas ha crecido gracias a los inmigrantes, fundamentalmente en la última década del siglo. Hemos perdido población en todas las Islas", asegura.
Siglo XX
García señala que aunque Las Palmas de Gran Canaria haya crecido a lo largo del siglo XXI, el crecimiento absoluto lo experimentó en los años 60 y 70 del siglo XX, cuando la ciudad asimiló casi 100.000 habitantes en la década de los 60 y otros 80.000 en la década de los 70. "Entonces, no se debió a la inmigración exterior, sino a la inmigración interior, del campo a la ciudad. Después de esas décadas, la ciudad no ha crecido tanto; prácticamente poco. Los más de 360.000 vecinos que registró en 1980 son bastante cercanos a los del padrón del 1 de enero de 2017. Es decir, que en casi cuarenta años Las Palmas de Gran Canaria solo ha crecido en 17.000 habitantes", subraya el demógrafo.
El profesor de Geografía Humana advierte, no obstante, que los datos que recogen los padrones no siempre reflejan la realidad porque la población inmigrante "no siempre se inscribe en el padrón, y si se marcha no se da de baja como correspondería. Ahí permanece durante un tiempo hasta que el INE les da de baja de oficio".
"La propia dinámica de la estadística, con sus normas y sus leyes, hace que no podamos tomar al pie de la letra los datos del padrón. Al margen de ellos, hay sin embargo otra información o datos no reales en el tiempo que nos ayudan a analizar lo que está sucediendo", puntualiza el profesor. En este sentido, señala el crecimiento vegetativo de la población -la diferencia entre nacimientos y defunciones-, un dato que nos ayuda a entender también la pérdida de habitantes. Según los datos del Instituto Canario de Estadística (Istac), desde 2011 a 2015, el saldo ha sido negativo, incrementándose paulatinamente en estos años.
"Desde el punto de vista natural, la población ha envejecido. No somos los más viejos de España, pero tenemos un saldo negativo importante", reflexiona el profesor, que indica que todos los cambios que ha experimentado la sociedad en materia económica, social y cultural en estas últimas décadas han influido en la tasa de fecundidad. Es decir, en el número de hijos por mujer que tienen las mujeres y que son necesarios para que haya una reposición demográfica en el municipio. Canarias está hoy en 1,06, muy por debajo de la media Española, que está en 1,33.
"La sociedad ha cambiado mucho. La incorporación de la mujer al trabajo, el desempleo, una juventud más prolongada son factores que cambian los patrones demográficos", explica José León García, que aboga por el fomento de políticas estatales de ayudas económicas y de conciliación de vida laboral y familiar para incrementar la natalidad en la región y en España.
El presidente del Colegio Oficial de Ciencias Políticas y Sociología de Canarias, Josué Gutiérrez Barroso, se manifiesta también en la misma línea de impulsar políticas de fomento de la natalidad. En su opinión, no solo es que los inmigrantes hayan dejado de venir, sino que la juventud canaria ha emigrado fuera en busca de trabajo "aunque las cifras en este aspecto son difíciles de determinar", sin olvidar la caída de la natalidad de las últimas décadas. "En el municipio y la Isla, en general, la población entre 14 y 30 años ha caído casi en un 50%, lo que supone un problema alarmante porque la juventud ha dejado de ser importante desde el punto de vista del voto y, por tanto, de políticas específicas para ellos", afirma Barroso, experto en estudios relacionados con la juventud. También en cuanto a la repercusión que sobre las pensiones y reemplazo poblacional tendrá en un futuro no muy lejano el que no haya nuevos nacimientos.
