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"Todo es una conspiración para quedarse con el consulado"

El cónsul de Rusia queda libre sin orden de alejamiento tras negar que maltrate a su ex

La letrada Teresa Campanario sale del juzgado con Gonzalo Parada, cónsul honorario de Rusia. Quique Curbelo.

El Juzgado de Violencia sobre la Mujer número 2 de Las Palmas de Gran Canaria dejó ayer en libertad al cónsul honorario de Rusia en Canarias, Gonzalo Parada. La magistrada María Auxiliadora Díaz no impuso medidas cautelares al investigado porque no aprecia peligro para la expareja de éste, de 45 años, que lo ha denunciado por supuestos malos tratos, con intentos de agresión e insultos en la oficina que ambos comparten en la capital grancanaria. No hay parte de lesiones y el caso parece la palabra de uno contra la del otro, sin datos objetivos que acrediten la violencia. De ahí que la juez no acordase una orden de alejamiento.

"Todo es absolutamente falso", declaró Parada, de 67 años, a la salida de la Ciudad de la Justicia. El cónsul no sólo negó los intentos de agresión, las amenazas y las vejaciones, sino que acusó a su excompañera de montar una conspiración con un letrado para echarlo y quedarse con el consulado.

El abogado aludido, José Antonio Penichet, que desmiente cualquier tipo de confabulación, está citado como testigo para el próximo día 9 de febrero, entre otras personas, como el hijo que la expareja tiene en común, un empresario y un empleada del consulado.

Penichet, que lleva los asuntos de la oficina consular, espera aportar pruebas que respalden la acusación de Marina V. El letrado la animó a denunciar tras revelarle malos tratos verbales y situaciones humillantes en el trabajo, del tipo eres una "puta" y "una inútil", "no sirves para nada". El abogado conserva mensajes en los que ella le cuenta esos "malos tratos psicológicos" y la supuesta agresión con el puño que ella esquivó. Esto ocurrió el pasado mes de noviembre en la ofician de la capital grancanaria, donde sólo trabajan los dos, y es lo que ha desencadenado la denuncia.

La mujer, que está representada por Eduardo López Mendoza, asegura que se vino de Rusia en 2003 con un hijo de otra relación. Convivió con el cónsul en su casa unos meses, pero éste empezó a tratarla mal al quedarse embarazada, por lo que se separaron. Además de los insultos y el fallido puñetazo, Marina sostiene que la menosprecia delante de su hijo, que ha colocado cámaras en la oficina para vigilarla y que la suele acosar.

Cámaras para vigilarla

Parada, que es defendido por Teresa Campanario, aclara que las cámaras están desde 2013, antes de que Marina empezara a trabajar, y que enfocan a su ordenador, no hacia ella. Afirma que nunca le ha "levantado el puño" ni la ha humillado delante de su hijo. También niega los insultos sexuales, y aclara que no vivieron juntos ni han tenido una convivencia formal de 16 años en casas separadas, pues Marina sólo se quedaba en su vivienda cuando venía de vacaciones y la relación, según su declaración, se rompió hace mucho años y no en 2016, como señala su ex.

Parada ha prescindido de los servicios de Penichet por la "deslealtad" de organizar a sus espaldas actos oficiales en nombre de Rusia, entre ellos una actividad con la Cámara de Comercio que no contó con su aprobación, con la correspondiente queja a sus superiores en Madrid. "Me quieren echar del consulado", desvela el investigado como causa de la denuncia interpuesta contra él.

La juez, antes de tomarle declaración, paró el procedimiento durante tres horas para decidir si enviaba o no la causa al Tribunal Superior de Justicia de Canarias (TSJC), pero finalmente se quedó con el caso al considerar que los cónsules honorarios no gozan de esa inmunidad diplomática.

Durante ese parón de tres horas, ocurrió un hecho que generó revuelo y cierta desconfianza en el Juzgado de Violencia. Marina llamó desde el consulado porque el "agresor" estaba "encerrado" en su despacho y tenía "mucho miedo", reclamando incluso que fuera la policía por su "seguridad". Los funcionarios le respondieron que era imposible porque Parada seguía en la Ciudad de la Justicia. La denunciante aclaró luego en su testifical que vio luz en la oficina y creyó que era él.

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