El Centro Iniciativas y Turismo (CIT) ha de salir del Pueblo Canario para dar paso a las obras, como saldrá el Museo Néstor, pero a nuestro principal museo de pintura se le ha proporcionado un lugar para la guarda de su patrimonio y luego, lógicamente, volverán las obras de Néstor a su lugar? Al CIT de Gran Canaria se le ha notificado que ha de salir y, según mis noticias, sin vuelta y sin dar una alternativa para el acondicionamiento de su patrimonio documental, que es nuestra historia del turismo. De seguro, que nuestras autoridades locales encontrarán una solución a este asunto llevado, quizás, un tanto precipitadamente, al no medir sus consecuencias.

El CIT, año tras año, abona al Ayuntamiento el correspondiente alquiler y su secretaría actúa, también, como oficina de turismo, sin percibir subvención alguna?, posiblemente sea la oficina de información turística por la que pasan cada año más turistas y todo ello desde que se inaugurara el Pueblo Canario en 1956, lo cual quiere decir que el CIT acumula en su haber una antigüedad de más de medio siglo como inquilino. Son razones más que suficientes para que este Centro grancanario, que promociona nuestra principal fuente de ingresos, defiende los intereses del empresariado del turismo, conserva en sus archivos una importante documentación histórica que tiene que ver con la ciudad y con la Isla, tenga las debidas consideraciones y, desde luego, un más que merecido respeto. Quiero añadir en este párrafo un dato que, posiblemente, pocas personas conocen: Según Orden de Presidencia del Gobierno de fecha 12 de noviembre de 1935, se declara a la Federación Española de Sindicatos de Iniciativas y Turismo (Fesit): "Asociación de Utilidad Pública" y a cada uno de los Sindicatos que la integran.

El próximo mes de julio se cumplirán 84 años de su creación. Nació como Sindicato de Iniciativas y Turismo, el 26 de julio, en reunión celebrada en el Cabildo Insular de Gran Canaria. Su primer presidente fue don Federico León Santanach, al que acompañaba como vicepresidente don Emilio Ley Arata y como secretario don Domingo F. Cárdenes Rodríguez. Entre los vocales se encontraba don Néstor Martín-Fernández de la Torre.

Como el amable lector podrá imaginar la primera etapa del reciente creado Sindicato tuvo una actividad plena y una absoluta convicción de su directiva y socios de que la nueva entidad recorrería un camino de esperanzas e ilusiones para Gran Canaria.

Algunas de sus primeras iniciativas fueron estas (es preciso recordar estas cosas, sencillas, una siembra cuyos frutos han recogido quienes han regido los destinos de nuestras corporaciones locales). Con gran ilusión, aquellos primeros artífices editaron folletos sobre las aguas minerales de la Isla, se proyectaron anuncios sobre turismo en las salas de cines, se emitieron sellos turísticos que difundías lugares de Gran Canaria, se organizaron concursos para premiar las casas isleñas mejor adornadas o las mejores fotografías de la Isla, se solicitaba con insistencia la rehabilitación de los viejos castillos, se revalorizaron las costumbres de nuestros pueblos, sus bailes y sus trajes? En cierta ocasión, ante una denigrante emisión de una película sobre Gran Canaria en el extranjero, se presentó una dura queja que dio lugar a la correspondiente reclamación diplomática, retirándose el filme que, injustamente, desacreditaba a nuestra Isla. Y tantas y tantas iniciativas? En 1945, se edita la revista Isla, portavoz del Sindicato y reflejo esencial de un turismo esperanzador. Tres años antes, fue nombrado vocal uno de los más renombrados arquitectos de Canarias, don Miguel Martín-Fernández de la Torre, artífice de este Pueblo Canario que se está rehabilitando.

La sede del Sindicato que estaba en la calle Mayor de Triana se traslada, como ya apunté, al Pueblo Canario, coincidiendo con su inauguración en 1956. Una acertada decisión al considerarse que en este nuevo espacio era el lugar apropiado para que el Sindicato desarrollara su labor en pro del turismo grancanario. En estos más de veinte años transcurridos desde su creación muchas de sus vicisitudes fueron adversas, situaciones muy delicadas que dieron lugar a considerar su desaparición: el bienio 1940-42 fue crítico, también los años 50 y, con posterioridad, en 1979, 1980, 1982 y los noventa del pasado siglo, asimismo, se padecieron problemas. Sin embargo, el CIT, nuestro Centro de Iniciativas y Turismo (denominación que se dio a partir del 6 de abril de 1959), siempre salió adelante, por el empuje de sus directivas, respaldadas por los socios y, claro está, por su significación y objetivos fundamentales, que hacen de nuestro Centro una regia fortaleza: trabajar por el mantenimiento de la belleza natural de Gran Canaria, por su higiene y limpieza, propagando sus excelencias, cuidando y defendiendo el buen funcionamiento del hospedaje, protegiendo al turista y consiguiendo buenas comunicaciones, además de gestionar los asuntos relacionados con el turismo ante las instituciones públicas y privadas, presentando toda clase de iniciativas en beneficio de este sector? En este resumen de su línea estatutaria, ¡qué profundidad de ideas, de conceptos, de intenciones y de realidades!: medio ambiente, comunicaciones, gestión, desarrollo e innovación. Ideas que también son de hoy, puestas en práctica hace 84 años. La historia del CIT, su vida, es parte importantísima de la crónica de nuestra Ciudad y de Gran Canaria.

Hasta aquí unas líneas de la extensa historia de nuestro CIT. Sugiero al lector que desee saber más, consulte las obras: El Centro de Iniciativas y Turismo de Gran Canaria, de Vicente Hernández Jiménez (Real Sociedad Económica de Amigos del País de Gran Canaria. Las Palmas de Gran Canaria. 1994) y El Pueblo Canario. Un Proyecto Inacabado: Del Sueño a la Realidad (Centro de Iniciativas y Turismo de Gran Canaria. Las Palmas de Gran Canaria. 2007), del que esto firma. De esta documentación he extraído las principales ideas que desarrollo en esta crónica.

Los recursos del CIT se fundamentan en las cuotas de sus socios y en algunas ayudas intermitentes y, sobre todo, en el trabajo de sus directivos y socios, principal capital. Pero para resolver el problema actual no basta con esos recursos, se hace preciso que nuestro cabildo, donde nació el Centro y nuestro ayuntamiento, que ha recibido la colaboración constante del CIT, ofrezcan una alternativa de acogida, mientras duren las obras del Pueblo Canario y, desde luego, ofrecerle la seguridad de su sede actual una vez se rehabilite y remoce el conjunto patrimonial que ideó Néstor y construyó su hermano. No habrá duda alguna de que el empresariado grancanario relacionado con el turismo y sus asociaciones, el Skal Club de Gran Canaria y la Asociación de Clubes Culturales y Deportivos de la Isla, estarán de acuerdo en lo que se plantea en este escrito y, en caso necesario, darían su apoyo al Centro de Iniciativas y Turismo de Gran Canaria.

Gran experiencia

El CIT se merece una especial atención, los que creen que ya cumplió su misión caen en el error. Ahora, en la actualidad, tiene su parcela, avalada por su gran experiencia? Ayuda, solidaridad, información, inspección, iniciativas, defensa de la imagen de Gran Canaria, fomentar la amabilidad y el buen trato hacia los que nos visitan e impulsar nuestra convivencia. El CIT es presente, fundamentado en su historia y ha de continuar influyendo en nuestra principal industria para beneficio de Gran Canaria, isla colombina, como la definiera uno de sus presidentes. Resolvamos la actual coyuntura, nuestro turismo lo agradecerá y, como ya indiqué, de seguro que los políticos que nos representan encontrarán el camino para ello.