Cuatro de cada diez personas que duermen en la calle en Las Palmas de Gran Canaria sufren alguna enfermedad mental. Así lo recoge el estudio realizado por Edei Consultores para la Obra Social de Acogida y Desarrollo en el que se alerta de que 176 hombres y mujeres pasan la noche a la intemperie en la capital. "Una cifra significativa tanto por el número como por ser el grupo que vive en condiciones más extremas dentro del colectivo de personas sin hogar", según el informe que tiene fecha de 19 de diciembre de 2017.
El trabajo, que fue presentado hace unos días por la entidad sin ánimo de lucro, "ha permitido una aproximación más focalizada" a esta población de la que se ha podido saber que está formada mayoritariamente por varones procedentes de las Islas. Un perfil que, desde el punto de vista de la ONG que preside el hermano Jesús García Barriga, "representa un componente endógeno que genera situaciones extremas de exclusión social" que tienen como telón de fondo los estragos que ha causado la crisis económica que afecta al país desde 2007.
En este caso, el 88% de las casi 200 personas que duermen al raso en el municipio carecen de ingresos y sobreviven de ayudas esporádicas y el 67,2% están en desempleo, al tratarse de un colectivo con graves dificultades para integrase en el mercado laboral. De hecho, 54 de los entrevistados "no cree que haya ofertas de trabajo" para ellos o para quienes se encuentren en un estado similar al suyo, a lo que se suma un bajo nivel de formación para poder desarrollar un oficio.
La falta de apoyo familiar, cuya relación queda sustituida por la de una "débil red de amigos", es otro de los motivos que ha influido en el proceso de exclusión. A lo que se le suma "una progresiva desconexión" social e institucional por lo que estos hombres y mujeres consolidan uno de los grupos más aislados de la sociedad capitalina. Una situación que se agrava con los numerosos problemas de salud y toxicomanía que padece un elevado porcentaje de los sin techo.
Según recoge el informe, el 86% de estas personas sin hogar reconocen que el elevado consumo de drogas ilegales (59% de los entrevistados) y de alcohol (78%) les impide mantener un trabajo y una vivienda. Las enfermedades mentales que padecen cuatro de cada diez de ellas también son determinantes. Y es que el 44,1% han sido atendidas por psiquiatras y el 39,7% por psicólogos. Unas cifras que se disparan entre los mayores de 60 años de los que el 60% ha recibido atención psiquiátrica y el 60% psicológica.
Asimismo, el estudio revela una "propensión significativa" a tomar psicofármacos a partir de estar durmiendo en la calle". Así lo manifestó el 53,1% de sus consumidores, frente al 47% que reconoció haber comenzado a ingerirlos antes de su situación actual. En el primero de los casos, este hábito se incrementa a partir de los 50 años, llegando a afectar al 73,3% de los que superan las seis décadas de edad. De todos ellos, solo el 25% continúa con el tratamiento que abandonan, sobre todo, los más jóvenes.
En lo que al uso de centros de ayuda se refiere, el análisis determina que es baja ya que tan solo el 47% de los entrevistados tiene en cuenta los lugares de referencia a los que puede acudir, de los que la mitad tiene intención de seguir usándolos con toda seguridad. Entre los principales motivos por los que muchos sintecho se resisten a frecuentarlos están la forma en la que son gestionados, con existencia de normas que se traducen en problemas de disminución de la libertad individual, de intimidad y de relaciones sociales ya que muchos de ellos no quieren tratar con otros de los usuarios. De todos los recursos asistenciales, el comedor social es el que más funciona al ser el lugar al que acuden el 82% de las personas que pasan la noche a la intemperie en la ciudad.
Por último, el estudio hace alusión a la actuación de los trabajadores sociales, cuya labor es importante "dado el alto contacto" que mantienen con estos hombres y mujeres. "El rol de estos profesionales es un eslabón fundamental en las actividades de inclusión social, ya que han atendido al 93% de las personas que duermen en la calle", señala en sus conclusiones este trabajo. Sin embargo, se apunta entre las mismas que existe cierta actitud distante hacia estos profesionales por las expectativas que tiene este colectivo respecto a las demandas concretas que les demandan.
