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Los mil usos del Manuel Lois

En el cuartel, construido en los 40, se proyectó sin éxito un centro de menores, el parque de Las Creaciones, un campus técnológico y una ciudad para el cine

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Acuartelamiento Manuel Lois

Corrían los años 40 cuando las entrañas del barranco de Tamaraceite comenzaron a ser perforadas, abrieron así paso a un laberinto de túneles diseñados con fines estratégicos y militares. Varios polvorines, almacenes para minas, torpedos y hasta una central eléctrica encontraron cobijo en el acuartelamiento del Manuel Lois que fue comprado al Ministerio de Defensa por el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria en 2005. Desde entonces, la obra más ambiciosa del sistema defensivo de Canarias encargada por Franco no ha dejado de dar tumbos en lo que a sus usos se refiere. Centro de menores, parque para la cultura y el arte, punto de encuentro y hermanamiento con África, o ciudad de cine. Ningún proyecto de gran envergadura ha llegado a cuajar en el enclave en el que desde hace un par de años ensayan murgas y comparsas y en cuyo terreno también se prevé la creación de un campo de tiro para la Policía Local. Quién sabe si esto terminará de llegar a buen puerto en un lugar que parece gafado.

Hasta 168.500 metros cuadrados de superficie ocupa el antiguo cuartel que se erigió junto a los casi 8.000 que abarcan sus galerías subterráneas en plena II Guerra Mundial, cuando en España aún estaban frescas las heridas de su propia contienda. Durante varias décadas sus instalaciones estuvieron transitadas y ocupadas por miembros del ejército que hicieron de sus barracones su morada y de su piscina, cancha de tenis o merendero su lugar de esparcimiento. Esta fue su etapa de mayor actividad, ya que la marcha de los soldados en 2001 sumió el complejo en un profundo estado de abandono que dio vía libre al vandalismo. Y así, de punto logístico pasó paulatinamente a vertedero por el que campaban a sus anchas los amantes de lo ajeno que arramplaron con restos de municiones y con todo lo que fuese de cobre.

No obstante, la desidia imperante no hizo recular al Consistorio capitalino que en 2004 cerró un acuerdo con el Gobierno de España para adquirir el Manuel Lois. El convenio se rubricó un año después cuando el acuartelamiento pasó a ser de propiedad municipal junto con el Castillo de San Francisco en una operación que supuso el desembolso en varios pagos de más de 1.525.482 millones de euros de los que más de uno fueron para el complejo militar que, inicialmente, estaba destinado a albergar una escuela de formación medioambiental, según anunció en su día el Ejecutivo local que encabezaba Pepa Luzardo (PP). Esta sería la primera del sinfín de iniciativas inconclusas que estaban por llegar.

Por supuesto, jamás se hizo nada relacionado con el Medio Ambiente. Es más, en 2007 la alcaldesa y la consejera de Empleo y Asuntos Sociales de la Administración Canaria, que por aquel entonces era Marisa Zamora, conversaban en una visita al cuartel sobre la posibilidad de construir en él un centro para menores con medidas judiciales. Esta opción fue criticada por la oposición que lideraba el PSOE, quien con la victoria en las elecciones municipales ese mismo año terminó por cambiar de opinión. El nuevo regidor municipal, Jerónimo Saavedra, negó de entrada tener conocimiento sobre un proyecto que en el mandato anterior no se había cerrado de manera formal. No obstante, en pleno ecuador de su legislatura se retomó esta idea hasta tal punto que se llegó a hablar de la cesión de una parcela de 12.000 metros cuadrados para la construcción de la citada institución.

El resto del enclave estaba llamado a formar parte del gran pulmón verde que recorrería el cauce del barranco desde el también fallido Parque de La Música que estaba previsto en El Rincón. Por el momento, la infraestructura solo era utilizada por las personas que acudían a diario a hacer prácticas y examinarse para obtener el carné de moto en el circuito que habilitó provisionalmente allí la Dirección General de Tráfico. Fue a finales de 2009 cuando nació el Plan Estratégico Proa 2020, donde el Manuel Lois se convirtió en la estrella que el Ayuntamiento pretendía transformar en un gran espacio para la cultura y el arte que, bajo el nombre de Parque de Las Creaciones abanderaba la candidatura de la ciudad para convertirse en Capital Europea de la Cultura 2016.

En este reto se afanó Saavedra durante su gobierno. Con el objetivo de transformar el acuartelamiento en "una especie de Casa de Campo de Madrid o de parque de Montjuïc de Barcelona", salvando las distancias, destinó parte del presupuesto del Plan Zapatero del que salió en 2010 una partida inicial de 4,7 millones de euros para una primera fase de limpieza y rehabilitación, quedando pendiente la adecuación de espacios para artistas de todas las disciplinas, así como para empresarios relacionados con la creación audiovisual y cultural. Fue tal el boom que se le dio al proyecto diseñado por los arquitectos Beatriz Ruiz de La Torre y David Martín Sosa que el alcalde se vio en la obligación de vallar los túneles y poner servicios de vigilancia tanto diurno como nocturno, dado el gran número de curiosos que acudían a la zona.

Las obras comenzaron a hacerse a contrarreloj para conseguir dar la mejor imagen posible al jurado de la Capital Europea de la Cultura 2016 que visitó el Manuel Lois en junio de 2011. Aunque no estaba ni próximo a su culminación, la delegación alabó la iniciativa en la que se valoró positivamente el concepto de convertir un espacio para la destrucción en uno para la creación. Aún así, Las Palmas de Gran Canaria, no logró el título a pesar de haber quedado entre las seis urbes finalistas. A principios de 2012 el Ayuntamiento, dirigido ya por Juan José Cardona (PP) anunció el retraso en la apertura en el parque de Las Creaciones por problemas de seguridad. Ni los más de cinco millones invertidos bajo el mandato socialista hicieron posible que se continuase con el proyecto que, finalmente, acabó en el fondo de un cajón por falta de financiación. Se barajó poco después potenciar usos deportivos y recreativos en él, mediante una fórmula mixta de colaboración público- privada. Tampoco sucedió.

Diez meses bastaron para presentar una nueva idea para el antiguo enclave militar. En el marco del Proyecto Internacional de la Ciudad (PIC), el alcalde popular anunció la creación del Instituto Euroafricano para la Gobernanza, una especie de centro de formación para enseñar a políticos de África la forma de gestionar un gobierno según los criterios europeos. Supuestamente contaban con el apoyo de representantes de la ONU, así como del Ministerio de Exteriores de Francia y varias universidades francófonas. Casi un año después, en octubre de 2013, el Manuel Lois volvía a saltar a la palestra, esta vez, como futuro campus tecnológico en el que desarrollar la capital desde un punto de vista digital mediante la iniciativa FI- WARE.

Laboratorio

El objetivo era poner en marcha este laboratorio en el primer trimestre de 2014 y para ello la pretensión era aprobar una modificación de crédito de 110.000 euros para mejorar tanto la instalación eléctrica como los accesos del complejo en el que se reparten 23 edificios agrupados en cinco bloques. Sin embargo, en junio de ese año en el que debía estar ya funcionando Campus Tec, la cosa volvió a dar un giro de 180 grados. Ahora el Cabildo de Gran Canaria era quien empezó a contactar con empresas relacionadas con el mundo cinematográfico a las que atraer hacia el estudio audiovisual que se empezó a perfilar para el cuartel.

Desde dirección de cine, hasta efectos especiales, castings, maquillaje o fotografía se visualizaban dentro de la infraestructura que estaba llamada a convertirse en una ciudad para el séptimo arte, Alisios Studios, que contaría con platós y una renovada piscina para las filmaciones acuáticas y hasta un dronódromo. Pero lo máximo que llegó a hacerse relacionado con el cine fue un curso de iniciación de actores especialistas, promovido por Stunts Canary Islands e Imaco89 en enero de 2015. Asimismo, sirvió de almacén logístico donde se construyeron varios decorados de la película Palmeras en la nieve (2014), o de escenario para algunas escenas de Allied (2016), ambas rodadas en parte en la Isla. Nada más.

La llegada del tripartito, el último cambio de gobierno local, también supuso una variación de planes. Y eso que durante la campaña electoral, Augusto Hidalgo pretendía reactivar la zona a través de la industria cultural. Pero una vez más, la realidad se impuso a las intenciones. Y es que a pesar de ser aprobada de manera unánime en el pleno de noviembre de ese año una moción presentada por Unidos por GC para potenciar el uso de sus instalaciones en la formación y promoción audiovisual, aquello quedó meramente en el gesto.

Lo único que sí ha sido dicho y hecho es la llegada al recinto de los grupos del Carnaval. Los nuevos inquilinos, una decena de murgas y una comparsa, se trasladaron a sus instalaciones donde actualmente cuentan con locales de ensayo donde los gastos de luz y agua, así como el mantenimiento, corre a su cargo. El año pasado también se estudió la posibilidad de construir un centro de acogida para los animales abandonados en la capital, pero la idea no tuvo mayor trayectoria. Ahora, el Ayuntamiento ha anunciado la creación de un parque de tiro para que los agentes de la Policía Local puedan practicar, ya que a día de hoy carecen de un espacio adecuado para ello en la ciudad. Se proyecta de cara al próximo mandato. Habrá que esperar todavía un par de años para ver si esta iniciativa engorda el listado de todo aquello que pudo ser, pero que no fue, en el Manuel Lois o, por el contrario, esta vez sí que sale para adelante. En cualquier caso, podrá sumarse a los mil usos previstos para este cajón de sastre.

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