Hubo un tiempo en el que las campanas marcaron el ritmo de Las Palmas de Gran Canaria. Y es que en aquellos días en los que no existían teléfonos móviles ni internet estos dispositivos sirvieron de fuente de información para los vecinos cuyo sonido avisaba de muertes, accidentes, bodas, inicios de misas o, simplemente, la hora. Su repique, que aún se mantiene de fondo en la ciudad, fue el protagonista del paseo nocturno que se celebró ayer por el casco histórico de la capital con motivo de su 540 aniversario.

Bajo el título Torres, espadañas y campanas arrancó el recorrido que tuvo como punto de partida la plaza de San Agustín, donde se congregaron decenas de personas. El cronista oficial, Juan José Laforet, ejerció de maestro de ceremonias en el encuentro que se inició con Yavé Medina, personal investigador en formación en ULPGC, quien ahondó brevemente en las ´campanas con ecos agustinos´. Durante su intervención, el joven recordó la importancia de la torre que hay en medio de la iglesia de San Agustín y el Palacio de la Justicia que, en sus más de 300 años de cimentación, "ha sido testigo directo" de los cambios de la zona. Sobre ella, además, reposan cuatro campanas, dos de las cuales fueron hechas aquí, mientras que de las otras dos, una fue creada en Península y la otra en Alemania.

La siguiente parada del paseo fue en la calle Doctor Chil donde reposa la iglesia de San Francisco de Borja. Uno de los templos fundados por la orden de los jesuítas que, en sus orígenes, contó con tres campanas. Estas, contó la doctora de la ULPGC Lía de Luxán Hernández, fueron ´apadrinadas´ por José María Pinto de Rosa, Pedro Morales o Manuel Campos Padrón, quienes contribuyeron económicamente a la construcción del templo. Actualmente solo se conservan dos de estos dispositivos ya que uno de ellos fue cedido a la parroquia de la Virgen de la Vega.

No muy lejos, se erige la iglesia de Santo Domingo en la plaza del mismo nombre, cuya espadaña no escapó del fuego del holandés Pieter Van der Does en 1599. Aún así, fue reconstruida con cuerpo simple de dos alturas donde hubo dos grandes campanas hasta los años 40 del pasado siglo que, tras ser dañadas por otro incendio, fueron enviadas a la Península para ser refundidas. Los nuevos ejemplares fueron colocados en 1941 bautizados como San Pedro Mártir, y como Jesús, José y María, según José Concepción Rodríguez, doctor y profesor e investigador en Historia del Arte.

Acto seguido, tomó la palabra el historiador Miguel Rodríguez Díaz de Quintana en la plaza del Espíritu Santo donde el templo con el que comparte nomenclatura y que data de 1607 perdió su espadaña original. La existente en el siglo XIX fue modificada por Manuel Ponce de León al ser más grande la nueva campana que habían encargado para la pequeña ermita que hasta 1867 tenía que pedirla prestada a la Catedral de Santa Ana.

Precisamente esta fue la última parada del recorrido, donde el profesor e investigador en Historia, Gustavo A. Trujillo, recordó que el templo tuvo campanas desde sus orígenes, si bien las primeras también fueron robadas por el corsario holandés. Posteriormente, fueron colocadas otras seis con procedencia flamenca de las que tres aún se conservan. El colofón de la noche lo puso el profesor del Conservatorio Superior de Música, Sergio Alonso, que interpretó Campanas de Las Palmas de Camille Saint-Saëns.