El ruido del taladro acompaña a los trabajadores que van de una planta a otra cargados con herramientas y materiales con los que ultimar los detalles antes del gran día. Aún quedan cosas por hacer, por pulir, pero todo el mundo trabaja en equipo y a contrarreloj para que todo esté perfecto a finales de semana. Y es que, este sábado, la Casa de Galicia volverá a abrir sus puertas tras cuatro años cerradas después de que un incendio calcinase su primera planta y subiese por toda la parte trasera del edificio, que ya luce una imagen muy distinta después de las obras de reforma. No obstante, para ver el resultado final habrá que esperar al acto inaugural en el que estarán el presidente del Gobierno de Canarias, Fernando Clavijo y su homólogo de la Xunta gallega, Alberto Núñez Feijóo.

Según explica la responsable de medios de la entidad, Maruchi García, precisamente serán los dos líderes políticos regionales los que, al son del grupo de gaiteros Asubios de Portacedeira y de la banda de gaitas de la casa, se encarguen de descubrir una placa que irá colocada en la fachada donde también existe un hermanamiento entre ambas comunidades autónomas. "La parte de arriba se ha recubierto de granito gallego, pero la de abajo es de cantería de Arucas que yo mismo he ido a elegir", explica Braulio Míguez, vicepresidente del organismo que celebrará la segunda parte del acto inaugural en el Auditorio Alfredo Kraus en el que también habrá representación insular y municipal, así como de numerosas instituciones y, por supuesto, de la masa social que ahora conforman 230 familias.

Ellos, los socios, serán quienes más disfruten de las instalaciones en las que se han invertido casi un millón de euros, de los que la Xunta de Galicia ha aportado 100.000; el Cabildo de Gran Canaria 180.000 y el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria tiene previsto realizar una subvención de 90.000 euros a la que también hay que sumarle otros 234.000 euros del seguro. Una ayuda económica sin la que "no habría sido posible" realizar la obra para la que, aún así, la entidad también tuvo que pedir un préstamo de 200.000 euros. Y es que además de tener que lidiar con la devastación que dejó el fuego y la posterior inundación que sufrió el inmueble, era necesario adaptar el edificio a las todas las normativas vigentes.

Un proceso que ha pasado por colocar instalaciones nuevas y hacer accesible la sede, desde su entrada hasta los cuartos de baño que se reparten por las cuatro plantas de algo más de 300 metros cuadrados cada una en las que se ha realizado la rehabilitación. También se han tirado paredes y se han remozado muros para ganar espacio, luz, ventilación y un aspecto más moderno, aunque sin perder la esencia. Esto se ha traducido en un reparto nuevo de las estancias, que tienen dos grandes joyas: el bochinche para los socios que hay en la tercera planta y el salón de actos de la primera, en el que ahora caben más de 300 personas, 90 más de las que entraban antes.

Esta última sala también cuenta con un escenario de madera y un cuarto para el cambio de vestuario. En ella, además de las actuaciones de la casa, también se podrán realizar conferencias, según comentó Míguez, quien además ha sido a petición de sus compañeros el supervisor de los trabajos de rehabilitación que empezaron el pasado 14 de febrero. Esta estancia también será el lugar en el que se monte de nuevo y por segundo año consecutivo la tienda solidaria para la campaña de navidad que arrancará en septiembre.

Justo en el piso de arriba está el salón de ensayos tanto para la coral como para la escuela de gaita. Allí también se podrán dar charlas y jugar al dominó, así como disfrutar de la luz que traspasará los cristales de la pequeña cúpula que se va a colocar en la azotea.

Ésta, a la que llaman de broma "el chill out" quedará disponible para todas aquellas personas que quieran alquilarla para celebrar cualquier tipo de eventos. "Aquí estamos haciendo lo básico, dejándolo en condiciones, y poco a poco iremos cambiando más cosas", comenta el vicepresidente de la Casa de Galicia.

En la segunda planta también irá la biblioteca, una sala para el archivo y otra para los peregrinos del Camino de Santiago. Por último, en el tercer piso se ha ubicado la sala de juntas que conserva la enorme mesa de madera por la que han pasado todos los directivos del organismo y que "gracias a Dios no se perdió con las llamas", apostilla Míguez. En esta planta también se emplaza el aula de la juventud en la que los socios más pequeños podrán entretenerse mientras echan raíces en la entidad de la que serán herederos. Asimismo, hay una sala de fríos "para la elaboración de postres y de la empanada gallega" que cuenta con una parte destinada a la cocina que tendrá fogones, freidora, grill, horno y tren de lavado; así como hay una pequeña terraza descubierta en la que la intención es colocar un jardín vertical de hierbas aromáticas.

No obstante, no todo es nuevo en el remozado edificio. Como homenaje a la infraestructura primigenia que albergó en su día a la fábrica de Tabacos Herrera, se han conservado algunos de sus ladrillos que lucen a modo de decoración en la recepción. Y es que la entidad, que celebra este año su 67 aniversario, está cargada de historia. De ella también formarán ahora parte la decena de empresas y los numerosos trabajadores que han contribuido a hacer realidad la reapertura de la Casa de Galicia después de cuatro años de obligatorio cierre. "Tengo que decir que aquí nadie ha mirado el reloj; que si se ha tenido que venir un sábado, se ha venido y que si se han tenido que echar horas extras se han echado porque todo el mundo se ha volcado con nosotros para que esto se pueda abrir el sábado", quiso resaltar Braulio Míguez.

Tan solo quedan unos días para que la sede vuelva a abrir sus puertas a socios y vecinos que encontrarán en ella también formación para voluntarios. Para degustar los manjares del restaurante que regentará un empresario gallego cuya identidad todavía no se puede revelar, habrá que esperar aún hasta finales de septiembre. Pero al igual que ocurre con el resto del edificio, las obras para su reinauguración van ya viento en popa.