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Llega la alegría del Sáhara

Más de 200 niños saharauis llegan a Canarias para disfrutar del verano a través del programa 'Vacaciones en paz'

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Medio centenar de niños saharauis visitan el Cabildo

Mariam apenas chapurrea español pero lo controla lo suficiente como para contar algunas de las cosas que más le gustan de Gran Canaria. Además del pollo, el queso y la fruta, que son algunos de sus alimentos favoritos, a esta pequeña de 11 años le encanta ir a la piscina ya que lo que es la playa, directamente, no le atrae lo más mínimo. No sabe explicar por qué, pero lo que sí sabe es que durante los próximos meses de verano se lo va a pasar en grande en su casa de Teror. De ello se va a encargar la familia de María García Falcón, una de las más de 200 que este año participan en el programa Vacaciones en paz que permite a miles de niños saharauis salir de las altas temperaturas de los campamentos de refugiados en los que también conviven con el hambre y la falta de medicinas. Muchos de ellos visitaron ayer las instalaciones del Cabildo insular en las que el presidente, Antonio Morales, les dio la bienvenida antes de disfrutar de un variado y colorido desayuno.

Mientras los chiquillos corretean, comen y arman su propia fiesta en la que no faltan cantos y bailes, los 'padres' inmortalizan el momento y comparten experiencias. "Es algo muy bueno", cuenta García Falcón. Ella se enganchó el año pasado a esta iniciativa con la que lleva toda la vida en contacto gracias a la prima de su madre, Ana Rosa Domínguez González, quien abrió las puertas de su casa a los menores del Sáhara hace más de dos décadas.

"Mi hija mayor tenía en ese momento 17 años y quería una hermana pero yo no me quedaba embarazada. Entonces me enteré del programa de Vacaciones en paz y me apunté y en el proceso me quedé embarazada y le puse a mi hija el nombre de la primera niña saharaui que vino a mi casa: Darjallah". De eso han pasado ya 21 años y esa niña se ha convertido en una mujer cargada de valores que sigue la estela de su progenitora incluso hasta los campamentos de refugiados que ambas han visitado. "Es una de las cosas más bonitas que he vivido", asegura Darjallah Delgado Domínguez quien ya planea junto a su prima María García un nuevo viaje al lugar a cuya historia se siente, de algún modo, ligada.

Y es que no solo es su nombre, también han sido las nueve niñas con las que ha crecido cada verano desde que llegó al mundo. "Mi madre cuenta que cuando era pequeña y empezaba a hacer calor ya le preguntaba que cuándo iban a venir las niñas", recuerda divertida. Todas ellas le han regalado vivencias y momentos que jamás olvidará y por eso no ha perdido el contacto con ninguna. "Hace unos días, de hecho, hablamos con Mana, que era la niña que ha estado viniendo durante seis años a casa y a la que le tengo un cariño especial", confiesa sin poder ocultar la nostalgia que le produce el que la niña no haya venido este año, porque como ella misma dice, "ahora les toca a otros disfrutar". Y este verano el turno de Iman, quien además de ser prima de Mariam es hermana de aquella Darjallah con la que empezó todo en la casa de los Delgado Domínguez.

Y este año también ha comenzado una historia en el hogar terorense de Himar Henríquez Vera y su pareja gracias a la llegada de Hussein. Es el segundo verano que él pasa en Gran Canaria y a pesar de los pocos días que lleva en su nueva familia, Henríquez asegura que ya está completamente adaptado. "Le gusta mucho la fruta y se come cuatro o cinco plátanos a diario", cuenta divertido justamente cuando el chiquillo le pega un bocado a uno al tiempo que le aclara con la boca llena que ese es el "primero". Los dos se ríen. Y es que como cuenta el joven, están encantados con la experiencia que acabará este año en septiembre.

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