Las urbanizaciones de Miller Bajo, Divina Pastora y Las Gaviotas estrenan aceras para los peatones y asfalto para los conductores. Se trata de la segunda intervención que realiza el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria en esta zona del Distrito Centro después de que a primeros de 2017 finalizase la rehabilitación de la calle Francisco Hernández Guerra y parte de la Calzada lateral del centro.

La intervención continúa ahora en la misma Calzada lateral del norte y se amplía a Doctor Rafael García Pérez, Manuel Pérez Navarro, Juan Saraza Ortíz y al Pasaje entre Luis Correa Medina y Rafael García Pérez. El proyecto, con una inversión de 509.129 euros y ejecutado por Petrecan S.L, consiste, principalmente, en repavimentar las aceras y el arcén.

Las obras, que forman parte del Plan de Cooperación del Ayuntamiento con el Cabildo de Gran Canaria, habían sido solicitadas al Ayuntamiento por los propios vecinos, y es que desde hace años no se había realizado ninguna intervención en estas urbanizaciones, situadas tras el castillo de Mata y frente al parque de Las Rehoyas. Los trabajos añorada renovación comenzó pues en marzo y deberán finalizar en seis meses.

La Policía Local tenía previsto ayer cortar la Calzada lateral del Norte en sentido subida al tráfico para actuar en la calle pero finalmente no tuvo lugar porque los obreros aún estaban trabajando en Manuel Pérez Navarro.

El gobierno municipal realizó en 2016 en la urbanización Divina Pastora una primera actuación, que consistió en la mejora de las aceras, el ensanche de algunos tramos, la creación de zonas de pasos entre jardines para que los viandantes pudieran cruzar entre los bloques dado que los edificios cuentan con áreas propias ajardinadas o pavimentadas. También se hicieron rampas para mejorar el acceso y se reparó un muro de contención que se encontraba deteriorado.

La intervención también corrió a cargo de los planes de Cooperación, y la restauración costó más de 207.000 euros. La obra fue realizada por la empresa Conypsa después de ser adjudicada a medios de junio de 2016 y la actuación principal se realizó en la calle Francisco Hernández Guerra, que no tiene salida, y en un tramo de la Calzada lateral del norte. La obra finalizó a primeros del pasado año.

En este segundo proyecto también se están ampliando aceras para ganar espacio para el traseúnte, así como rebajes en los pasos de peatones para las personas con movilidad reducida. Además se están colocando losetas especiales para los invidentes con el fin de que detecten con facilidad los pasos de cebras y final de aceras.

La mejora de la movilidad también incluye la instalación de pasamanos y barandillas dado que algunas de estas calles presentan desniveles. En este sentido, se mejorará la escalera que conecta la calle de Juan Saraza Ortiz con Francisco Hernández Guerra.

Cuando se termine esta primera fase de arreglo de aceras se comenzará con el firme de la carretera. El Ayuntamiento pondrá un arcén nuevo y señalizará los pasos de peatón con material antideslizante. También adecuará la zona de aparcamientos que hay en la Calzada lateral del Norte, Doctor Rafael García Pérez, Manuel Pérez Navarro y Juan Saraza Ortíz. Se redistribuirán los aparcamientos de dichas calles para aprovechar los espacios útiles, además de cambiar algunas secciones de las vías de doble sentido para conseguir un mejor tránsito de los vehículos.

Precisamente, la falta de aparcamientos era ayer una de las preocupaciones de algunos de los vecinos que transitaban por Doctor Manuel Pérez Navarro, en plena obra, ya que la mayoría de los bloques no tienen garaje. "El problema va a ser más grande todavía del que ya hay", comentaba , Juan Navarro, que aseguraba que estaban quitando aparcamiento con la ampliación de la acera y la subida del bordillo. "Antes casi no había y aparcaban quince o veinte coches; ahora no van a poder. Se ve por las mañanas y por las noches dando vueltas a la gente", subrayaba su compañero, Rafael Rodríguez, pese a que ambos jubilados no tienen ese problema porque justo viven en unos edificios con parking subterráneo.

Los dos vecinos, sin embargo, aplaudían el arreglo de las calles por el mal estado en el que se encontraban las aceras, algunas de cuyas losetas se movían al caminar. "En los treinta años que llevamos aquí solo hemos visto pintar los semáforos", puntualizaba Juan.

Otra vecina de Miller Bajo, que no quiso dar su nombre, también protestaba por la reducción de aparcamientos. Según la mujer, la ampliación de acera en Francisco Hernández Guerra había sido innecesaria puesto que no hay negocios en la calle y apenas hay portales con salida a la vía. "¿Qué quieren? que nos salgamos con las mesas y sillas del camping a sentarnos", indicaba. La mujer explicó que los locales bajos de los bloques se construyeron para garaje pero, como entonces no había tanto coche, los propietarios decidieron alquilar los mismos a empresas y aparcar en la vía pública. El incremento del número de coches ha agravado ahora el problema de aparcamiento.