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Las obras complican la vida a un vecino de Tamaraceite

La rehabilitación del barrio impide a Roberto Brito, con insuficiencia renal, llevar una rutina

Las obras complican la vida a un vecino de Tamaraceite

Son las 10 de la mañana y el olor a polvo se hace intenso en la calle San Matías por culpa del derribo de los viejos bloques del Patronato de Tamaraceite. A Carmen Brito no le queda otro remedio que resignarse y mantener las ventanas cerradas, las partículas podrían agravar la salud de su hermano Roberto, quien padece de diabetes e insuficiencia renal y no puede valerse por sí mismo. Por eso espera que el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria les ayude mientras les asignan una de las nuevas viviendas del plan de reposición del barrio. "Solo queremos que le den a mi hermano un alquiler social en otro lado, para poder tener así calidad de vida", matiza.

Mientras Roberto Brito y su familia esperan con resignación el desalojo, los trabajadores avanzan a toda máquina estos días en el derribo de los edificios del otro lado de la calle. La polvareda que levanta la obra le complica, aún más si cabe, su día a día. "El otro día cuando llegué aquello parecía una nube densa de calima", relata Carmen la situación con la que se ha enfrentado. "Por la mañana olía a gasolina toda la calle, son cosas que empeoran su salud", apunta.

Este vecino de Tamaraceite acude tres veces en semana a diálisis, un tratamiento al que ha estado sometido desde el año 1999 para paliar su insuficiencia renal, durante un tiempo en el que también le han transplantado un riñón. La rutina se les ha complicado en los últimos dos meses, pues las obras para derribar los edificios del Patronato han obligado a cortar la calle San Jaime, de tal manera que ahora están inmersos en una "ratonera". "A la ambulancia le cuesta mucho llegar, tiene que entrar de culo para poder salir después", señala indignada Carmen.

Incluso, hay ocasiones en las que los coches mal aparcados en la vía han obligado al personal sanitario a aparcar el vehículo en la calle de arriba. "Ahora nos vemos con el riesgo a exponerlo durante todo ese camino a todo lo que suelta la obra", señala Ramón Suárez, el esposo de Carmen.

"Luego llegamos al hospital, le hacen una analítica y nos preguntan que si fuma", asegura Suárez. "Nunca ha fumado, pero claro, si está aquí dentro encerrado chupando todo eso de la calle, pasa lo que pasa", añade Carmen. "A la vuelta del tratamiento resulta que tiene heridas abiertas por medio cuerpo y, mientras, en la calle toda esa porquería", continúa.

Los mayores problemas comenzaron con el inicio de los derribos. "Antes era abajo, pero han ido subiendo y tenemos ahí mismo la obra", señala la hermana de Roberto por la ventana. La impotencia la llevó en la mañana de ayer a acercarse hasta pie de obra y pedir explicaciones. Durante este tiempo ha hablado con técnicos de la concejalía del distrito Tamaraceite-San Lorenzo-Tenoya sin respuesta positiva. "Deberían de dar prioridad a los enfermos y más necesitados a la hora de desalojar y asignar alquileres sociales", apunta.

"El miércoles mi otro hermano tuvo que pedirles que por favor pararan, le dijeron que se les había acabado el agua en la cuba", señala Carmen. "Estaban en seco prácticamente, he trabajado en la construcción muchos años y eso no se puede hacer", asegura Suárez.

Roberto vive en la vivienda familiar de sus padres, quienes ya fallecieron hace unos años. Lo hace junto a uno de sus hermanos, quien le cuida por las noches. Durante el día recibe los cuidados de su única hermana y de su cuñado. Ellos lo acogerían, pero viven en otro bloque del Patronato, en el paseo de Los Mártires, en un cuarto sin ascensor. "Eso sería peor todavía", apunta Suárez.

En este caso, Roberto vive en un bajo, pero desde su puerta hasta el portal de la calle existen varios escalones y no hay posibilidad de instalar una rampa. "Ya se nos han roto tres sillas de ruedas al subirlo o bajarlo, una vez se nos calló", indica el cuñado. Este vecino de Tamaraceite lleva luchando contra la diabetes hace más de 30 años, pero ha sido en los últimos dos cuando su vida se ha complicado, pues tuvieron que amputarle una pierna. Por todo esto, él y su familia esperan lograr una ayuda municipal que mejore su calidad de vida.

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