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Privados con los guagüeros

Varios usuarios aseguran estar conformes con el trato que reciben de los chóferes, cuya amabilidad fue de lo más valorado en el último estudio de calidad percibida

Privados con los guagüeros JUAN CARLOS CASTRO

El marido de Juani Cabello Ramírez decidió deshacerse "de moto y coche" para ir a todos los sitios en guagua. "Es mucho mejor porque disfrutamos más, vemos más y vamos mucho más tranquilos", asegura esta vecina de La Paterna mientras espera, bonoguagua en mano, a que llegue a la parada de San Telmo la 82. A sus 53 años, es una de las usuarias más fieles al servicio que hace tan solo unos meses se sometió al estudio de Calidad Percibida de 2018 en el que la aplicación para el móvil, la proximidad y accesibilidad de las pardas y la amabilidad de los conductores fue lo más valorado entre los 2.481 encuestados. Y ella lo corrobora.

"No tengo ninguna queja y la verdad es que estoy contentísima", asevera Cabello quien a diario coge la citada línea para acudir a su trabajo. También hace uso de otras como la 22 o la 91, "dependiendo de a dónde vaya". Porque ya sea más lejos o más cerca, el transporte público es su primera opción, entre otras cosas, porque "jamás" ha recibido un trato malo, "todo lo contrario, los conductores han sido siempre muy amables".

Irene Santana Santana también coge a diario la guagua para ir a trabajar, aunque en su caso lo hace desde Casa Blanca III. Suele hacerlo a la misma hora, de ahí que ya se conozca a los conductores, "que son casi siempre los mismos", y pueda afirmar que está "encantada con los chóferes" de su barrio. También lo está con el servicio en general, el cual, desde su punto de vista, "está mejorando bastante" gracias a la app GuaguasLPA y la señalética que permite controlar el tiempo. "Lo único que falta es que tengan más frecuencia a la zona en la que vivo, sobre todo, los fines de semana y los festivos", apunta la joven de 35 años. A pesar de ello, tiene claro que seguirá siendo usuaria de líneas como la 8, la 81 o la 84 que le ayudan a enlazar con las de Global para acudir a su puesto de trabajo como informadora turística en el Sur.

Entre las clientes frecuentes de Guaguas Municipales también se encuentra Néstor Alemán Ortiz. En su caso, la 12 es la línea que más utiliza "por necesidad", por eso valora la buena comunicación que otorga la red municipal que consigue conectar toda la ciudad. En sus viajes, que en la mayoría de los casos parten desde San Telmo, asegura haberse encontrado "de todo" en lo que al personal se refiere. "Hay de todo, algunos son muy amables y respetuosos, pero otros no te dan ni los buenos días o son bastante groseros al cobrar". No obstante, más allá de eso, confiesa no haber tenido ningún problema con los guagüeros de la capital entre los que insiste, "hay de todo".

La 12 también es "el pan de cada día" para Mónica Hernández Díaz. El motivo no es otro que la buena conexión que tiene esta línea con distintos puntos céntricos de la ciudad a los que puede llegar en cuestión de minutos desde el barrio de Vegueta, donde reside. La joven de 19 que va a estudiar Bellas Artes también valora positivamente el servicio que oferta la compañía municipal. "Eso sí, se nota cuando un conductor es nuevo porque la forma de conducir es más brusca", explica divertida sentada en la parada del Hoyo junto a su amigo Moisés Rivero Galván.

Aunque él es de Telde, el hecho de estudiar Diseño de Moda en la capital le ha convertido también en uno de los usuarios de Guaguas Municipales. "El servicio es bastante bueno y los guagüeros son amables y me devuelven bien el cambio, de lo contrario me daría yo cuenta", bromea cuando le preguntan en el mismo tono si alguna vez le devolvieron de menos al comprar el billete. Otra de sus amigas, Iara Suárez Cruz, de 18 años y vecina de Tamaraceite, tampoco ha tenido ningún problema con los conductores de los vehículos amarillos. De hecho, asegura que siempre recibe respuesta a su saludo en cualquiera de los trayectos que realiza, especialmente, en la 12, la 9 y la 91.

Por último, Michelle Sánchez Suárez, que es usuaria de las mismas líneas, además de la 8 que la lleva a su barrio, también tiene buenas palabras sobre el trato de los chóferes. "Ellos son bastante educados, el problema es a veces la gente que se sube a la guagua que no respeta las normas básicas de ciudadanía y ves cómo el conductor sufre porque aunque quiere hacer bien su trabajo y que el resto de pasajeros no reciban molestias, tampoco puede echar a los que las causan", explica. Y es que más de uno es consciente de que en ocasiones estar de cara al público es complicado.

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