Los dueños del remolcador Titán III que viajaba rumbo a Galicia con 2.500 kilos de cocaína, para ser distribuida en Europa supuestamente por la banda de narcotraficantes Los Charlines, funcionaba como un narcobuque a la carta y ofrecía sus servicio de transporte al mejor postor. Fue precisamente la poca discreción con la que vendía sus servicios a todo el mundo, la que propició que las fuerzas de seguridad del Estado lo calaran y empezaran a vigilarle desde que en septiembre de 2016, la Ertzainza lo detectara en el puerto de Bilbao, cuando se llamaba Zumaia II y tenía bandera española.
El narcobarco llegó a primera hora de la mañana de ayer al muelle de Santa Catalina, remolcado por el patrullero Fulmar del Servicio de Vigilancia Aduanera, que lo abordó junto al Grupo Especial de Operaciones (GEO) de la Policía Nacional el pasado 7 de agosto en aguas de las Azores, a 300 millas de Canarias. Además de la Ertzainza, han participado desde el principio en la operación agentes de la Guardia civil.
En el Fulmar llegaron también los cuatro tripulantes del Titán III, dos españoles y dos senegaleses, que fueron detenidos y han sido puestos a disposición judicial, tras lo cual serán encarcelados y así permanecerán hasta que se lleve a cabo su traslado a Vigo. Con estas cuatro personas, entre ellas el capitán del barco Pedro Rodríguez, se eleva a 28 el número de detenidos en esta investigación. La mayor parte de las detenciones se han efectuado en Galicia y entre los detenidos destacan Manuel Charlín y su hijo, que han sido puestos en libertad con cargos, al igual que la mayoría del resto de arrestados.
La droga había sido escondida en el doble fondo del barco, por lo que la operación de rescate de los 84 fardos tardó más de una hora. Del Fulmar se bajaron a tierra unos 14 fardos. La delegada especial de la Agencia Tributaria en Canarias, Carmen Guillén, explicó que todo parece indicar que el remolcador tenía problemas, cuando fue abordado. "Parece que no tenían gasolina ninguna y que les había fallado la máquina que tienen para detectar la cantidad de combustible. Se habían quedado parados", informó Guillén quien añadió que fueron los agentes del GEO los primeros que abordaron el barco de madrugada. El abordaje, explicó, "fue complicado por el mal estado del mar".
Fueron los problemas para remolcarlo, debido a que la narconave tenía dificultades con el dispositivo de arrastre que tampoco funcionaba, según Guillén, lo que provocó que se haya tardado tanto en llegar al Puerto de La Luz desde que se produjo el abordaje el pasado martes. Jesús Martínez Duarte, jefe de la Brigada Especial de Estupefacientes de la Policía Nacional, indicó que en la operación se han invertido "muchos meses" de investigaciones, que han estado centradas en una organización de narcotraficantes gallegos y en el transporte marítimo de estupefacientes.
"Hemos podido evitar", dijo, " que se introdujeran en España más de 2.500 kilos de cocaína, que estaba previsto que fueran distribuidas por Europa" y cuya venta en el mercado, según los cálculos de fuentes policiales, podría haber reportado más de 80 millones de euros, dependiendo de la pureza del producto.
"La organización había dispuesto recoger la droga muy cerca de las costas de Venezuela para posteriormente transportarla a otro barco controlado por el mismo grupo que, en este caso, era un barco pesquero gallego. Es una organización especializada en el tráfico marítimo y en este caso se habían puesto de acuerdo varios" grupos para hacer llegar el cargamento a Galicia, indicó Martínez Duarte, quien añadió que los que transportaban los fardos constituían "una de las organizaciones de narcotransporte más activa hasta este momento".
Según un comunicado del Ministerio del Interior, la "mayoría de los componentes de esta estructura delictiva estaban asentados en el sur de España y ofrecían el barco al mejor postor". Así, desde Bilbao, donde fue detectado inicialmente, "se desplazó a Galicia" donde recaló en A Coruña y en Vigo. El remolcador no paró de moverse. Viajó al sur de la Península, a Marruecos, Libia y a Dakar y en mayo pasado volvió a recalar en Vigo, "en busca de potenciales narcotraficantes que requirieran sus servicios". Es a partir de este momento cuando entra en la investigación la Dirección Adjunta de Vigilancia Aduanera (Dava). El narcovelero ofrece sus servicios a los Charlines, que ya estaban siendo investigados por la Policía Nacional. Fue durante este último periplo cuando cambió su nombre y se puso Titan III, para despistar. Cuando la embarcación tomó rumbo a Sudamérica, a los investigadores ya no les quedó ninguna duda.
El del Titán III es el segundo gran cargamento de droga que se ha interceptado cerca de Canarias en apenas mes y medio. A los 2.500 kilos de esta intervención hay que añadir los 1.850 kilos de coca que fueron interceptados en el penúltimo golpe a la droga que tuvo lugar a finales de junio pasado, tras abordar un narco velero, en una operación conjunta llevada a cabo por Vigilancia Aduanera, la Policía Nacional y la Guardia Civil. El tráfico de droga se ha disparado y en lo que va de año se han interceptado más de 17 toneladas sólo en las operaciones marítimas en España y Portugal. La delegada del Gobierno, Elena Máñez, como Ricardo Arranz, jefe de la Guardia Civil de Las Palmas, destacaron el papel que ha tenido la "coordinación" entre fuerzas en el "gran éxito" de esta operación.
